Capítulo 08: Game over

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❀ Kuroka Hanako.

Caí de espaldas al concreto y sobre mí cayó Kirishima. Todo el aire dejó mis pulmones, sintiendo su cuerpo aplastando el mío. Bakugou aterrizó de pie a nuestro lado. 

—¡¿Kuroka?!

Alarmado, Kirishima se paró y quedé en el suelo casi viendo estrellitas.

Todo había sido demasiado rápido y brusco para mí. En un momento estaba de pie frente al enemigo junto a mis demás compañeros de clase y Trece, y al segundo siguiente fui absorbida por un portal junto a... Kirishima y Bakugou.

¿Por qué siempre quedo emparejada con gente que me cae mal?

Y para rematar Kirishima había caído justo encima de mí. No pude quedarme en el suelo tratando de recuperarme, porque noté que estábamos rodeados de villanos. Bakugou ya estaba preparado para pelear, en su rostro se notaba hasta entusiasmo por hacerlo. Kirishima me miraba asustado y tenía su quirk activado. 

Me puse de pie, con mi espalda resintiéndose. Era muy mala para soportar golpes.

—¿Qué haremos ahora? —murmuré, viendo la cantidad de enemigos que nos acorralaban.

Los tres estábamos en un círculo dándonos la espalda para no tener ningún punto ciego.

—¿No es obvio? —dijo Bakugou—. Aplastarlos y ganar.

Bakugou fue el primero en ir hacia el enemigo, Kirishima lo siguió, rompiendo la formación que improvisadamente habíamos armado antes. Ya no tenía a mis compañeros protegiéndome la espalda.

El corazón se me subió a la garganta, bombeando sangre con desespero. De un segundo a otro me había puesto a sudar, porque yo no sabía pelear con grandes cantidades de enemigos.

Un tipo con aspecto flacucho y desaliñado se lanzó contra mí, lo esquivé, pero no conté con que su quirk fuera uno de elasticidad corporal. Alargó su brazo hacia mí y me rodeó con él como si fuera una serpiente. Inconscientemente hice fuerza con mis propios brazos para deshacerme de su agarre, pero no funcionó, era mucho más fuerte que yo. 

Serpientes, serpientes, serpientes...

Por cada una de mis manos, dos hilos de fuego se fueron formando, que tomaron forma de serpientes. No eran muy grandes, pero eso no me importaba. Para una persona como yo, que no tenía mucha capacidad de producir fuego, la cantidad no era lo importante, sino la calidad. Eran serpientes de fuego con colmillos. Si conseguía enterrar esos colmillos de fuego en el enemigo, el dolor que sentiría no sería poco y eso me daría la oportunidad de darle algún golpe.

Mi corazón seguía bombeando sangre tan rápido y con tanta fuerza que sentí mis latidos en las sienes, casi me desconcentraba de mi tarea. Intentaba respirar, pero el brazo del enemigo me apretaba cada vez más, y todavía no había logrado recomponerme de cuando Kirishima había caído sobre mí hace unos momentos atrás. Mis pulmones se estaban resintiendo.

Me estaba mareando por la falta de oxígeno cuando por fin mis serpientes mordieron el brazo del villano, que me soltó de inmediato. Eran serpientes pequeñas, el villano intentó apagarlas dándoles un manotón, pero solo consiguió quemarse. El fuego no mermó.

Por el rabillo del ojo pude ver que Bakugou y Kirishima estaban luchando en distintos puntos del lugar, y que cada uno ya llevaba varios villanos vencidos.

Y yo todavía sigo atascada tratando de ganarle a este...

Sintiéndome patética, logré que mis serpientes se enroscaran alrededor del tipo y lo hicieron chillar del dolor. Cayó al suelo retorciéndose hacia todos lados. 

Nuestro caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora