Chapitre 11

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Allen se había puesto sus mejores ropas, su perfume más preciado y su gorrito favorito. Recordaba a Penny en cada movimiento que hacía, inclusive respirar. El 2% de su cuerpo estaba encargado de respirar, caminar y no olvidar respirar, ver... más que nada no olvidar respirar.


Se acercó a la puerta de su residencia nervioso, había pasado toda la noche ensayando para ese momento, ¿y si le decía que no? Arriesgaría todo por ella, por confesar sus sentimientos y por conocer los de ella.


Tocó la puerta y esperó una respuesta, una respuesta que hizo que todo cambiara.


-¡Entre está abierto!


Allen entró nerioso, no era el escenario que esperaba, suspiró y pasó la puerta. La casa de Penny era grande, y exactamente igual a todas las de Alemania, con excepción de que había una bandera de EUA en la escalera.


Penny bajó distraídamente las escaleras de repente diciendo algo que Allen no comprendía:

-Lamento no abrirte es que yo... -se petrificó al ver a Allen ahí, no era la visita que esperaba, de hecho no esperaba verlo ahí, y se lo hizo saber.


-Estaba de paseo y quise... -trató de explicarse Allen, algo que, no estaba planeado. En absoluto.


-Estoy terriblemente ocupada Allen -dijo subiendo estrepitosamente las escaleras -será mejor que vengas otro día.


-Pero yo.. -balbuceó pasmado, dudaba que lo pudiera decir otro día.


-¿Es importante? -preguntó desafiante.


-Algo así. -murmuró Allen, ¿era importante decirle? Para ella no.


-Es que... estoy ocupada tratando de conseguir un vuelo para New York... tengo que regresar. -Allen escuchaba atentamente a las palabras desesperadas de Penny -Tengo que volver con Sherman para...


-¿Sherman? -repitió con una punzada en el corazón, Allen pensó lo peor.


-Necesito un vuelo de regreso, hice algo imperdonable. -Penny siguió subiendo y al llegar a su cuarto dejó la puerta abierta, la invitación para que Allen subiera.


-Con tu permiso. -habló inseguro desde el primer escalón. Lo pensó varias veces antes de pasar a su habitación, ¿cómo se supone que debes actuar cuando tu plan había fracasado al máximo? Tenía miles de planes, pero nunca se imaginó una situación así.


-He lastimado a mi mejor amigo, no sé que hacer. -explicó rápidamente Penny. Allen se deleitaba con el sonido de su voz y el olor de su cuarto, hacía frío y calor al mismo tiempo. El remedio: un abrazo de Penny.


-¿Tus padres lo saben? -fue la única cosa que Allen pudo formular en su boca.

-¡Mis padres no saben nada de mí! Si me largo ahora se darán cuenta cuando vean las tarjetas de crédito.


-¿Ok? -Allen no sabía si estaba asustado porque Penny se fuera, o porque estaba perdiendo los estribos.

Sherman et PennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora