IV

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Como había prometido, días después del incidente en el hospital volví para visitar a Mikoto después del trabajo.

Ella se encontraba animada tejiendo algo rosa. Se veía animada, su sonrisa jamás desaparecía.

-¿Qué está tejiendo? – pregunté curiosa al entrar a la habitación -

-Bueno, como sé que no conoceré a mis nietos, me gustaría que tuvieran algo de mí – Ella se removió de su cama y sacó dos gorros y zapatos de bebe tejidos en color azul – Ya tengo los azules y ahora haré unos rosados –

El estómago se me encogió, estuve a nada de decirle que estaba embarazada pero me detuve, Sasuke debía saberlo primero. Él debería ser quien le diera esa noticia a su madre.

-Son hermosos – dije sonriendo –

-Debes hablarle a tus hijos de mí ¿lo prometes? – Ella dejó de tejer y tomó mi mano – Sasuke no lo hará, sé que le duele lo que está ocurriendo y lo conozco, le dolerá después de mi muerte hablar de mí, pero tú debes hacerlo –

Las lágrimas ya corrían por todo mi rostro, la abracé y besé su cabeza y en ese instante la puerta se abrió dejando ver a Itachi y a Sasuke en la puerta.

-Hola Sakura, mamá – nos saludó a Itachi –

-Hola – lo saludé de vuelta – los dejaré solos con Mikoto – le dije a Itachi y a Sasuke, ya que generalmente no podían haber muchas personas en la habitación –

Cuando iba saliendo Sasuke sujetó mi brazo, lo observé con curiosidad.

-¿Irás a casa? – preguntó observándome –

-Supongo que sí – dije levantando mis hombros – tomaré un taxi y...-

-Espérame, no te vayas –

Me senté en la sala de espera maldiciendo tener que esperar a Sasuke pero mi auto no había querido encender hoy, creo que ya es hora de cambiarlo. Luego de 20 minutos Sasuke salió de la habitación.

-Naruto dijo que fuéramos a cenar con ellos hoy ¿quieres ir? –

-Supongo que sí – volví a repetir levantando mis hombros –

Lo seguí hasta el estacionamiento del hospital, él se subió al asiento del conductor y cuando iba a subir al asiento del copiloto había sobre el un ramo de rosas rojas, una caja de chocolates y un paquete de gomitas. Mi entrecejo se frunció.

-¿Qué es esto? – dije observándolo mientras tomaba la bolsa de gomitas –

-Lo siento – dijo observándome fijamente –

Lo observé sin saber que decir, estaba tan dolida, tan herida, que no estaba segura que su "lo siento" fuera suficiente. Esperé que dijera algo más pero no lo hizo, tomé lo que estaba allí en el asiento y lo dejé en el asiento trasero, tomé asiento en el lugar del copiloto y me coloque el cinturón de seguridad.

-¿No dirás nada? –

Negué con cabeza sin observarlo. Cuando comenzó a conducir lo observé de reojo y pude apreciar la preocupación en su expresión.

Hinata nos salió a recibir con su enorme barriga, se veía preciosa, me pregunto si me veré igual que ella cuando tenga más meses, así de radiante, así de feliz.

Kunno también nos salió a recibir, era una cachorra enorme, en un inicio yo la había adoptado pero Hinata se enamoró a primera vista de la cachorra en ese entonces.

Sasuke fue a ayudar a Naruto a terminar la cena mientras yo conversaba con Hinata.

Cuando la cena estuvo lista nos sentamos a cenar, Naruto iba a servirme vino pero coloqué mi mano sobre la copa.

Fingiendo ser plebeya  P.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora