Learning To Love {Sunggyu & Myungsoo}

Capítulo 2.

        -¿Te sientes mejor?
        -Si, gracias.
        -¿Quieres volver adentro?
        -Claro.

        Volvimos a entrar juntos y nos sentamos en unos sillones a continuar nuestra agradable conversación. Aunque fuese un poco difícil por culpa del volumen de la música, seguímos hablando sobre nosotros. Él me agradaba cada vez más.

        -¿Quieres bailar? -preguntó de repente.
        -No se bailar...-respondí algo apenada.
        -Vamos, apuesto lo que sea a que lo haces genial.

        Se paró de un salto y estiró su mano, invitandome a tomarla. Dudé por unos segundos y despues lo volví a pensar. ¿Qué perdía con intentarlo? La tomé y me regaló una sonrisa dulce, que devolví. Me ayudó a levantarme y caminamos a la pista.

        -¿Y cómo se hace esto?-grité sobre la música.
        -No hay una manera específica de hacerlo, solo hazlo.-respondió él, en el mismo volumen que yo.

        Comence a moverme. Primero mis movimientos eran algo tímidos, pero conforme me iba sintiendo más cómoda, mis movimientos aumentaban. Él me sonreía y bailaba al igual que yo.

        -¿Cómo se baila de a dos?-le pregunté.
        -Así.

        Puso su mano en mi cintura y sentí fuego en donde sus dedos se posaron. Mi respiración se volvió más pesada. Apreté mis labios y por instinto, posé mi mano en la parte trasera de su cuello. Comenzamos a movernos juntos. Mis caderas y las de él iban sincronizadas, por mas que se encontraban a unos cuántos centímetros de distancia. Antes de que me diese cuenta, el tiró un poco de mi cintura e hizo que me acerque más a él. Posó su otra mano en mi cintura por igual. Ahora estabamos demasiado cerca. Me miraba directamente a los ojos y sentía como me atravesaba cuando lo hacía. Se mordió el costado izquierdo del labio.

        Estar demasiado cerca de él me estaba matando. Todo él era simplemente maravilloso. Posé mi mano en su pecho y note la velocidad en la que subía y bajaba, y supuse que la mía debería ser igual. La sensación era difícil de explicar. Normalmente yo no me comportaba de ésta manera pero este chico era el infierno mismo. No había manera de no sentir el cuerpo caliente cerca de él y de no derretirse con cada uno de sus roces en mi piel, incluso a traves de la tela de mi ropa.

        Nuestra cercanía crecía cada vez más. Su nariz se rozaba con la mía y podía sentir su aliento caliente con olor a menta cerca de mi boca. Sus labios, rosas y llenos, estaban amenazando con tocar los míos. No pude aguantar mas y tiré un poco de su cuello haciendo que nuestras bocas se conectaran.

        Sus labios parecían expertos en esta clase de cosas. Nunca había conocido a alguien que besara de esta manera. Sus manos ya no estaban apoyadas en mi cintura, sino que ambos brazos la rodeaban por completo. Su lengua se pasó por mi labio y con más que placer dejé que entrara a mi boca para unirse con la mía. Este chico era un dios de los besos. Mi lengua se desesperaba por estar con la de él, pero me dominaba por completo y no podía luchar contra él. Estaba completamente entregada en sus brazos. Y en un momento se separó.

        -Deberíamos ir a un lugar más privado y con más silencio...

        Susurró aún sobre mis labios. Yo solo acerté a asentir antes de que él soltara su agarre y tomara mi mano para guiarme a una parte de la discoteca en la que no me había fijado antes. Sinceramente me sentí una tonta por no haber visto unas escaleras caracol que estaban al fondo. No tenía idea de a donde me llevaban, pero la verdad no me importaba. Quería más de él. Era totalmente adictivo.

        Había un pasillo con varios cuartos. Podías ver muchas parejas, homosexuales y heterosexuales saliendo y entrando a los cuartos. El ambiente decía "relaciones" a los gritos. ¿De verdad haría algo así con un desconocido? No estaba segura. Por un lado, mi cuerpo me pedía que le arranque la ropa y le deje hacerme lo que quiera. Pero mi lado razonable me decía que me comporte.

        Entramos a una habítación vacía donde había una cama y una puerta que supuse que llevaría a un baño. Parecía que el lugar estaba precisamente planeado para hacer lo que yo estaba haciendo. Se sentó en la cama y me senté sobre él con mis piernas al rededor de su cintura mientras nos besabamos con pasión y desesperación. Mis manos paseaban sobre su cabello y se enredaban y desenredaban en él Podía sentir su masculinidad bajo la tela de nuestras ropas y sentí que me moría. Perdí toda cordura. No sabía si era por el alcohol o el éxtasis que me provocaba estar con él así. Pero estaba segura de que lo quería hacer.