Capitulo XXXV: ¿Raell Que Haces?

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¡El día había llegado!

Hoy entregaría mi vida a Jesús.

¿Otro motivo para estar contenta?, mis amigos y mi chico me habían acompañado.

Vi a Raell desde mi lugar, estaba hablando con un grupo de personas un poco alejado de mí. Yo estaba con Val, Andrew y los gemelos.

—¿Estas emocionada Liz? —preguntó Andrew entusiasmado. De verdad se veía contento por esto.

—Si, muy feliz —le dije con un no sé que dentro de mí.

—Me puedo imaginar como será el día que yo me bautice —dijo sonriente—, a ver si Val por fin se decide conmigo —la miró coqueto.

Ella lo fulmino con la mirada.

—La que está bien decidida contigo es Juliana, deberías seguir con ella —dijo mi amiga chulita.

Mathew se puso tenso.

Oh, oh.

Creo que la fulana de la llamada ya tiene nombre. ¿Cómo lo supo Val?

—Te equivocas, es solo una amiga —se defendió él.

—¡Ah si, pero mira! Ahora las amigas se creen con derecho de celar —soltó mi pelirroja con ironía y burla—. Porque cuando te llamé casi me arranca los pelos a través de la línea.

Andrew estaba rojo como un tomate.

Había quedado descubierto.

—Esta obsesionada conmigo Val —esa fue su explicación.

Mi amiga soltó una carcajada más que incrédula.

—No me importa, tú no me importas —le dijo y auch, hasta mi me dolió.

—Al Andrew como que se le quemaron los frijoles —Tito susurró burlón en mi oído.

—Chitón Tito.

Lo reñi.

—Que bueno, porque Val esta muy hermosa para él.

Lo mire seria, —Andrew es muy guapo y un buen chico.

—Tal vez, pero Val esta como para mí.

¡Anda ya! Su lobo interior estaba saliendo.

—Ambos están equivocados con Val, ella es de Dios y no le hará caso a cualquiera.

Mi amigo me miró fruncido.

—¿Yo soy cualquiera?

—No estás a su altura, créeme amigo.

Lo amaba, pero como novio para Val no lo veía. Él está acostumbrado aventuras, pero ella no es así.

—Pues quien quita y sea ella que me ayude a sentar cabeza —dijo y suspiré para mis adentros.

Ojalá algún día alguien lo ayude a sentar cabeza como dice.

—De verdad Val, no tengo nada con ella —seguía diciendo Andrew suplicando.

Negué la cabeza. Pobre. Está calado por ella pero hace lo que no debe.

—¿Ahora un acoston es nada? —de verdad que no tiene filtros en la lengua mi chica.

—Tu no me pelas ¿por qué te molesta tanto?

—¿Entonces lo admites?

—¡No Val! bueno si, pero contigo todo será diferente, no veré ni a los lados.

Ella bufo enojada.

—Ya te dije que no me importas.

Y con eso cerró el tema. Ahora si el pobre Andrew la tenía liada más que antes.

Arriésgate Liz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora