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La pequeña Kunpimook Misuk cumplía cinco meses de nacida. Era una niña fuerte y sana, bellísima ante los ojos de cualquier persona pese a su temprana edad. Tenía los ojos de Mina, unas enormes mejillas y unos labios carnosos característicos. No podían esperar menos conociendo a sus progenitores.

Todo parecía marchar bien para los Kunpimook, ante los ojos del pueblo eran una familia tradicional y en la intimidad, donde salían a flote todos los secretos y la coartada, la familia parecía haber encontrado la forma de vivir en armonía.

Eso creía Bambam al menos.

Si tan solo supiera que Mina tenía más secretos. Si tan solo supiera que no le importaba cometer las más grandes injusticias con tal de hacer feliz a su amante.

Mina pudo haberse sentido mal al principio, pero ya no lo hacía cuando en las noches armaba una valija para volver al plan inicial. Si Chaeyoung quería irse con ella, entonces se irían.

(...)

Las cosas se habían complicado más de lo necesario, Mina lo sabía por si misma y Chaeyoung no dejaba de recordárselo.

Ahora no solo tenían que huir de Bambam sino que también de Krystal, quien se había mudado a unas casas de ella y la visitaba diariamente con la intención de visitar a su sobrina. El plan era más difícil de poner en marcha teniendo un par de ojos extra sobre ella, porque si bien Krystal no iba a vigilarla, acababa haciéndolo involuntariamente.

Chaeyoung había tenido un mal presentimiento cuando Mina dijo de conservar la vida en el pueblo, tenía miedo de que todo siguiera igual para ellas y que nunca pudieran tener ni una cuarta parte de lo que les ofrecía Japón.

Tristemente, tuvo razón.

Y podía ser egoísta, pero Chaeyoung no era alguien que se guardara las cosas para sí misma ni mucho menos sacrificaría su felicidad por alguien con quien apenas tenía trato. Por eso, unas noches atrás cuando creyó que ya había pasado tiempo suficiente, no dudó en ir hasta Mina.

"Es tiempo de que decidas, Bambam o yo".

La mayor supo que su amante hablaba en serio, y aunque veía un montón de pros y contras, no dudo ni un segundo cuando le respondió "Tú".

Mina no quería ni pensar en cómo se plantearía Misuk cuando empezara a ser consciente de que le faltaba su figura paterna, no quería ni imaginarse en qué debía responderle, si le contaría toda la historia o si acabaría por privarla de la verdad también. Lo que menos quería era cometer errores tan graves como los que cometió su madre con ella.

Oyó la puerta golpearse y miró a su hija con complicidad, la niña descansaba en su cuna mientras que en la cocina se encontraba Krystal preparándole el biberón a la bebé. Mina tomó en brazos a la niña y como pudo, sacó debajo de la cuna una valija que no era ni muy grande ni pequeña, donde solo cargaba con lo necesario para ella y Misuk.

Abrió la puerta encontrándose con Chaeyoung , detrás de ella se veía un auto con un conductor masculino. La menor inmediatamente tomó la valija, ambas entraron en un estado de alerta cuando oyeron la voz de Krystal.

-¿Quién es? -Se la oía gritar desde la cocina.

-Es un...

-Dile que es un vendedor. -Sugirió la menor en un susurro.

-Es un vendedor. -Repitió Mina con la voz elevada, asegurándose de que la otra chica la oyera.

No esperaron una respuesta, Mina cerró la puerta asegurándose de no hacer ruido y seguido de ello se subió al auto con su amante, teniendo un agarre seguro con su hija, como si alguien pudiese arrebatarsela.

-¿Están seguras de esto? -Preguntó Yugyeom cuando llegaron a su destino.

-Sí. -Respondió Mina sin dudar.

-Si te pedí ayuda a ti, a ti Kim Yugyeom, ¿crees que no estaría segura?

El varón rió mientras daba un ligero asentimiento. -Eso creí.

Yugyeom se había ofrecido a ayudarlas con su equipaje pero Chaeyoung respondió que no sería necesario, eran dos valijas relativamente pesadas y él ya había hecho más que suficiente con alcanzarlas hasta la terminal de tren, considerando que Chaeyoung ya había dejado de acostarse con él y ya no mantenían ningún tipo de relación, no eran más que dos simples conocidos.

Oyeron el llamado a los pasajeros y Chaeyoung se encargó de subir el equipaje, ya que Mina se estaba encargando de tranquilizar a Misuk, quien no dejaba de llorar. Claramente tenía hambre, pero considerando que estaban en un espacio público no podía arriesgarse a amamantar, a menos que quisiera una multa.

Estaba a dos pasos de subir al tren cuando una vez la llamó. Todo en su interior se congeló, incluso juraba haber dejado de sentir su corazón latir.

La pelinegra se volteó de a poco hasta dar con la chica que la había llamado por su nombre. Suspiró, preparándose para el caos que se avecinaba.

-¿Vas a irte así sin más? -Krystal pese a ser bastante inexpresiva era una chica bastante dulce, siempre hablaba con un tono calmo que resultaba tranquilizador cuando tratabas con ella. Excepto cuando estaba molesta, como en ese momento.

-¿Me seguiste? -Preguntó Mina, claramente evitando la pregunta de la contraria.

Krystal rió con ironía. -Primero piensas abandonar a tu familia sin mirar atrás, y cuando alguien te enfrenta, intentas salvarte preguntando lo evidente.

-¿Vas a detenernos, acaso? -Mina volteó un poco, encontrándose a Chaeyoung detrás suyo.

-No. -Respondió con simpleza dejando a la pareja sorprendida, incluso a Chaeyoung quien estaba demasiado predispuesta a hacerle frente. -Quiero que le escriba una nota a Bambam, que le ahorre el mal trago de no saber dónde está su hija, o si está bien al menos.

Sin esperar una respuesta, la chica sacó de su chaqueta una lapicera y una hoja doblada a la mitad. Se acercó a la pareja y se la entregó a Mina, quien dudando la tomó con su mano, sin descuidar a la bebé que tenía en brazos.

Oyeron el segundo llamado a los pasajeros, ahora informando que el tren saldría dentro de quince minutos.

-Rápido. Y que sea buena. -Ordenó, dedicándole a la mujer frente suyo una mirada cargada de amargura.

Chaeyoung tomó a Misuk en brazos para después darle la espalda a Mina, ofreciéndola de apoyo para que se le hiciera más sencillo escribir, lo cual mayor hizo.

Al terminar la nota se la entregó a la mujer, sabiendo que no estaba en posición de pedir nada le rogó que no la leyera. No decía nada que fuese realmente confidencial, pero se sentía avergonzada.

Krystal no se despidió de ninguna de ellas, sólo de Misuk. Entendía a la pareja, pero no podía perdonarlas sabiendo que dejarían una herida en el hombre que amaba.

Dreams | MiChaeng |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora