Capítulo 10.

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        -Necesito que principalmente me entiendas. Que no me grites. Que no te pondras furioso y que...no vas a echarte atrás.
        -No lo haré. Y además, una promesa es una promesa, y yo te prometí que te iba a cuidar -besó mi frente-. Ahora sí, por favor, corta con el suspenso y hablame.
        -¿Versión con detalles o sin detalles?
        -Bueno, no quiero saber de qué manera fue concebido el niño, pero me interesaría saber todo lo que sucedio antes de...eso.
        -Está bien. Pero no hables hasta que termine el relato. El día anterior a que llegaras, estaba tranquilamente en mi casa tomando sopa y leyendo mis resumenes de psicología -disminuí el volúmen de mi voz y suspiré. Tendría que dejar mi carrera. Estaba arruinada. No podría terminarla. Decidí ser fuerte por Myungsoo, y continué hablando- cuando me llamó Amy, invitandome a salir. Después de decirle que no unas ocho veces, terminó por convencerme. Ya sabes como es ella. Claro que ocultó el hecho de que su novio Sungyeol iba a estar con ella. Me pasó a buscar, entramos y antes de que pudiese siquiera parpadear, ya estaba en la pista bailando con él y me dejó sola. Estaba arrepentida, pero eran las once de la noche y habíamos ido en el auto de ella, así que no podía volver a casa por mis propios medios. Comencé a beber, ya que no tenía otra cosa que hacer. Los perdí de vista e intenté buscarlos con la mirada, pero como era inútil, me acerqué a la pista. Una chica me empujó y caí, pero un chico me atrapó. Me dolía la cabeza a horrores y me tambaleé un poco, así que él me llevó afuera a tomar aire y charlamos hasta que se me pasó un poco el dolor -la historia venía bien, pero ahora venía la parte difícil. Myungsoo tenía sus ojos clavados en mí y no se veía muy feliz por lo que le estaba contando. Imaginaba que ya sabía a qué venía esto, y me mordí el labio, pero me decidí a continuar hablando-. Su nombre es Kim Sunggyu. Cuando me sentí mejor, entramos y me invitó a bailar. No se cómo, no se por qué, perdí toda conciencia y me dejé llevar por el momento. No sé, se sintió...especial.
        -¿Especial? Hayley, no sabes nada de éste chico. ¿Lo has vuelto a ver?

        Negué con la cabeza y ví como su furia se intensificaba, pero Myungsoo es un hombre de palabra y me había prometido que no me iba a gritar, asi que luchaba por calmarse.

        -¿Entiendes la gravedad de la situacion?
        -Si, pero juro que es distinto.
        -No me jures. 

        Suspiró.

        -Como sea, no hay vuelta atrás. Hay que buscar a este chico y preguntarle que va a querer hacer. Y tengo una última pregunta. ¿Él desapareció?
        -No...yo me fuí cuando me levanté.
        -Que idiota eres, Hayley Brightmore. ¿No tienes ni siquiera su teléfono?
        -Nada.
        -Wow, te superas día a día. 

        Se paró de el sillón y se fué hasta el lavabo de la cocina a refrescarse la cara, y se mantuvo apoyado en la mesada unos segundos, mientras las gotas de agua resbalaban de su cabello y caían en la pileta haciendo un pequeño plic que era el único sonido que se escuchaba en el departamento en ese momento.

        -Lo siento...no mereces sufrir esto, es mi culpa, y tu no tienes nada que ver.
        -Hayley, no digas eso. Soy tu amigo, y necesitabas ayuda. Aquí estoy. En las buenas y en las malas, como te lo prometí.

        Cuando eramos pre-adolescentes, ya había comenzado con mi desastroza vida amorosa. Había un chico en el curso que me volvía loca. Típico chico de pelicula estadounidense, rubio, de ojos celestes, el líder de la clase. Pensé que me prestaría atención, pero luego de robarme mi primer beso, me enteré de que me había usado cual pañuelo para sonarse la nariz. Simplemente quería poner celosa a su ex novia. ¿Qué importaba que tuviesemos doce años? Dolía igual. Y Myungsoo limpió todas las lágrimas de éste mundo. Cuando creí que no iba a soportar más, tomó mis manos con fuerza, me miró a los ojos y con toda la sinceridad de el mundo dijo:

        -Siempre voy a estar aquí para tí. En las buenas, y en las malas. Te lo prometo.

        Y unimos nuestros meñiques.

        Desde ese día, su promesa fue grabada a fuego en mi corazón, y aún así, diez años después, seguía cumpliendola. Y aquí estaba, parado frente a mí, en una situación de desesperación, firme y determinado a hacer lo mejor para mi. La amistad de Myungsoo era eterna. Él verdaderamente le daba un significado a la palabra incondicional. Me sentí segura, contenida. Me paré, corrí con él, y lo envolví en un abrazo sincero. Lo necesitaba. Y sabía que él estaría. No hay manera en este mundo de pagar todo lo que él hizo por mí.

Learning To Love {Sunggyu & Myungsoo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora