Capítulo 13

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Desastres.

Damen.

Es agotador viajar casi cada día después del trabajo a la cafetería donde Jess trabaja, especialmente estos días en los que mi jefe ha tenido la fascinante idea de sumar cinco manuscritos más que debo leer en esta semana, además de los que ya acostumbro. Es decir, si me llega a dar el tiempo es un milagro, pero aún así lo vale. Jess es un gran respiro para mí.

Termino de estacionar en un lugar que encuentro justamente frente a la puerta del lugar, me bajo del auto y comienzo a caminar hasta estar adentro y que el aroma a café empiece a rodearme.

Es cierto lo que Jess dice, es bastante relajante. Aún así, no creo nunca llegar a ese nivel de obsesión al que ella puede llegar con el mismo, una vez casi me mata por hablar mal del café, está un poco loca.

¿Un poco?

Un poco bastante.

Y claro, hablando de ella, no es difícil verla ya que se encuentra como siempre, corriendo de un lado a otro, tomando pedidos, haciéndolos y entregándolos uno detrás de otro.

Lleva dos bandejas diferentes con distintos pedidos uno en cada mano.

Una sonrisa se forma en mi rostro al verla.

Tiene cabello negro y ondas perfectas, grandes y largas hasta arriba de su pecho que combinan perfectamente con el tono moreno que caracteriza su piel. Sus labios se entreabren al concentrarse y si bien no es alta físicamente, puede ser capaz de estar a la altura de cualquiera o aún más en tanto a sus acciones y presencia.

Jess es una en un millón. Es de ese tipo de personas que si las encuentras tienes suerte.

Voy hacia la barra y la espero con mis antebrazos apoyados allí, después de todo ya me notará cuando se desocupe.




-Lo siento, lo siento, lo siento- me dice apresuradamente mientras camina hacia mí quince minutos más tarde, cuando llega me deja un corto beso en los labios- tardé mucho, es que hay mucha gente y...

Hace un movimiento de volver a alejarse para seguir trabajando, pero yo la retengo cerca de mi cuerpo tomando su cintura entre mis manos.

-Jess, no hay nadie más que atender, tranquila- le aseguro.

Ella mira hacia atrás nerviosa comprobando mis palabras, al ver todas las mesas ya atendidas con sus pedidos vuelve su rostro hacia mí suspirando más relajada.

-Es mi primer momento libre desde que empezó la mañana- explica pasando su mano por su frente frustrada.

-Estás muy estresada.

Y con razón, ya es tarde y el sol comienza a bajar.

-Demasiado, y aún más ahora que tengo que cubrir el turno de Dani. Mi trabajo es el doble...

Daniel, a quien creo ahora poder considerar mi amigo también ha faltado al trabajo por cuatro días ya. Dice que es necesario para que "su corazón se recomponga" pero la verdad que lo único que está logrando así es romperle la psiquis a mi novia.

-Deberías hablar con él para que vuelva a su puesto.

-No, no- niega con su cabeza- yo puedo sola.

-Enana, sé que puedes hacerlo, pero estás exigiéndote demasiado.

-Estoy bien, Dam.

Terca.

-Quizá debería llevarlo a un strip club- bromeo sabiendo exactamente como se pone- ¿No crees? Para que se olvide y...

Perfectamente Imperfectos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora