Chapitre 14

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-Sherman, ¿en dónde estás?


-¡Estoy aquí arriba, señor Peabody!


-¡Sherman! —Exclamó alarmado -¿Qué haces en el techo?


-Nada. —Dijo Sherman con una sonrisa y bajó ágilmente -¿Pasó algo señor Peabody?


-No, Sherman. —balbuceó nervioso el can, dejó un gran silencio por delante y Sherman lo miró curioso.


-¿De verdad no pasó nada? —insistió Sherman, normalmente el señor Peabody no se comportaba así.


-Penny... -pronunciar su nombre le daba escalofríos, y más cuando lo hacía frente a él. Al no saber exactamente qué decir, masculló: -Sherman, cuando eran niños...


-Sí, señor Peabody, "cuando éramos niños" —Sherman suspiró con dolor —todo era más sencillo, pero las cosas han cambiado y ahora está en Alemania disfrutando de su nuevo novio y su nueva vida.


-Sherman... -trató de interceptar su padre, pero lo interrumpió.


-De hecho, ya no debería importarme Penny —pensó en voz alta mirando a un punto fijo en el suelo. Luego miró de nuevo al señor Peabody —Y desde hoy dejará de importarme. —aclaró.


-No puedes decidir esa clase de cosas, Sherman. —le respondió.


-Sí me lo propongo, sí. —sonrió Sherman, un gesto que no lo agradó al señor Peabody del todo.


-Tomará tiempo. —insistió el can.


-Me arriesgaré. —rió.


-Sí, claro. Eso se me hace difícil de creer. —dijo el señor Peabody cruzando sus patas en el pecho.


-Iré a la terraza. —anunció serio dando marcha.


Ya iba en el último escalón y cuando el señor Peabody le gritó: -¡Sherman, espera!


-Me gusta ir a la terraza, señor Peabody. No es nada relacionado con...


-Penny está aquí. —espetó el señor Peabody en un ataque de desesperación. Había visto a Penny subiendo por el elevador mediante la cámara de seguridad. Si no le decía en ese instante, temía que no le dijera nunca.


Sherman dejó los ojos en blanco, abiertos de par en par mirando al señor Peabody de hito en hito. No había visto a Penny desde hace mucho, y la foto y esa vez en casa de Gwen no contaban.


-¿En verdad? —preguntó sin creerlo.


-Me sorprende que dudes de mis palabras, Sherman.


Sherman no dijo más, sólo corrió, ni siquiera lo había pensado, su cuerpo reaccionó solo. No miraba donde pisaba, incluso casi se cae, pero eso era típico de él. El señor Peabody lo siguió en cuatro patas hasta el ascensor...  

Sherman et PennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora