Capítulo 02: Cobranza

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❀ Kuroka Hanako.

Cuando me lancé desde la altura de ese edificio en llamas, apenas me asustó la idea de morir.

Quizás, en el fondo de mí, sabía que era muy poco probable que muriese así, quizás contaba con que me salvaran, con que alguien viniera por mí. O quizás, prefería morir intentando salvar a alguien, que vivir con la culpa de saber que pude hacer algo y no lo intenté.

No caí al suelo, evidentemente. No morí.

En medio de la caída un cuerpo grande nos había rescatado a esa mujer desmayada y a mí. Mantuve mis ojos cerrados hasta que llegamos a tierra firme y una voz gruesa me gritó:

—¡¿Qué creías que estabas haciendo?!

Abrí los ojos y cuando vi quién era, me encogí en mi lugar involuntariamente. El traje de Endeavor brillaba. En cuanto conectamos miradas, me fijé en que su rostro desencajado del enojo cambiaba por uno de sorpresa. Su cambio de expresión duró a lo máximo un segundo, pero yo no lo pasé por alto.

Los paramédicos se llevaron a la mujer desmayada para atenderla.

—E-Estaba intentando salvar a alguien...

—Un intento muy lamentable y peligroso que pudo haber acabado en una tragedia peor, ¿o acaso contabas con que alguien te salvaría? —preguntó.

Tenía sus cejas fruncidas hacia abajo, me miraba con los ojos entrecerrados y tenía los brazos cruzados sobre su pecho. Todo de su lenguaje corporal me indicaba que estaba profundamente enojado conmigo.

De fondo, podía ver cómo los bomberos apagaban el incendio. La policía ya estaba en el lugar y los paramédicos que querían atenderme miraban con temor a Endeavor.

—Yo no necesito atención médica, soy resistente al fuego. Soy del clan Kuroka, estoy bien —les dije y ellos empezaron a retroceder al instante, para luego irse a atender a otras personas que sí lo necesitaran.

—Te hice una pregunta —recalcó Endeavor, más enojado que antes.

—N-no sé qué estaba haciendo, solamente... quería salvarla como fuera.

—Ibas a morir con ella.

Miré al suelo. Mi cuerpo estaba rígido, pero mi corazón latía con fuerza y la adrenalina seguía presente en mis extremidades.

—Creo que prefería morir con ella que no intentar salvarla —susurré.

No supe si Endeavor logró escucharme entre tanto ruido.

—¡Señorita, señorita! ¡Esto es suyo!

La viejita que había ayudado con sus bolsas venía casi trotando hacia mí. Tenía mi mochila y una hoja en sus manos.

—Oh, lamento que haya tenido que preocuparse por mis cosas —dije, yendo hacia ella.

—Y esto se cayó de su mochila —dijo, tendiéndome la hoja.

La tomé. Era mi formulario de "qué aspiro a ser sobre mi futuro". Apenas pude reconocer la hoja, cuando Endeavor me la quitó de las manos.

—¿Eh?

Giré hacia él. La estaba leyendo con atención.

—Pusiste un montón de empleos tan variados y no pusiste héroe —observó. Ya no se veía enojado, pero tampoco podía descifrar su expresión. Sacó un celular de su traje de héroe y sacó una foto a la hoja.

—¿Perdone?

Ni siquiera sabía cómo reaccionar. Me devolvió la hoja y yo la recibí en un silencio atónito.

Nuestro caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora