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Desde que sus sentimientos por Chaeyoung salieron a flote, Mina tenía días en los que sentía que estaba viviendo la vida de alguien más. No era sencillo para ella asimilar que estaba enamorada de una mujer, cuando se suponía que eso solo debía sucederle a los hombres, mientras que al mismo tiempo su amor con Chaeyoung parecía ser lo único que tenía sentido.

Era jodidamente contradictorio, pero cada vez estaba más convencida que aquella adolescente inexperta era lo único que estaba bien. La casa donde vivía, Bambam, e incluso su embarazo... Mina sentía que eso pertenecía a alguien más, quizás porque estaba sometida a ello, o porque sus sentimientos por la menor comenzaban a cegarla para que no viera otras alternativas.

—¿Qué te parece esto? —Se dirigió a Chaeyoung , enseñándole un adorable pijama con dibujos de gatitos. —Podría usarlo sea niña o niño.

La menor tomó el conjunto para acercarlo y darle una mejor ojeada, tomando una expresión bastante pensativa. —Es lindo, pero el que elegiste antes me gustó más. —Dijo, en referencia a otro pijama color pastel que Mina aún tenía en mano, indecisa.

—Voy a llevarle ambos. —Sentenció la mayor, sin muchas energías para decidir.

—No deberías comprarles tantas cosas, o deberías fijarte en talles más grandes. Dice mi mamá que los bebés crecen demasiado rápido.

Chaeyoung hizo un gesto afirmativo antes de colgar el pijama en su lugar correspondiente y buscar el mismo en uno o dos talles más grandes, siguiendo el consejo de su amante. Pero dos de sus neuronas conectaron, obligándola a detenerse.

—Espera... ¿dijiste que tu madre...

—Sí. —La interrumpió la menor. —Como estas embarazada y eso se creyó el cuento de que volvimos a ser amigas y ya dejamos de pecar. —Chaeyoung habló con obviedad, desconcertado más a la mayor. —¿Cómo crees que estoy aquí, tontita?

La aludida rió, negándose suavemente con su cabeza. —Tienes razón, pero creí que le habías dicho que estarías con Yugyeom o algo así.

Chaeyoung negó, haciendo una pequeña mueca de disgusto. —No, de usarlo a él como coartada me atraparían fácilmente. Nuestras familias son amigas y se cuentan todo, saben cuando salimos realmente y cuando no.

Mina tomó el pijama que había estado buscando mientras la menor hablaba y al dar con él lo puso en el carro de las compras, donde había otras cosas para bebé a demás de ropa, como un biberón, calzado, e incluso productos de higiene personal.

La mayor retomó el paso y Chaeyoung la siguió a su lado, atenta a como la pelinegra de mayor edad seguía mirando los estantes con demasiado interés.

—No deberías comprarle tantas cosas ahora, quizás en Japón hay cosas más lindas o tienen una moda muy diferente.

—¿Tú sientes algo por Yugyeom? —Se atrevió a preguntar ni bien Chaeyoung terminaba de hablar.

La menor no se veía muy a gusto con la pregunta, incluso se había formado en su rostro aquella típica mueca de desagrado. El ser tan expresiva la delataba fácilmente.

—¿Tú sientes algo por Bambam? —Devolvió la pregunta, obviando que su respuesta sería negativa.

—No estoy enamorada de él.

Y era cierto, Mina había desarrollado ciertos sentimientos por el varón que hacía que todo fuera más sencillo. No le desagradan ni sentía asco por él, incluso disfrutaba de su compañía, por eso su relación se veía tan auténtica ante los ojos de los demás. Y por eso mismo ella se sentía tan culpable al mentirle a la cara.

—Bien.

Chaeyoung dio el tema por terminado para ir con la mayor hasta la caja y pagar todo. Ella entendía a qué se refería la mayor porque lo estaba viviendo en carne propia con Yugyeom.

La diferencia entre Chaeyoung y Mina era que Chaeyoung no se sentía atada por nada, ella quería seguir el plan que tenía con la mayor al pie de la letra. Si bien había aceptado al bebé, eso no significa que estuviese considerando permanecer de la forma que lo hacían ahora.

(...)

Mina se despidió de Chaeyoung con una pequeña reverencia después de que la menor la ayudara a dejar las bolsas de la compras dentro de su casa. A ambas les habría encantado besarse como lo hacían en sus sueños, pero era demasiado arriesgado de que justo pasara algún vecino y las viera.

La mayor trató de ponerse cómoda, los kilos de más le estaban pasando factura. Se sentía más cansada y sus pies dolían demasiado para las pocas horas que pasó fuera de casa.

Iba a su habitación con la intención de cambiarse o incluso recostarse y no hacer nada en realidad, pero un ruido que no supo definir se hizo oír cuando se encontró frente a su puerta.

Se quedó ahí, atenta por si llegaba a oír algo más; tan quieta que por momentos no respiraba porque su propia exhalación parecía demasiado ruidosa en ese momento.

Oyó a Bambam jadear y quiso reírse de sí misma, faltaba para que el varón cumpliera su jornada laboral pero entendía que como algunas veces lo obligaban a salir más tarde, podía que otras lo dejaran volver a casa más temprano.

Iba a alejarse de allí, lo que menos tenía eran ganas de hacer algo sexual, mucho menos con él después de la tensión que pasó con Chaeyoung, pero una segunda voz hizo que se detuviera.

Dreams | MiChaeng |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora