Ese mismo día, en la noche, Chise y yo nos encontrábamos sentados al borde de la terraza, con los pies acariciando el vacío y un pertinente cigarrillo que paseaba de mano en mano mientras que tomábamos un poco de él en el transcurso.El cielo completamente estrellado y la luna observándolo todo desde su distancia.
Conversaciones triviales, risas... había conocido un poco más de la infancia de mi querida amiga, de su personalidad, de lo que le gusta hacer y de lo que no.
Le encanta el arte, pero odia tener que ensuciar sus manos con pintura e incluso imaginar cosas para luego aplicarlas sobre un soporte cualquiera. Le gusta la ropa, sin embargo, odia tener que salir a comprarla, recorrer vidriera por vidriera hasta conseguir de su talle o del diseño que más le agrada. Tiene cierta inseguridad sobre su cuerpo por lo que, por eso suele utilizar vestimenta holgada, también porque de esa forma le resulta cómodo ocultar algunas cicatrices que le recuerdan al pasado como presente.
Me contó demasiadas cosas que aunque para ella es básico, a mi me sorprendía más y más. Formulando miles de preguntas que no sería capaz de hacer ya que sería como romper con su límite, un paso a la vez, con eso estoy satisfecho.
Es mi turno de posicionar la almohadilla del cigarrillo entre mis labios para luego succionar la nicotina.
Siento como ésto ingresaba a mis pulmones para dañarlos aún más, prácticamente lastimando en un recorrido silencioso hasta salir por las fosas nasales.
Recuerdo que la primera vez que sentí éste artefacto, fue cuando tenía once años de edad. A través de la voluntad de mi padrastro al obligarme a consumirlo para su agrado. El simple hecho de inhalar erróneamente, había ocasionado una quemazón en la garganta con el impulso de toser mientras que mis ojos se llenaban de lágrimas. Justamente lo que él y mi madre pretendían para reírse en mi cara.
Yo era su circo personal, otra cosa no podía hacer.
Hasta que año después, por mi propia cuenta, compré cigarrillos en nombre de mi progenitora con la intención de fumarlos con mis amigos de la avenida. Sólo éramos niños jugando a ser adultos.
Aprendí a robarle dinero de su bolso, aprendí a divagar por las calles nocturnas, aprendí a mentir. Sintiendo cosas extrañas en mi cabeza, pero haciéndolo de menos al no poder dormir por vigilar que nadie me apuñalara en casa. Esta cosa rara, esta enfermedad que me atormentaba desde pequeño, ya hacía presencia sólo que yo mismo me encargaba de omitirlo.
⎯⎯ Jungkook, hay algo que quiero preguntarte pero no sé si sea correcto ⎯⎯ dice Chise. Acostando la mitad de su cuerpo sobre el piso para luego colocar ambas manos sobre su estómago.
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𝐘𝐄𝐋𝐋𝐎𝐖 | 𝐉𝐉𝐊
FanfictionEl humo de su cigarro era lo que prevalecía en aquella vieja azotea de la universidad. Siendo el mismo que acariciaba la piel de sus labios al ser expulsado de sus pulmones en cuanto terminaba de hacer el típico recorrido en su sistema interno. Ta...