Capítulo 14

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El alcohol es diabólico.

Jess.

—¿Puedes creerlo?— pregunto indignada y de brazos cruzados en la casa de mi amigo mientras nos encontramos sentados en el piso frente al televisor.

Ha pasado un día y recién le cuento sobre mi despido y sobre cuando mi jef... ex jefa dijo que no me permitiría entrar a la cafetería ni como clienta.

Lo cual era cierto, muy cierto. Cuando intenté hacerlo me sentí como una rata queriendo ser cazada.

—No deberías culparlo solamente a él, tú lo dejaste que...

Lo callo poniendo mi mano sobre su boca.

—¡No me digas eso! Se supone eres mi mejor amigo y debes apoyarme.

Él toma mi brazo con su mano y lo aparta para poder volver a hablar.

—Soy tu mejor amigo, sí. Por eso no voy a darte la razón en cosas que no están bien, ¡Se supone que como tu mejor amigo debo ayudarte a mejorar, no al contrario!

—¿Entonces me dices que no tengo la razón? ¿Qué yo tengo la culpa?— frunzo mi ceño aún más.

—No te ofendas, pero eres un jodido dolor de huevos cuando te enojas.

—No compito contigo, tú lo eres naturalmente.

Él gira los ojos.

La verdad es que no voy a mentir, suelo ponerme bastante insoportable cuando me encuentro de malhumor y sé que aún a Daniel siendo probablemente la persona más pacífica que conozco le molesta mi actitud.

Solo hemos peleado algunas veces y no fue nada que no hayamos podido arreglar, pero tampoco me gustaría arriesgarme sabiendo que puedo evitarlo.

—Prepara tus cosas, Jessie.

—¿Cosas?

—Nos vamos de fiesta, lo necesitas.

—Lo que necesito es un empleo— me cruzo de brazos.

—Con esa cara de amargada dudo que te quieran contratar en algún lugar... o tener cerca— me intenta  descruzar los brazos y no lo logra.

—¿Y tú no que tenías el corazón roto?— enarco una ceja.

—¿Me dolió?— se auto pregunta— Sí. ¿Lloré? También— vuelve a preguntarse— Pero no por eso me voy a quedar encerrado en mi casa todos los días, la vida es corta y me puede pisar un auto mañana.

—Tu filosofía es tan poco alentadora que pienso ignorar tus palabras.

—Si, si. Muy interesante, ahora prepárate o sabes que no tendré ningún problema en sacarte en pijamas.





El lugar se encuentra lleno, aún más que otras veces que vinimos, y eso que ya hemos estado aquí varias veces. Es el lugar más conocido cerca de donde vivimos, queda solo a unas cuadras de la cafetería.

Ugh, la cafetería...

Es claro que este no es el mismo lugar al que vinimos la vez que me encontré con Damen en los baños, sería demasiado vergonzoso que alguien me reconociera, fuera un alma vengativa y que comenzara a arrojarme vasos como hicieron con ambos ese día.

Ese día a mí no me había llegado ningún vaso porque el cuerpo de Damen los...

No.

¿Por qué es tan difícil alejarlo de mi mente? Se supone que estoy enojada, y en realidad si que lo estoy, pero aún así sigue invadiendo mis pensamientos. ¡Ugh!

Perfectamente Imperfectos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora