Epílogo I

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Estaban en su cama, apoyadas en el cabecero de la cama y con sus manos entrelazadas, pasando el tiempo juntas, recordando.

- ¿Te acuerdas de nuestro primer encuentro? - La morena asintió. Imposible olvidarlo.

- Claro.. me tiraste el agua encima. - Comentó riendo.

- Oye - le dio un toque en su hombro. - No estaba yo en mi mejor momento que digamos.

- Y ahí.. - se acercó más a ella - descubrí que la mujer con la que soñaba todas las noches eras tú. - Juntaron sus labios con una sonrisa.

- Y de nuestra no primera cita también, estábamos tan nerviosas... - recordó ahora la morena mordiéndose su sonrisa.

- Y tanto.. pero qué bonito ese bar eh.. ¿cómo se llamaba?

- The Iris Rover, qué pena que lo cerraran.

- Me gustó mucho ese encuentro nuestro.. ahí nos queríamos ya y no lo sabíamos. - Comenzó a reír.

- Ahí nos dimos cuenta de lo importante que éramos la una para la otra.

Y otra vez sus miradas siendo cómplices, siendo una.

Luisita se recostó sobre el pecho de Amelia, acariciandolo, sin querer dejar de recordar cada momento vivido.

- ¿Y te acuerdas cuándo te vi por primera vez bailar? - levantó sus cejas.

Barcelona fue la ciudad para empezar de nuevo. Curiosamente la misma ciudad en la que tuvo que decir adiós. Pero la vida estaba llena de señales y el destino una vez más hizo de las suyas.
Luisita la acompañaba en ese momento y era todo lo que necesitaba. Llegaron un par de días antes y les dio tiempo a hacer turismo. Ambas conocían la ciudad, pero conocerla con ellas de la mano, eso era único y especial.

Un domingo por la noche, en el Gran Teatre del Liceu , las luces se volvieron a encender para Amelia, un foco grande la alumbraba para moverse por ese escenario, sintiendo cada palabra y cada letra de cada canción, sintiendo la música recorrer su cuerpo, sintiendo cada movimiento, haciendo volver esas cosquillas a su cuerpo, esa sensación de libertad cuando se subía ahí, esa sensación de paz. Miraba hacia la primera fila, a aquel asiento en el que estaba sentada su compañera de vida, su novia, mirándola con admiración, emoción y amor. Lo sentía en cada aplauso, en cada lágrima que se quitaba, en cada sonrisa que no se le iba.
Bailó como siempre, sintiéndose mejor que nunca.

- Fue mágico porque estabas tú ahí. - Le dio un toque suave en su nariz.

- Siempre, amor. - Acortó la poca distancia que tenían y volvieron a unir sus labios con un beso suave, tierno.

- ¿Y te acuerdas cuándo hiciste tu primera fiesta temática? - preguntó la morena.

No podían ni querían dejar de recordar. Esa mañana se levantaron melancólicas.

- Uf cómo olvidarlo... - se empezó a abanicar con sus manos haciendo reír a Amelia.

El nuevo pub llevaba abierto unas semanas y para que se hicieran oír, a Luisita se le ocurrió hacer una primera fiesta.
Y se le ocurrió hacerla inspirada en los años setenta.

Tanto María como Marina y Luisita ya se encontraban en el lugar ultimando todo.

María optó por un vestido colorido con un poco de escote y zapato de tacón a juego.
Marina se puso falda marrón que le quedaba un poco por encima de las rodillas y camiseta de rayas a juego.

Un Corazón llamado Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora