Capítulo 7

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A veces ocurre que me despierto por la noche y, sin darme cuenta, mi cerebro se llena de ideas.

Bueno, esta es una de esas noches, me levanto lentamente de la cama intentando no despertar a Niall, y agarro un post-it del escritorio. Ese trocito de papel parece diminuto comparado con la imagen que tengo delante de mis ojos y que temo no poder transcribir en papel -o en ordenador-.

Mi mayor temor es precisamente ese, y a veces me lleva a tener bloqueos para escribir. ¿Y si lo que imagino no sale bien? ¿Y si no soy lo suficientemente descriptivo? ¿O quizás soy demasiado descriptivo?

A veces, en estos momentos, dibujar me ayuda. Tengo una escena en mente pero no la historia, sin embargo, a partir de esta escena podría inventar algo.

Apunto todos los detalles en esa nota adhesiva amarilla, que todavía es demasiado pequeña, y me prometo que mañana, o más bien hoy, ya que son las 3:35 de la madrugada, dibujaré la escena.

Vuelvo a la cama repasando en mi mente la escena y las distintas frases que intercambian los personajes y así me duermo aunque hubiera preferido imaginar la continuación.

Por la mañana, cuando llego a la sala de historia, decido que voy a dedicar esta hora a desarrollar la idea y, sin embargo, me parece que toda la inspiración de la noche anterior ha desaparecido.

Todas las ideas, los detalles y las imágenes han desaparecido, y a pesar de que esa nota post-it en la esquina de mi escritorio intenta que vuelva a caer en esa historia, no puedo.

Salgo del aula enojado conmigo mismo por no haber seguido anotando detalles anoche para poder consultarlos esta mañana.

Pero ya está hecho, ¿qué puedo hacer? Lo único que me queda es un papel amarillo y mucha frustración.

Por si fuera poco, desde el lado opuesto del pasillo veo a Jo, que con una mirada no muy alegre me saluda y luego se une a mí.

Yo también cometí un gran error con ella. Pensé que había encontrado un amigo en este infierno y en cambio ¿qué hago? Duermo con ella.

Es lógico, ¿no?

Yo también me dirijo hacia ella con una sonrisa tensa en los labios y una mirada dispuesta a recibir el discurso de rigor. Hablando de discurso, debería llamar a Gigi.

Creo que ya me odia, y no se equivoca.

Interrumpen mis pensamientos los brazos de Jo que me atraen en un abrazo. Quizás este gesto pueda ser excesivo, pero por dentro no veo malicia ni nada parecido, sino que parece simplemente un abrazo entre amigos.

El aire duro que parece poseer es muy similar al mío. Sólo una máscara. Y ahora aquí, poco a poco, ambas están cayendo, permitiéndonos ver al otro como lo que realmente somos.

Me saluda cordialmente y sin siquiera esperar una respuesta de mi parte comienza a hablar "No tiene sentido darle vueltas, ambos sabemos de qué debemos hablar" Asiento con mucha firmeza y la dejo continuar "No espero nada de ti, sé que fue algo dictado por el alcohol y la excitación" La miro sorprendido y aliviado. Mis labios se ensanchan en una enorme sonrisa, es la primera vez que una chica reacciona, al menos de las que he conocido, es la primera que no quiere "profundizar en nuestro conocimiento".

Continúa impávida "en realidad no quiero nada de ti, quiero decir que estoy en un periodo difícil con mi ex y sigo enamorada de él" sonrío y con una mirada comprensiva le respondo "lo entiendo" aunque en realidad no entienda mucho. Nunca he tenido una relación que fuera más allá de dos semanas, no es que se le pueda llamar relación, sino más bien "conveniencia", me abraza de repente y me dice "Me alegro de que lo entiendas, me gustaría que siguiéramos siendo amigos" Asiento con la cabeza mientras la veo marcharse con la misma rapidez con la que llegó a mí.

Teach me how to love // ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora