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Mina odiaba que Bambam tomara su mano de la misma forma que lo hacía Chaeyoung, odiaba verlo tan entusiasmado con los preparativos de la boda. Para ella sería más sencillo si Kunpimook se pareciera más al resto de los hombres, que fuera desconsiderado o que le diera lo mismo todo lo relacionado a su unión legal, que pensara que su trabajo era llegar al altar en un buen traje y ya.

Pero Bambam no era una mala persona, al contrario. Quería hacer feliz a Mina, solo que no sabía que la felicidad de su prometida estaba con otra persona, con la mujer que la visitaba cada noche en sus sueños.

Ni siquiera sabía que Mina había aceptado su propuesta por obligación, vivía en la fantasía de un amor correspondido. Incluso ignoraba el secreto que Mina guardaba en su vientre.

—Estaba pensando... —Habló el pelirosa, llamando la atención de su prometida. —¿Deberíamos incluir alguna opción vegetariana en el menú?

Mina suspiró con cansancio, todos los preparativos de la boda le estaban dando jaqueca. Ya no quería saber nada respecto al tema.

—¿Hay algún vegetariano en tu familia? —Vio al varón negar. —Entonces no será necesario.

La pelinegra se sentía mal al percatarse de la frialdad de su tacto, pero no podía evitarlo. Ella sólo quería a Chaeyoung, no le importaba tener el amor de nadie más.

La pareja siguió caminando en dirección al centro, donde Mina se encontraría con sus amigas y damas de honor para ir por los vestidos de estas. Ella habría sola, pero Bambam se había ofrecido a acompañarla y no supo cómo negarse.

A lo lejos pudo ver a sus amigas, quienes caían en la misma ingenuidad que su prometido. Sana y Momo miraban una las vidrieras mientras charlaban, manteniendo cierta distancia entre ellas. No muy lejos de ellas pudo ver también a Chaeyoung, riendo en compañía de un hombre.

Su corazón se detuvo por un momento, pero inmediatamente su pulso volvió más acelerado, mientras su consciencia intentaba convencerla que no tenía de qué preocuparse. Pero no pudo creerse su propia mentira cuando vio como el desconocido tomaba la mano de la menor y esta, en lugar de quejarse, entrelazaba sus dedos.

Por inercia, Mina dio un ligero apretón a la mano de Bambam. Quería llorar, peor, quería ir y separarlos, incluso quería golpear aquel chico.

Era ella la que mantenía una relación, iba a casarse y tener un hijo con un hombre, pero de todos modos se sentía en derecho de molestarse con su amante por algo tan inocente como una cita con un chico al que recién conocía.

—¿Estás bien?

Mina asintió, volviendo a mirar a sus amigas. —Es sólo que no quiero despedirme. —Mintió, forzándose a sonreír.

Bambam también sonrió, pero con honestidad. Había creído ciegamente en la actuación de su prometida y esta le había dado algo de ternura.

—Nos veremos mañana, cariño. Y en nada ya estaremos viviendo juntos. —Soltó la mano de la pelinegra para poder tomar su rostro. —¿Quieres que las acompañe? Sé que es algo de mujeres, pero...

—¡No! —Interrumpió Mina, algo alterada. —No creo que las chicas estén cómodas contigo presente.

Bambam asintió mientras reía suavemente. Mina podía no estar enamorada de él, pero reconocía que tenía una linda risa y le agradaba oírla.

Sin decir una palabra el pelirosa dejó un pequeño beso en los labios de la pelinegra, para después abrazarla con algo de fuerza.

Mina acepto ese abrazo sin reprochar, incluso cerró los ojos al sentir su cuerpo siendo rodeado por sus brazos. Cuando creyó que era momento de separarse abrió sus ojos, viendo a Chaeyoung y su cita pasar a unos centímetros de ellos. Al notar que seguían tomados de la mano le dio una mirada llena de desaprobación a la menor, dejándola algo confusa y desconcertada.




(...)



Los sueños que compartían solían ser los más dulces, eran tan agradables que no podían pasar como reales, aunque ambas mujeres a veces olvidaban que estaban durmiendo.

Pero este no era uno de esos, parecía más una pesadilla que ambas querían terminar.

—¡¿Por qué tienes que verlo?! —Cuestionó Mina tras haberle reprochado a la menor por su cita.

—No me grites. —Pidió, su voz comenzaba a temblar. —Ya te expliqué que mi madre me obligó.

—¿Y ya también te obligó a que tomaras su mano?

Todo signo de debilidad se esfumó en la menor para adoptar un semblante más serio, molesto. Amaba mucho a Mina y la apañaba en todo, ya lo había demostrado en distintas oportunidades, pero esta vez no estaba en sus planes seguirle la corriente.

—¿Tú te oyes cuando hablas? —Dio dos largos pasos, tomando más cercanía con la mayor. —¿Con qué derecho, Mina? ¡Tú te acuestas con Bambam!

—¡Fue solo una vez!

—¿En serio me crees tan tonta? —Su rostro reflejaba cada vez más como era carcomida por la ira. Mina, cegada por su orgullo, mantenía esa postura prepotente, predispuesta a contradecirla. —¿Una sola vez fue suficiente? Ni siquiera sabes cuánto tiempo tiene.

Pero Mina no esperaba que Chaeyoung sacara a la luz ese tema. Estaba demasiado presente en su cabeza, pero lo hablaron tan pocas veces que llegó a pensar que para la menor estaba olvidado.

—Chaeyoung, yo...

—Despierta. —Suplicó, interrumpiendo a la mayor. —Por favor, no quiero verte. No hoy.

Con todo el dolor en su pecho Mina asintió, siguiendo la orden de la menor para despertar en su cama.

Esa noche no volvió a dormir hasta tarde, tenía miedo de soñar y perturbar la tranquilidad de alguien más.

Dreams | MiChaeng |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora