Capítulo 9

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El lugar de Damen.

Jess.

-¿Qué?- le digo a Damen cuando veo que me ve muy divertido, con sus brazos cruzados tras la barra de café.

-¿Tan buena es la vista?

Para que mentir.

-Si.

Él abre los ojos sorprendido por un momento ya que seguramente esperaba algún comentario burlón de mi parte, un momento después se repone.

-A mí también me gusta la vista- admite.

-¿Si?

-Si, y aún más cuando te tengo de rodillas frente a mí o gim....

-No sigas o el próximo café que haga te lo tiro encima- lo amenazo, sin embargo eso no lo detiene de acercarse más a mí y acercar sus labios a mi oído.

-Sabes que te gusta que te hable así- susurra, su mano baja por mi parte trasera- y que te toque también, ¿No?- pregunta en un tono seductor.

Sabe perfectamente la respuesta y está jugando con ello, ¡Que descarado!

-No.

-¿No?- mueve su rostro hacia el frente del mío y este se encuentra con una sonrisa más grande.

-No...- su mano comienza a descender aún mas y mi voz ya no sale segura.

¿En qué momento se me ocurrió que usar una falda cerca de Damen y en un lugar público sería buena elección?

-¿Entonces me dirás que si te meto mi mano por aquí no te encontraré completamente mojada?

-No me... no me hables así, Damen.

-¿Por qué? ¿Hago que te mojes aún más?

No respondo nada. No es necesario, su mano ya se encuentra rozando mi ropa interior, y eso es suficiente para que tenga su respuesta.

Claro que estoy mojada, ¿Cómo no lo estaría teniéndolo frente a mí hablándome de esa manera tan...?

Su mano se quita de mi intimidad y puedo sentir que vuelvo a respirar mientras él deja un beso corto en mis labios antes de alejarse nuevamente.

Me siento decepcionada, al contrario de él que me vuelve a mirar divertido y victorioso.

-Te llevaré a mi apartamento luego- me dice.

-¿Y si me lo preguntas primero?- me cruzo de brazos.

-¿Por qué?

-Porque es lo correcto- digo con obviedad.

-¿Te importa lo correcto ahora?- me mira con incredulidad, yo asiento- No parecía importarte recién que acabo de meter mi mano bajo en tu ropa interior en tu pleno horario de trabajo.

-Voy a ir a tu apartamento- ignoro lo que acaba de decir.

-¿Estás enfadada?- él frunce su ceño mientras se vuelve a acercar a mí y a poner tu mano en mi mejilla.

- No- niego, pero él sabe exactamente qué estoy mintiendo y opto por admitirlo- bueno, si. Pero no es contigo, y tampoco estoy enfadada, sino molesta.

-¿Por qué?- parece realmente preocupado, yo termino negando, después de todo trata sobre estudios y ya se me pasará- voy a seguir trabajando. A mi jefa no me gustarán las distracciones.

- No es mi culpa ser tan irresistible- se encoge de hombros y me saca una sonrisa antes de que con mi libreta en mano comience a tomar nuevos pedidos.


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