Dreams | MiChaeng |

12

La cabeza de Chaeyoung estaba echa un lío y culpaba a Mina por eso, su breve y pasiva discusión la había puesto a pensar en cosas que nunca antes se hubiera detenido a pensar por más que estuvieran sucediendo frente a sus ojos.

Era cierto que Chaeyoung usaba a Yugyeom, que al notar como su madre le daba más libertad desde que ellos estaban juntos decidió volver las cosas un poco más serias. Sin embargo, la relación que ella tenía con el chico era muy distinta a la que tenía Mina con Bambam.

Los dos tenían mucha piel, esa era la única razón por la que a Chaeyoung se le hacía fácil seguir saliendo con él aún si odiaba tener citas con cualquier otra persona que no fuera Mina. Aún así, la química que tenía con Yugyeom era indiscutible, y por más dura que fuera la menor, nadie podía mantenerse ajena a una persona con la que había compartido tanta cama.

A Chaeyoung le gustaba Yugyeom, no se comparaba en nada a lo que sentía por Mina, esa mujer era el maldito amor de su vida y estaba por encima de todo y todos. Era por eso que para ella era tan importante que todo saliera bien y acorde a lo planeado, que nada se interpusiera entre ellas y su plan para lograr terminar juntas de la forma que siempre habían querido.

Verse en sus sueños estaba bien, pero hacerlo despiertas resultaba mejor.

—No te duermas, tenemos que hablar. —Dijo en un tono demandante al ver como el chico que estaba a su lado se acomodaba en la cama, cubriendo su cuerpo con las sábanas y adoptando una posición para dormir. Se lo veía cansado pero a la pelinegra no podía importarle menos, su tranquilidad mental era lo único que le preocupaba.

—¿No podemos hablar después? —Su voz había salido algo ronca y desganada, volver a abrir los ojos le había dolido.

—No, es importante. —Chaeyoung se acomodó de forma que quedó sentada en el colchón con su espalda descansando en el respaldo de la cama. Con las sábanas cubrió su pecho, si bien Yugyeom conocía bastante bien su anatomía, no le gustaba quedar tan vulnerable ante él, incluso si solo se trataba de una desnudez post-sexo. —Soy lesbiana.

El varón la miró confundido, dudando de lo que acababa de oír. No tenía correlatividad con lo que acababa de ocurrir entre ellos.

—¿Qué? —Preguntó tras haber tomado la misma posición de ella.

—Lo que oíste, soy lesbiana.

—Acabamos de follar, Chaeyoung. —Dijo con obviedad, pero aún confundido. La chica se veía demasiado seria como para estar bromeando.

—¿Y? Follé con una mujer y me gustó más. —Había sonado brusca, no quería ser hiriente ni dañar el ego del chico, pero le molestaba que estuviera desacreditando lo que estaba diciendo.

A diferencia de lo que Chaeyoung esperaba, Yugyeom no se veía molesto ni ofendido. Él incluso había reído sin ningún rastro de amargura, como si realmente las palabras recién pronunciadas por la menor o la situación en sí le causaran gracia.

—Está bien. —Respondió encogiéndose de hombros. —¿Entonces vamos a dejar de vernos o vas a ser inteligente?

Ahora la que mostraba un signo de confusión era Chaeyoung, había fruncido el ceño de tal forma que el varón comenzaba a cuestionarse su elección de palabras. Creía que la pelinegra lo había malinterpretado cuando en realidad ella ni siquiera sabía cómo tomarse lo que acababa de decirle.

—No entiendo.

—No es lo normal, Chaeyoung. Ni siquiera eres lesbiana porque te gusta estar conmigo, no fingas que no.

La mencionada quiso golpear fuertemente el rostro del chico, había sonado tan prepotente que rozaba lo desagradable... pero tenía razón.

—Tú ganas, no tengo idea de qué soy. —Concluyó. —Pero al menos sé que estoy enamorada de esta mujer.

—¿Así que fui tu coartada todo este tiempo? —Chaeyoung asintió sin mostrar ningún signo de vergüenza o arrepentimiento. —¿No crees que hubiera sido mejor si mantenías las cosas como estaban? ¿O tantos deseos tienes de arruinar tu vida?

Por el bien de ambos, Chaeyoung decidió ignorar lo último que le habían cuestionado. Sabía que, con la poca tolerancia que tenía, acabarían en una discusión con un sin fin de comentarios hirientes donde ella tenía todas las de perder. Porque sí, Chaeyoung no era estúpida y sabía que aún en Japón o en cualquier parte del mundo, ella y Mina debían seguir escondiéndose.

—Te lo estoy diciendo porque pienso huir con ella, y no soy tan mala persona como para dejarte sin darte ningún tipo de explicaciones.

—Voy a extrañarte. —Reconoció él en un tono inexpresivo.

Su característica apariencia despreocupada e inexpresiva se hizo añicos, mostrando un ligero signo de tristeza. Con aquel rostro tan dulce y juvenil, Yugyeom pensó que Chaeyoung se veía como una niña que acababa de ser regañada, que se sentía mal por lo que acababa de hacer, no por el castigo que le habían dado, sino porque caía en cuenta de lo mal que había estado.

—¿Ahora puedo dormir? No sé como funciona en ustedes, pero los hombres quedamos cansados después de un orgasmo. —Bromeó para romper un poco el hielo, y efectivamente funcionó, porque ahora Chaeyoung sonreía leve en vez de conservar aquella carita de cachorro abandonado.