Capitulo XVIII: Hasta Nunca Aaron

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Seguir mi día a día se había vuelto una constante lucha, mi vida últimamente era un desastre desde que decidí seguir adelante sola.

Pero todos mi males tenían nombre y apellido: Aaron Villarroel.

Desde que terminé con él no he tenido paz, son sus constantes acosos y presiones los que me quitan la tranquilidad. Y aún así decidí volver al apartamento de la perdición. Eso era lo que me tenía mal, yo no quería estar aquí, cada parte de la habitación me llevaba a la última vez que peleamos, cuando me humilló.

Es que debí irme debajo un puente antes que regresar aquí.

Pero no era fácil, es horrible verte en la calle, desamparada, sin dinero y todo por tus malas decisiones. A mala hora dejé mi residencia de estudiantes por vivir con Aaron, allí comenzó mi destrucción sin darme cuenta. Pero bueno lo hecho, hecho está. Ahora solo me queda seguir adelante y ver adonde irme, porque no pienso quedarme aquí por mucho tiempo, en lo que tenga mi primer pago me voy así sea a un motel.

Lo bueno es que Aaron no se queda aquí, ni viene para nada. Eso hace las cosas más sencillas, aunque es cuestión de tiempo que quiera sacarme el favor y confunda las cosas. Lo conozco y sé que aprovechará cualquier oportunidad para reconquistarme y la verdad no lo logrará. Ya no quiero nada con él.

Yo amo con intensidad, soy leal, incondicional y todo lo que quieran, pero cuando me decepcionan no hay vuelta atrás.

Miré el closet y puse una mueca al ver los vestidos que tenía, eran bonitos pero no de la calidad que amerita el evento de esta noche con Raell. Seguramente irían personas importantes con sus Versaces, Louis Vouiton y luego estaba yo, con mis vestidos comprados en una promoción dos por uno.

Suspiré rendida no muy segura de ir pero mi día no podía terminar por eso, debía ir a la oficina a continuar los diseños con Andrew. El evento sería a las once, por lo que me quedaba bastante tiempo para inventar una excusa para no ir.

De verdad quería apoyar a Raell, pero no podía hacerlo usando un vestido barato. En lugar de representarlo iba a humillarlo siendo la cotilla de la noche, sobretodo conociendo al clan de amigas estiradas que hay en su vínculo social.

Con un humor de perros fui a desayunar para irme al trabajo, debía tomar el metro y era bastante el recorrido.

En eso sonó mi celular y era una llamada de Raell.

—Hola Liz ¿como amaneces?

Sonreí por su pregunta, todas las mañanas me llamaba para preguntar como amanecí y para decirme que venía por mí.

Estoy bien, de camino al metro.

—Liz ¿hasta cuando tendremos esta conversación? Sabes que todos los días paso por ti para irnos juntos a a la oficina.

Negué la cabeza divertida. Ya sabía yo...

—Ya saben lo que dicen, mujer precavida vale por dos.

Bromee y soltó un risita.

—Esperame en la parada de siempre, necia.

Me riñó y fui obediente.

—Esta bien, ya estoy cerca.

—Bien y la próxima me esperas en el edificio, mientras yo exista no tienes necesidad de irte en metro hasta la oficina.

Sus palabras me causaron tanta ternura, era un amor de amable. Tan Raell...

Terminamos la llamada y lo esperé en la parada de siempre, usualmente cuando ya iba de camino al metro llegaba su llamada para irnos juntos al trabajo. Más de una vez me ha dicho que pasa por mí, pero sigo viendo su amabilidad con respeto y no me gusta abusar. Además que estoy trabajando en eso de la independencia, no quiero acostumbrarme a depender de nadie nuevamente porque al final te terminan fallando. Sino miren a Tito, quien me tiró a la calle sin contemplación. Tanto que criticó a Aaron e hizo exactamente lo mismo y todo por unos mensajes que yo nunca envié.

Arriésgate Liz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora