El humo de su cigarro era lo que prevalecía en aquella vieja azotea de la universidad.
Siendo el mismo que acariciaba la piel de sus labios al ser expulsado de sus pulmones en cuanto terminaba de hacer el típico recorrido en su sistema interno.
Ta...
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¿Qué se supone que estaba haciendo?
¿Estoy completamente loco?
Ya no podía formular esas preguntas como la primera vez. No podía sentirme culpable por besar a mi mejor amiga, y ni mucho menos por haberlo hecho dos veces después de decir esa fortuita frase.
No podía sentirme culpable por esto mismo que surge de mi pecho cada vez que la veo y que por equis razón, no sabía exactamente lo que era. Algo, muy en el fondo de mi ser, me proclama que nunca fuimos amigos realmente; que siempre fuimos ese algo que se gustaban pero ninguno de los dos quería admitirlo o dar el primer paso.
¿Por qué digo ésto?
Porque la sensación de sus labios es diferente a la primera vez. Son más adictivos, seguros de sí, delicados, como si quisieran guardar en su memoria el sabor del otro. Acostumbrándose al genuino tacto de mis belfos y manos.
Muchos conservarán la idea de que en ebriedad es cuando más desenvuelves tu timidez y no tienes miedo de expresar tus emociones. Pero cuando lo haces con el razonamiento intacto, las cosas se equilibran. Tu mente está firme con las acciones que hará a continuación, tu cuerpo mantiene los pies aferrados en la tierra, y no tienes ninguna excusa en caso de que te arrepientas, porque lo que haces, lo haces con el corazón y no a causa de algún componente químico.
Además, si quisiera ya me hubiera apartado, dado una bofetada o hacerme entender que no compartíamos el mismo pensamiento. Pero sin embargo, me aceptó, dejándome saber que quizás estaba igual de confundida que yo. Sin palabras de por medio, sólo dejando que nuestros cuerpos fluyan al ritmo de su música a través de los auriculares, y al ritmo de la música que mi mente reproducía.
Las voces estaban calladas, extrañamente no oía nada. Sólo mi conciencia exclamando que lo haga bien, que la haga sentir cómoda, que alargue el beso y que no intente nada estúpido que pudiera arruinar el momento.
El espacio era silencioso, sólo se lograba escuchar suavemente los tímidos chasquidos de nuestras bocas al chupar su labio inferior o viceversa. Ella no me toca, no roza sus dedos contra mi piel humedecida, pero aún así sé que lo está disfrutando ya que no sujeta el celular con la misma presión que antes.
⎯⎯ Jungkook ⎯⎯ susurra una vez que logra separarse, apenas unos escasos centímetros de distancia, lo suficiente para que mis manos aún se queden sobre la quijada femenina ⎯⎯ estoy muy confundida.
⎯⎯ Lo sé, también yo ⎯⎯ beso su nariz y nuevamente boca; Chise vuelve a apartarse.
⎯⎯ ¿Qué se supone que somos? son muchas preguntas sin respuestas, ¿no lo crees? ⎯⎯ coloca su mano izquierda sobre mi antebrazo derecho, realizando caricias con el pulgar.
⎯⎯ Lo solucionaremos pronto.
⎯⎯ ¿Cuánto es pronto? ⎯⎯ murmura ⎯⎯ el tiempo no es muy prolongado para mi...