Capítulo 20 "El día después"

3 2 0
                                    

Lena llegó a su casa y se preparó un largo baño, de esos que se disfrutan sin prisas. Tenía la piel sensible, los pezones irritados y enrojecidos, el miembro dolorido… pero jamás se había sentido mejor en toda su vida. Julia Volkova sabía lo que hacía en cuestiones de sexo.

Y ocurriera lo que ocurriera y viviera lo que viviera en el futuro, sabía que nunca iba a olvidar lo que había pasado en aquel despacho..... No sabía qué iba a hacer al día siguiente, si podría volver a mirar a Julia a la cara…

Ni siquiera sabía si podría volver a llamarle Volkova o si se convertiría en Julia para ella. Tampoco sabía ni le importaba qué la había llevado a arrojarse en sus brazos, si había sido el vino, la decepción que había sufrido con Sash, el hecho de que élla hubiera evitado que siguiera adelante con su carta de dimisión.

Lo único que sabía era que el listón en cuestión de sexo había subido muchos puntos y a cualquier persona con la que estuviera en el futuro iba a serle muy difícil, si no imposible, superarlo.

Cerró los ojos y comenzó a recordar lo que vivio hace unos momentos, una de sus manos hizo camino hasta su miembro acariciando lentamente mientras la otra masajeaba y pellizcaba lentamente uno de sus pechos...

Aun podia sentir las caricias y la piel de Julia Volkova sobre su piel, solo sabia que necesitaba más de ella aunque no quisiera admitirlo, ni frente a ella ni frente a Nastya...

--Joder... que me hiciste Volkova

Siguio con su baño y luego se secó y se acostó desnuda, apreciando la sensualidad de las sábanas contra su cuerpo.

Tardó en dormirse, todavía sentía la adrenalina de lo vivido. Cuando al fin sus ojos se cerraron, soñó con élla.

Julia se introdujo subrepticiamente en sus sueños y permaneció allí la mayor parte de la noche.

Al despertarse no recordaba exactamente qué había soñado, solo que élla había
estado allí.....

Se puso una bata sobre la piel desnuda, cubierta apenas con unas braguitas y se preparó un desayuno abundante.

Echó de menos a Nastya, le hubiera gustado hablar con ella de lo sucedido la noche anterior.

Nastya siempre conseguía poner sus ideas en su sitio cuando estaba confusa. Y estaba muy confusa, se dijo mientras bebía lentamente su café. Era consciente de que tenía que llamar a Julia, pero no sabía qué iba a decirle.

No sabía si quería verla para seguir trabajando juntas o poner distancia durante el fin de semana.... El móvil vibró y pegó un respingo.

Era Nastya, seguramente deseosa de contarle su experiencia con el hermano se Dasha.

—Hola, Nastya.
—Hola. ¿No te he despertado, verdad?
—No, no, ya estoy desayunando. ¿Qué tal fue todo anoche?
—Bastante bien. Maxim es un hombre encantador. Me ha caído muy bien y no me ha tratado como a un bicho raro.
—Por esa regla de tres también debería mirar a su hermana como un bicho raro.
—Tú me entiendes.
—Sí, mujer, claro.
—Dice que cuando Dasha hable con sus padres, él irá después para minimizar un poco el impacto.
—Estupendo.
—¿Y tú, te tuviste que quedar mucho rato anoche en la redacción?
—Sí, me quedé bastante.
—¿Pudiste terminar?
—No, todavía no.
—¿Quieres que vaya y te eche una mano? Dasha lo entenderá.
—No, no te preocupes. Tengo que solucionar esto yo sola.
—Lena, ¿qué ocurre? ¿Es Blisoko? No la van a dejar de publicar, ¿verdad?
—No, pero hay que hacer cambios y presentarlos antes del lunes. Estoy en ello... Estamos en ello Julia y yo.
—¿Julia y tú trabajando juntas?
—Es complicado. Te lo cuento mañana cuando vengas.
—Lena, ¿qué te pasa? ¡Estás rarísima!
—Dímelo a mí.
—Voy para allá inmediatamente.
—No, Nastya… no es necesario.
—¡Cómo que no!
—Vale… te lo digo por teléfono. Hay un problema con Blisoko, quieren sacar mis artículos de ella y publicarlos en un anexo Alexia pedido que prepare un nuevo diseño para el lunes.
—¿Crees que Julia tiene algo que ver?
—No, élla me está ayudando con el nuevo formato. Evitó que presentara mi carta de dimisión y se quedó conmigo anoche.
—¿Están trabajando juntos?
—Sí.
—¿De buen rollo?
—Sí.
—Bueno, yo siempre pensé que era buena gente, a pesar de sus diferencias.
—Nastya… tengo un problema con Julia que no sé cómo resolver.
—¿Quieres hablar de ello?
—Anoche… no solo trabajamos juntos. Nos Echamos la mejor cogida del siglo sobre la mesa de mi escritorio.
—¿Y el problema es…?
—Que no sé qué hacer ahora. No hemos terminado el trabajo, deberíamos quedar para hacerlo, pero no sé si es buena idea. Quedé que la llamaría para decirle si prefería acabarlo yo sola o para que viniera a ayudarme.
—La respuesta es muy sencilla. ¿Qué quieres hacer? No lo que crees que debes hacer, ni lo más conveniente, sino lo que de verdad quieres.

 "Высоко : Amor, Periodismo & Peleas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora