"Высоко : Amor, Periodismo & Peleas"

Capítulo 16 "Sash"

El miércoles muy temprano, Julia recogió a su hermano en la puerta de su casa.
Una Noelia mimosa se colgó de su cuello y le dio un último beso.
     
      —Kat, Katya, Cuñada..... ya dijimos que no nos vamos al fin del mundo ni vamos a estar fuera más que diez o quince días.
      —Tú no lo entiendes. Lo voy a echar mucho de menos.
      —Y yo a ti, preciosa.
      —No te preocupes, Kat, no lo voy a dejar acercarse a una mujer a menos de diez metros.
      —¿Te las vas a quedar tú todas, no?
      —No, nada de eso. Vamos a ser buenos, de verdad.
      —Más les vale. Resuelvan prontito los asuntos y vuelvan cuanto antes.

Viktor se separó de su mujer a duras penas y Julia sintió una profunda envidia de la relación que tenían su hermano y su cuñada. Si él hubiera encontrado una mujer así, no andaría dando viajes de cama en cama a sus treinta y seis años.

Pero en su vida solo había habido mujeres superficiales, atraídas en su mayoría por su dinero y por la fama que pudiera ofrecerle una relación con la hija menor de Oleg Volkov.

—¿Hacia dónde, hermanito?
—Hacia el norte, rumbo al aeropuerto, nuestro destino es Montjuic, y luego iremos bajando por la costa. ¿Te parece?
—Tú mandas, yo solo soy la edecán y chófer. ¿O prefieres conducir tú?... No me gusta dejar mi auto en el aeropuerto.
—No, hoy no. Estoy muerto.
—¿Una despedida conmovedora, eh?
—Bastante. ¿Y tú, no te has despedido de Tanya?
—No le he dicho que me iba.
—Ah…
—No la he visto desde la fiesta de cumpleaños.
—Ah…
—Deja de decir eso, ¿quieres? Tanya se está creyendo una cosa que no es, y cuando vuelva tengo que hablar seriamente con ella. Pero necesito estos días de calma para pensar cómo hacerlo, cómo decirle que no quiero que volvamos a vernos.
—A pesar de los… ¿Cómo los llamaste? ¿Acostones Gloriosos?
—Sí, a pesar de eso. Creo que ha llegado el momento en que debo buscar algo más que sexo en una mujer.

—Ya era hora, mujer. Como diría mamá, se te está «pasando el arroz».
—Creo que eso les pasa solo a las mujeres normales.....
—Da lo mismo. La niña necesita primos.
—Eh, para el avión.… Primero tengo que encontrar a la mujer adecuada, y eso no
es tan fácil. Soy muy exigente.
—A lo mejor ella te encuentra a ti.
—¿Quién sabe? Aunque lo veo difícil.
—No, es muy fácil, solo tienes que dejar de salir corriendo cuando la veas venir, como has hecho siempre. O simplemente buscar en el lugar adecuado.
—¿Y según tú cual es el lugar adecuado?
—Ni las pasarelas, ni las fiestas de sociedad. Quizás tu entorno, tus vecinas, tus colegas, el gimnasio… Una mujer normal, que no se cuelgue de tu brazo porque eres Julia Volkova.
—Y Viktorovich —dijo riendo.
—¿Te estás burlando de mí?
—No, es que Victor, cuando alguien hace alusión a mi nombre, siempre añadecon sorna: «Y Viktorovich».
—Ah…
—¿Se puede saber a qué viene tanto «Ah…»?
—A nada, solo es una costumbre.

Julia miró a su hermano sin estar seguro de creerle. Para no seguir la conversación, se inclinó y puso música. De lo último que quería hablar era de Lena, todavía estaba enfadada por las últimas palabras que habían intercambiado el lunes anterior.

Después no habían vuelto a verse.

El primer día sin Julia en la redacción se le hizo a Lena muy raro. Las chicas desayunaron sin el habitual alboroto de risas que acostumbraba acompañar ese rato cuando élla estaba presente. Y a ella la mañana se le hizo muy larga sin la reunión diaria para hablar sobre la revista.

Revisó los artículos que le había dejado, material más que suficiente para cubrir las dos semanas que iba a estar de vacaciones. No podía dejar de preguntarse dónde iría, si lo acompañaría Tanya. Si sería un viaje especial para ellas, un aniversario o
algo así.

La sola idea la irritó, y se sorprendió pensando en que ya podía haberlo dejado para una época en que hubiera menos trabajo, en vez de dejarla a ella con todo. Luego se dijo que eso era lo que quería, dirigir Blisoko ella sola, demostrar a todos que podía hacerlo mejor que con la colaboración de Julia.