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Esa noche no fue solo Mina quien se quedó sin dormir. Chaeyoung se atrevió a desvelarse, aún sabiendo que en unas horas debía ir al trabajo con su madre. Pero su corazón dolía y su prioridad era poner en perspectiva el caos de su cabeza.

No entendía por qué todo tenía que ser tan difícil. Su relación con Mina no eran más que obstáculos, siendo mujeres ya era más que suficiente para impedirles estar juntas. Pero no, Mina tuvo que quedar embarazada y su madre tuvo que descubrir su enamoramiento.

No podía recordar cuándo inició todo, pero sí recordaba la primera vez que pudo estar con la mayor en sus sueños.

Sonrió un poco ante un borroso recuerdo.

"Anoche soñé contigo".

Al principio parecía tratarse de una coincidencia. Chaeyoung había estudiado algo sobre los sueños en la asignatura de psicología, no había mucha información pero una de las teorías populares decía que el inconsciente tomaba información reciente, como si recolectara lo que hubiera pasado en el día o incluso en la semana, para manifestarse.

"Estábamos bajo el árbol donde te besé. Tenías un vestido corto y yo te decía que te veías bellísima".

Pero luego las coincidencias dejaban de serlo. No podía explicarse cómo sus sueños podían ser tan similares, no con cosas tan precisas.

"Me perdí entre tus piernas, me disculpaba por no haberlo hecho antes pero tú sólo me pedías que no me detuviera".

Aunque eso bastó para convencerse, se puso a prueba otras noches. Pronto en sus sueños no sólo desnudaría su cuerpo, sino que también su alma.

"Volví a soñar contigo. Me dijiste que estabas enamorada de mí y que temías de ti misma".

Para Mina fue más difícil de creer, siendo una persona demasiado racional no entendía como podía ser posible. No conocía ningún otro caso parecido y nunca sabía explicar por qué podían hacerlo.

Chaeyoung intentaba no pensarlo demasiado y disfrutar de ese don que compartían, ese regalo que les permitía de alguna forma seguir juntas. Pero no creía que fuera casualidad que empezaran a verse en sus sueños justo cuando terceros se encargaron de separarlas.

La pelinegra bostezó, se sentía realmente cansada. No creía que fuera posible que volviera a soñar si sabía de antemano que caería en un descansar profundo. Pero no le molestaría hacerlo.

Se arrepentía de sus palabras, extrañaba mucho a Mina y quería estar con ellas. Si tenían que permanecer en silencio para no discutir estaba bien, podría con eso. Pero al menos quería estar entre sus brazos o tomando su mano.

Pero por impulsiva ya no tenía eso, tenía que conformarse con irse a dormir con la pequeña esperanza de volver a ver a su amor.

Todo lo que en algún momento la atormentó ya no parecía importar. Ni Bambam, ni la boda, ni siquiera ese conjunto de células que para la menor representaba el mayor impedimento a su destino con Mina.

Se recostó en la cama, abrazándose a una almohada extra que tenía. Era demasiado cursi, tal vez hasta la hacía parecer algo obsesiva, pero abrazar a esa bolsa de tela pensando en su enamorada la ayudaban a conciliar el sueño de manera fácil.






(...)




Si Chaeyoung odiaba las mañanas, esa lo hacía el doble. No, el doble era poco; el cuádruple.

Se veía fatal, no iba a negarlo. Por alguna razón cuando descansaba mal su piel se tornaba más pálida de lo normal, resaltando las sombras que se formaban debajo de sus ojos. Ella no era una mujer superficial, pero su madre sí. Y más que su aspecto le había molestado que su progenitora la hubiese obligado a maquillarse.

No quería ser muy violenta, ni siquiera en sus pensamientos, pero a veces sentía odio hacia su madre.

Sabía que no era mal intencionada. Le había prohibido usar los vestidos cortos que tanto le gustaban porque la hacía ver impura y la gente del pueblo podía pensar mal; lo entendía.

La había alejado a Chaeyoung y le obligó a tener la cita con Yugyeom porque las mujeres debían enamorarse de algún hombre y no de otra mujer; lo entendía.

¿Pero su aspecto? ¿Qué importa si alguien la veía en su estado mal descansado y adormecido? ¡Todos en ese maldito pueblo la conocían!

Aprovechando el cierre de media tarde que tenía la panadería se echó a dormir una siesta, tenía cerca de dos horas para descansar. Aunque más que dormir, lo que le interesaba era poder ver a Mina.

Dreams | MiChaeng |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora