Capítulo 16

379 45 5
                                    

Horas de trabajo.

Damen.

Y ahí está Jess, mirándome con los ojos bien abiertos y desconcertada por mi presencia, sin saber si se encuentra feliz o no, o en general, sin saber cómo se siente. Poniéndome en su lugar, yo tampoco sabría como reaccionar.

No trabajo aquí, o al menos no lo hacía hace unas semanas, cuando todo este problema de su despido empezó. Claro que yo quería ayudarla, y es que aún quiero, por eso la recomendé, sin embargo sabía que no iba a poder hacerlo si no trabajaba aquí un tiempo antes.

Fue fácil entrar y no tuve que renunciar a mi otro trabajo ya que este no es de tiempo completo y puedo cumplir con ambas tareas, Carl y Katia, los dueños, son los tíos de Frederick. Les expliqué la situación que tuvimos, claro salteando algunas partes -las compremetedoras- y terminaron por aceptarme tanto a mí como a Jess.

—Él es Gabriel, es el más experimentado aquí, y te recomiendo si que tienes alguna duda la puedas consultar con él en caso de que ni yo ni mi marido estemos presentes en el momento— Katia le explica amablemente a Jess, señalando al chico a mi lado.

Cuando pasa su mirada hacia Steff, la rubia a mi otro lado aprovecho para darle un codazo a Gabriel nada disimulado. ¿Por qué la mira tanto? Hasta parece que se le va a caer agua de la boca con solo ver a mi novia.

Noto la mirada de desaprobación que me dedica Jess por un momento, y en respuesta le sonrío amablemente esperando no haberla cagado otra vez.

—Ella es Steff, también es nueva, entró hace unas semanas, pero también tiene los suficientes conocimientos para tener un buen desempeño— la rubia sonríe agradeciendo las palabras de su jefa.

Y ahora su mirada no queda más que pasar a mí cuando me señala.

—Y este es Damen, es nuevo y algo... distraído. Quizá puedas ayudarlo a concentrarse.

¿Yo? ¿Distraído? Para nada, la diferencia es que esto de estar teniendo que atender a gente no es para nada entretenido. No sé cómo a Jess puede gustarle.

—Si, creo que su cara me suena de algún lugar...— Jess trata de disimular, a lo que Katia solo ríe por lo bajo sin que ella note que ella ya sabe que somos pareja. .

—Si, también me parece conocerte— le sigo el juego.

Y demasiado.

—Bueno... ya me voy— la mujer le sonríe— estás en buenas manos, quédate tranquila.

Y que buenas manos.

Katia toma de uno de los percheros su bolso y dándonos un rápido saludo de palabras a cada uno y una "charla motivacional" que no hace más que desmotivarme se aleja por la puerta hacia las calles.




¿Cómo puede ser sexy incluso tomando pedidos? No me parece normal. El delantal negro que lleva puesto se ajusta justo a su cintura, haciendo que la bajada hacia su trasero sea aún más notoria.

Me hace recordar rápidamente lo último que hicimos y como la tenía. La forma en la que gemía contra mi cuerpo todas las cosas que deseaba que le haga y que yo también deseaba hacerle, la forma en la que se retorcía con su orgasmo y...

Maldita sea, tengo que dejar de pensar y repetir las mismas escenas en mi cabeza si no quiero tener una erección aquí mismo.

—¿Estás bien, amigo?— Gabriel me pregunta.

No soy tu amigo. No me digas así. Me caes mal.

—Sí.

—Vas a espantar a la nueva si la sigues mirando así— me dice y giro mi rostro hacia él para verlo— es solo un consejo.

Perfectamente Imperfectos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora