Mi estúpida pierna al fin me deja alcanzarla, estiro el brazo y el látigo me hace una herida en todo el antebrazo.
- ¿También quieres un poco? - me grita el agente de la paz. Hecha el brazo hacia atrás y se prepara para golpearme.
- No querrás lastimar al favorito del Capitolio ¿cierto? - llega Haymitch y se pone frente a mí.
- ¡Está interfiriendo la ley!
- Yo no dije que fuera listo- contesta mi mentor. - Pronto tiene una Gira de la Victoria, no puede estar cercenado.
El agente lo mira con furia y después a mí.
- La próxima vez será la horca. ¡fuera de aquí! ¡están bajo un toque de queda, todos a sus casas! ¡a quien se encuentre en las calles recibirá 50 latigazos!
Me giro hacia Katniss y está limpiándose la herida de la frente la miro con preocupación y la ayudo a levantarse, me mira confundida pero inmediatamente gira hacia Gale y trata de desatarlo, comienzo a ayudarla y alguien nos pasa un cuchillo, soltamos sus manos.
- Tengo que llevarlo a mi casa- dice, puedo notar que está llena de miedo, Haymitch nos consigue una tabla y me ayuda a subir a Gale en ella.
Comenzamos el camino a casa de Katniss mientras la gente se va asustada hacia sus casas, intento no congelarme en el camino y avanzamos lo más rápido que puedo, Katniss se apresura y abre la puerta de su casa llamando a su madre. Veo que es Prim quien abre, nos mira sorprendida y asustada a todos, pero su expresión se transforma en una de concentración al mirar a Gale y nos deja pasar. Cuando entramos la madre de Katniss está bastante asombrada, pero se apresura a despejar la mesa, después mira a Haymitch y a mí con extrañeza. Haymitch le dice.
- Nuevo jefe- con eso parece entender perfectamente la situación.
Colocamos a Gale sobre la mesa y ellas comienzan la acción, rápidamente comienzan a hacer una pasta con hierbas y me piden que salga por nieve. Lo hago lo más rápido que puedo, cuando vuelvo, Prim se apresura a mezclarlo con las hierbas y rápidamente lo ponen sobre la espalda destruida de Gale. Miro a Katniss que sostiene un pañuelo sobre su frente para detener la sangre de su herida.
- ¿Duele mucho? - le pregunto preocupado.
- Solo un poco- responde tímidamente – ¿a ti que tal te va? - me señala el brazo. Es entonces que me miro el brazo, tengo un corte del codo hasta casi llegar a la muñeca, casi no sangro, pero aun así me arde.
- Creo que estaré bien- escucho a Haymitch bufar y mirarme burlonamente, sé qué hará un comentario sarcástico, pero lo interrumpen los gritos de Gale, Katniss se acerca preocupada, se ve un poco verde.
- Necesita morfina- dice su madre con preocupación. Katniss comienza a preguntarle donde la consigue, pero su madre le dice que es demasiado arriesgado ir al Quemador y comienzan una discusión.
- Tal vez yo tenga un poco- interrumpe Haymitch. Ambas lo miran asombradas.
Haymitch se encoje de hombros y yo le agradezco con la mirada, se apresura hacia su casa y Prim nos dice que nos revisara, limpia la herida de Katniss y coloca un poco de mezcla en su herida, después me revisa el brazo y hace el mismo procedimiento con mi herida. Le aviso que pagare el servicio y ella solo ríe un poco y niega con su cabeza, le sonrió amablemente y se va a hacer más de la mezcla.
Cuando Haymitch llega me ha traído uno de sus abrigos además de la morfina, le agradezco y rápidamente sedan a Gale y comienzan a coser sus heridas, Haymitch y yo ya no sabemos que hacer así que es tiempo de irnos, comenzamos a despedirnos y Katniss decide salir con nosotros.
- ¿Cuánto será por la morfina? - le dice Katniss a Haymitch, él sonríe levemente.
- No te preocupes preciosa, el chico me pagara- le dice mirándome y para mi mala suerte añade – mejor cierra el trato con él, creo que será suficiente con tus encantos- Katniss frunce el ceño aún más y se pone roja de rabia, Haymitch se larga riendo.
- No es lo que quiso decir- le digo y rasco mi nuca con nerviosismo.
- Te pagare- Katniss me mira con insistencia- dime cuanto es y buscare la forma de pagarte.
- Katniss no es...- comienzo a decirle, pero ella me interrumpe.
- No quero deberte nada más, mañana me dices cuanto es, adiós.
Sin más me cierra la puerta en la cara, decido no molestarla mas y me voy a mi casa, en todo el camino lo único en lo que puedo pensar es que no entiendo a que se refería con deberme más, ella no me debe nada, por mas que intento recordar, no hay nada por lo que Katniss Everdeen me deba algo, en cambio yo le debo mucho, principalmente una disculpa, por ese día lluvioso en que buscaba comida en nuestro basurero, debí ser menos cobarde y entregarle el pan en su mano, cuando mi madre m abofeteo casi me arrepiento, pero después de lanzarle el pan a Katniss sabia que lo merecía, merecía en la mejilla adolorida por ser un cobarde. Otra cosa que le debo sin duda es las gracias por ser mi somnífero personal, cada vez que puedo conversar con ella me relaja de muchas formas y logra alejar las pesadillas cuando duermo, por último, la tercera cosa que le debo a Katniss es la inspiración que me da, y pintar me da mas tranquilidad a mi vida, podría seguir enumerando todas las cosas buenas que ella trae a mi vida con su mera cercanía pero Katniss no me debe nada y de eso estoy seguro, ya pensare en la forma de convencerla de no pagar la morfina.
Cuando llego a mi casa veo las luces encendidas, frunzo el ceño y apresuro el paso, no creo haber olvidado apagarlas, probablemente Haymitch este robando mi comida, pero cuando giro a ver su casa las luces están encendidas, tengo un mal presentimiento.
Al abrir la puerta veo que no tiene seguro, dejo el abrigo de Haymitch en el recibidor y siento que el aire se me escapa cuando veo dos agentes de la paz en la sala de estar.
- Señor Mellark, el presidente Snow lo espera en el estudio. – dice uno de ellos.
- Creí que esta era mi casa. - respondo con sarcasmo, me dirijo directo al estudio y trato de controlar mi miedo.
Se a que viene, o al menos puedo imaginarlo, el como gane los Juegos no puede ser ignorado, tengo una idea de cómo puede verse frente al Capitolio, pero aun así no tengo idea de que esperar.
Entro al estudio y lo veo tan tranquilo, sentado en el pequeño escritorio, se le ve tan relajado como si estuviera en su propia casa, supongo que de alguna forma es suya. Conforme me acerco, un extraño olor dulzón que me revuelve el estomago se intensifica a cada paso.
- Toma asiento señor Mellark- dice esbozando una sonrisa que combinada con sus ojos de serpiente y sus labios extrañamente carnosos se ve un tanto raro.
- Presidente Snow, es un placer tenerlo aquí- le digo de forma alegre, interpretando el papel de amante del Capitolio que creo Haymitch para mí.
- Creo que será mejor si acordamos no mentirnos, señor Mellark.
- Pienso que sí.
- Yo se que su estrategia para ganar los Juegos no fue un golpe de suerte- saca un artefacto pequeño y raro, lo coloca sobre la mesa.
- No tenia idea de lo que pasaría- respondo con tranquilidad y firmeza.
- Siga actuando como el joven bobo y demasiado miedoso que es, convénzame de lo que dice- el artefacto que manipulaba en la mesa se enciende, una proyección de Katniss siendo azotada se ve con claridad e inmediatamente después me veo defendiéndola.
- Dígale a su misteriosa chica que la alambrada volverá a funcionar, es una pena que no sea correspondido señor Mellark- se rie falsamente y continua- pudo haber sido una buena distracción. Hable con la señorita Everdeen, el jefe Thread no será tan complaciente la próxima vez.
Se levanta y se va, llevándose el terrible hedor dulzón que desprende, sin duda mi nariz agradece su ausencia, escucho que se retira cuando la puerta de la entrada se cierra.
El presidente Snow me ha traído una amenaza de muerte, no a mí, pero si a la mujer de la que he estado enamorado toda la vida, es una amenaza latente. Intento pensar que hacer, pero el aturdimiento del momento no me deja estar, tomo mis cosas un abrigo mío y el prestado, salgo de mi casa y me encamino a través de la nieve a casa de Haymitch.
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La esposa del vencedor
FanfictionEn los septuagesimo cuartos Juegos del Hambre Prim nunca es seleccionada, por lo que Katniss no se presenta voluntaria, sin embargo, Peeta si es el tributo masculino del Distrito 12, sorprendentemente gana los Juegos, al volver como vencedor la vig...