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Los jardines de Hogwarts se hallaban cubiertos por un manto de tonalidades ocre, las nubes grises adornaban el cielo y un viento frío, que opacaba la calidez de los rayos del sol, anunciaban la inevitable llegada del otoño.
A las orillas del lago negro, bajo la sombra de un gran árbol se encontraban Lily y Severus. Él estaba sentado, apoyando su espalda en el tronco y ella descansaba recargada en su hombro. Ambos habían elegido aquel sitio para estudiar, gracias a la paz y tranquilidad que transmitía el lugar.
A pesar de ser los dos excelentes en la clase de pociones, disfrutaban mucho leer y repasar en compañía del otro. Siempre comentando y discutiendo sus puntos de vista acerca de lo aprendido.
—Sev, ¿de qué crees que sea la prueba que nos pondrá mañana el Profesor Slughorn?
—No lo sé, pero apostaría por un filtro de muertos en vida... ¿tal vez? —respondió sin apartar la vista de su libro.
—Puede ser... aunque la receta se ve un poco complicada —ella frunció ligeramente el ceño.
—Debemos estudiarla muy bien entonces, por si acaso.
Un par de horas después, cuando el sol comenzaba a ocultarse, Lily y Severus regresaron al interior del castillo para cenar. Posteriormente, caminaron de forma despreocupada hacia sus respectivos dormitorios. Tras dejar a la pelirroja en la sala común de Gryffindor, Severus dirigió sus pasos a la de Slytherin.
A la mañana siguiente, los dos amigos se reunieron después del desayuno para seguir comentando sobre las posibilidades de su prueba de pociones. El tiempo voló y, por fin, el tan ansiado momento llegó.
—Buenos días, clase —Slughorn ingresó al aula —El día de hoy realizarán una poción muy especial, posiblemente la más poderosa y peligrosa que hay en esta sala... Amortentia. ¿Alguien puede hablarme sobre ella?
—Yo, profesor —Lily alzó la mano.
—Señorita Evans, adelante.
—La Amortentia es el filtro de amor más poderoso que existe, provoca en quien la bebe un muy potente enamoramiento u obsesión. Además, su aroma varía según las cosas que le resultan más atractivas a la persona, aunque desconozca su afición por el objeto de su afecto.
—¡Excelente! Cinco puntos para Gryffindor. Por supuesto, la Amortentia no crea amor, es imposible crearlo o imitarlo; sólo produce un intenso encaprichamiento, una obsesión. La receta se encuentra en su libro, realizarán la actividad por parejas y los primeros en terminar ganarán veinte puntos para su casa cada uno.
Todos en el salón corrieron en busca de una pareja, a excepción de Lily y Severus quienes no necesitaron más que una mirada cómplice para dar a entender que trabajarían juntos. Ambos se colocaron en la mesa más cercana, Lily tomó un caldero y Severus buscó rápidamente la receta en su libro. No tardó mucho en encontrarla cuando pusieron manos a la obra.
Asfódelo cortado, acónito, ajenjo, semillas de anís verde... Uno a uno fueron ingresando los ingredientes en el caldero. Las demás parejas no paraban de batallar con sus mezclas, pero Lily y Severus trabajaban muy bien juntos, sin duda alguna eran un gran equipo.
—¿Crees que ya esté lista?
—Sólo hay una manera de averiguarlo... —el chico acercó su rostro al caldero —Huelo a hojas de pergamino, tierra mojada y... a lirio —esto último lo dijo casi en un hilo de voz.
—Yo huelo pastel de chocolate... del que hace mi mamá, brisa marina y... otro olor que no puedo distinguir del todo.
—¡Perfecto! —dijo Slughorn acercándose —Creo que tenemos a nuestros ganadores.
El profesor realizó ciertas pruebas a la poción para corroborar que fuera tan buena como prometía, una vez terminó otorgó veinte puntos a la casa de Gryffindor y otros veinte a la de Slytherin.
Los dos amigos salieron muy contentos de la clase. Aunque a Lily le seguía dando vueltas aquello que no pudo reconocer en la Amortentia, ese aroma tan familiar que estaba segura conocía muy bien, pero no lograba identificar.
