VIII

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Sasuke por supuesto no volvió a insistir en llamar, sin embargo al llegar a casa decidí llamar a Itachi para explicarle lo que había visto afuera del hospital esta tarde.

-Sakura- dijo de inmediato - ¿Ya estás en casa? -

-Sí – dije mientras dejaba los papeles de Sasori sobre el mostrador, en donde había dejado su tarjeta con su número celular – Respecto de Gaara, él está ayudándome a conseguir información sobre Sasori –

-Si lo sé, Sasuke mencionó que ese sujeto es policía –

-Lo es, después que Sasori vino a mi apartamento a intentar hablar conmigo decidí pedirle ayuda a Gaara, al parecer no hay nada de lo que preocuparse y accedí a cenar con él por el favor que me hizo con respecto a la información, no hay más –

-Sé que no soy Pain, pero te aprecio como una hermana menor y te diré que ese tipo te comía con la mirada ¿lo sabes? –

-Sé que es cierto lo que dices Itachi, pero mi corazón le pertenece a Sasuke –

-Debes decirle lo del embarazo Sakura, lo de Sasori también – Itachi suspiró – No cometas los mismos errores del pasado –

Las palabras de Itachi fueron cuchillas en mi alma, dolieron y entraron sin anestesia a mi mente recordando cómo casi pierdo a Sasuke por ocultarle de dónde provenía mi familia.

-Se lo diré cuando vuelva de su viaje –

Me despedí de Itachi y me recosté en mi cama, estaba agotada.

Los días sin Sasuke fueron agotadores en el buen y mal sentido de la palabra, agotador en el mal sentido porque no dejaba de pensar en cómo decirle lo del embarazo y en cómo iba a reaccionar.

En el buen sentido, es que para no pensar en Sasuke, todos los días después de trabajar decidí hacer cosas para distraerme.

Había ido a visitar a Mikoto la mayoría de los días, mi corazón se había llenado de felicidad al verla con energía hace unos días mientras terminaba de tejer. Incluso reímos juntas e Itachi con el señor Uchiha no dejaron de burlarse de las cosas que conversábamos.


También había visitado a Naruto y Hinata y por supuesto, al nuevo integrante de la familia, Boruto. Nunca había visto a Naruto tan ojeroso y cansado pero nunca lo había visto tan feliz. Boruto era su réplica después de todo, tenía sus ojos azules y su cabello rubio y era tan ruidoso como él.

-¿Cómo esta Mikoto? – Preguntó luego de que Hinata fuera a dormir a Boruto – Sé que Sasuke no lo está llevando bien –

-Ella tiene días buenos y días en los que simplemente la tienen dormida con la medicación- dije con tristeza - ¿Tú cómo estás? –

-Agotado la mayoría del tiempo, intento cumplir mi labor de padre a la par con Hinata pero es difícil, es ella quien se lleva la parte más dura y eso me frustra – dijo con sinceridad-

-Sé que serás un padre estupendo, Naruto – le dije mientras lo abrazaba – No sabes lo orgullosa que me siento de ti –

También visité a Karin, la acompañé al centro comercial a hacer compras para su siguiente aventura con Suigetsu. Llevaban años así, viajando por el mundo, nunca en casa, nunca establecidos en un lugar pero ella era feliz, mi mejor amigo (después de Naruto) lo era también y yo no podía dejar de sentir felicidad por ellos.


Incluso, en estos días sin Sasuke, había ido a cenar con Pain y su esposa Konan.

-Esto sí que es una sorpresa – dijo Pain cuando me vio de pie en su puerta con una botella de vino y comida italiana – ¿Quién eres y que hiciste con mi hermana? –

Su sentido del humor me hizo reír, pasamos una velada maravillosa mientras no dejaban de enseñarme fotos de su luna miel mientras insistían en que Sasuke y yo deberíamos ir allí para la nuestra.

No quise arruinar nuestra velada confesándoles que Sasuke había suspendido la boda, decidí fingir emoción y por supuesto, disfrutar de su compañía.

-¿Cuándo vuelve Sasuke? – preguntó Pain –

-En cuatro días se supone – respondí - ¿Sabes que tal van las cosas? –

-No creo que lo consiga, las negociaciones han sido difíciles, ese trato estaba perdido desde el primer momento – dijo Pain levanto sus hombros sin mucho interés –

Baje mi cabeza con tristeza, sabía que si Sasuke perdía ese trato sería terrible para él, pero sin importar si consigue cerrar el trato o no, le diría lo del embarazo en su regreso.


Ino se encontraba mirándome con reproche desde su asiento frente a mi escritorio.

-Deberías estar descansado y no estar haciendo tanta vida social ¿no crees? –

-Que aburrida puerca, estoy embarazada no enferma – dije rodando mis ojos ante sus palabras –

-Aun así – Ino tomó una dona de la caja que había en mi escritorio - ¿Ya pensaste en cómo se lo dirás a Sasuke? Llega en dos días -

-No se lo diré, lo escribiré, en una carta – sonreí orgullosa de la decisión que había tomado hace algunos días – creo que es lo mejor, prepararé una cena deliciosa, él estará feliz por haber conseguido cerrar ese trato importante y antes del postre le daré la carta –

Le dije a Ino tal cual tenía las cosas planeadas en mi mente y ella pareció aceptar el plan.

 Hoy, una de mis últimas visitas a este casi tour de visitas que hice en dos semanas era Temari y Shikmaru, me habían invitado a cenar y por supuesto que no pude negarme, así que al salir del hospital tomé un taxi hasta casa de Temari. 

Lleve un vino para la cena y un regalo para el pequeño de un año, Shikadai.

Mi sorpresa fue grande cuando quien me abrió la puerta de casa de Temari fue Gaara.

-¿Qué haces aquí? – dije confundida con su presencia –

-Es casa de mi hermana, vine a visitarla por supuesto – dijo sonriéndome mientras se hacía a un lado para dejarme entrar – 

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Fingiendo ser plebeya  P.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora