Perfectamente Imperfectos ✓

Capítulo 11

La invitación.

Jess.

-¿Que opinas?- mi mejor amigo con su brazo apoyado sobre la barra del café me hace por tercera vez la misma pregunta.

-No puedo faltar a ningún otro turno y lo sabes- le digo mientras señalo el frente de la cafetería.

Hoy es un día de esos especiales en los que sin ninguna razón aparente el lugar se llena de clientes y apenas damos el rendimiento necesario luego de unas horas.

-Pero no faltarías, volveríamos temprano, aparte no sabes si ese día te tocará el turno de noche.

-¿Sabes que agotador físicamente sería eso para mí?

-¿De qué estamos hablando exactamente?- la voz de Damen entra a la conversación mientras se acerca a dejarme un beso en la mejilla por detrás- Porque eso se puede sacar bastante de contexto.

Me avisó que vendría, más que nada para hacernos compañía ya que como cliente él no puede ayudar aunque quisiera.

Me doy la vuelta y le tiro el trapo que sostengo en mi mano contra su pecho por pervertido, sin embargo él tiene los reflejos necesarios para atraparlo y volver a extenderlo hacia mí como si nada.

Lo vuelvo a tomar mientras Dani explica.

-Hablamos sobre el hecho de que mi querida mejor amiga no quiere conocer a mi novia.

-¿No?- Damen se encuentra extrañado mientras se acerca a hacer un saludo de manos con él que no recuerdo haberles visto hacer anteriormente.

-Aún no es su novia- aclaro.

-Aún- señala con su dedo índice- mañana será la oportunidad perfecta.

-¿Y por qué tengo que estar ahí? Se supone que es algo de dos.

-La pregunta importante es ¿Por qué tú no quieres estar ahí?- Damen me pregunta pero es Daniel quien responde.

-No te ofendas, pero creo que es hora de admitirlo- los dos clavamos la mirada en él- seguramente tema el momento de ver mi relación formal con alguien- lleva su mano a su corazón- ese será el momento en el que se vuelva consciente de que ya no tiene chances conmigo.

-¿Ya?- Damen no duda en acentuar de mala gana una de las palabras dichas hace un momento.

Daniel hace una ligera sonrisa antes de volver a hablar.

-No sé porque pero tengo el presentimiento de que siempre digo algo que termina molestándote.

-Sí, siempre.

Daniel gira los ojos y vuelve a mirarme.

-Al menos di que te lo pensarás...

Miro toda la clientela que se junta sin atender y no me queda otra opción que asentir antes de que nuestra jefa nos rete por perder el tiempo.

-Me lo voy a pensar, pero no te prometo nada.

-¡Lo tomaré como un sí y lo sabes!- sonríe como un angelito mientras me alejo.

Entramos al apartamento de Damen con dificultad mientras no dejamos las bocas del otro, con cada paso que da me empuja más hacia el sillón detrás de nosotros.

Lo tomo del cuello y con las mismas ganas le devuelvo cada uno de los besos. Sus manos se tientan a bajar a mis muslos que ahora se encuentran a la vista dado que en el camino sobre el auto se ha dedicado a subir cada vez más el borde de mi vestido marrón.

Se aleja un momento de mi boca para hablar.

-Me encanta tu ropa corta, ¿Ya te lo había dicho?

-Muchas veces, pervertido.