数; 𝟏𝟏

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—¿Comida favorita? —bebió de su cóctel mientras miraba a Jimin en la alberca.

El pelirosa pensó su respuesta.

—Creo que no puedo escoger —río con el flotador en forma de paleta de hielo bajo sus brazos—. Me gustan muchas cosas.

Vio a Jungkook asentir.

—¿Te ejercitas? —se sumergió por un momento.

—Obviamente —presumió sus bíceps—. No es obvio.

Park soltó una risilla.

—Antes de tu oficio —formuló bien su pregunta—. ¿Querías dedicarte a hacer otra cosa?

Se levantó dócilmente, para luego sentarse en la orilla de la alberca.

—Irónicamente —lo miro a los ojos—. Quería ser un policía también.

—Oh —estaba verdaderamente sorprendido—. Arréstame.

Jimin explotó en una sonora risa.

—¿Deberíamos intercambiar papeles? —continuó mientras el contrario se acercaba a él—. Tu serás el oficial Park y yo seré... ¿Bunny Gang?

—Qué estás diciendo tonto —siguió riendo mientras lo jalaba al agua.

—Está bastante fría —colocó sus manos cerca de las de Jimin.

El pelirosa evitó conectar sus manos mientras sonreía, mejor decidió subirse a la espalda de Jungkook.

—Es refrescante con este calor —susurro en su oído.

—¿Qué quieres hacer esta noche? —se mantuvieron así mientras el más alto caminaba por toda la piscina—. ¿Te gustaría hacer algo en especial?

—Llámame aburrido —hizo un gesto vago con las manos—. Pero quiero azar bombones en la playa y podríamos beber algo. Soy bueno con los cócteles.

—Bien —acarició sus piernas—. Eso será.

El pelirosa asintió mientras se bajaba de su espalda para darle otro profundo beso.

Escuchaban música plácidamente en la sala, no iba a mentir, el castaño estaba asombrado de la cantidad de tragos que Jimin podía soportar

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Escuchaban música plácidamente en la sala, no iba a mentir, el castaño estaba asombrado de la cantidad de tragos que Jimin podía soportar. Él no estaba borracho, pero tampoco se sentía del todo despierto; estaba más risueño y se sentía abochornado, aunque no sabía si era por el calor o por cierto chico que bailaba frente suyo, con solo una camisa y ropa interior como pijama.

Después de conversar un largo rato comiendo los bombones que le había prometido, decidieron entrar y continuar con la velada en la comodidad de los sillones.

—Ven a bailar conmigo —le llamo sonriendo.

—Prefiero observarte —le guiñó con chulería.

—Ajá —camino hasta el cuando la canción terminó—. Mentiroso.

Se sentó sobre su regazo, con ambas piernas al costado de Jeon.

—Por qué siento que vas a quedarte dormido en cualquier momento —lo encaro.

Jungkook sonrió mientras sentía cosquillas por todo su cuerpo.

—Debes tener piedad de mi —evitó mirar esos atractivos labios—. Nadamos todo el día.

Intento entrelazar sus manos con las de Jimin, pero nuevamente evitó el contacto, —el contrario las llevó a su cabello—. Creyó que había pasado desapercibido, pero estaba equivocado, era un hábito constante que Jungkook comenzaba a cuestionar.

—¿Y no quieres hacer otra cosa? —continuó con las caricias mientras se miraban.

Generalmente, Jimin no era demasiado directo, pero Jungkook le gustaba mucho.

—Eso depende de ti —colocó sus manos en la cintura de Park.

Muy cerca del inicio de su camisa, acariciandolo muy despacio.

—Hagamos un juego —se paro en un salto.

Distrayendo al castaño.

—¿Un juego? —frunció el ceño, lo que menos esperaba era jugar.

—Me voy a esconder y tu me atraparás —lo obligo a levantarse del sofá—. Si me encuentras, te daré un premio. Pero si no puedes hacerlo en menos de 5 minutos; yo reclamaré el mío.

Su maliciosa sonrisa apareció de nuevo.

—Me parece bien —le siguió el juego—. Pero debe ser lo que yo quiera.

—Trato hecho —asintió—. Ahora cierra los ojos.

El más alto obedeció y cerró los ojos, escuchando cómo es que su sexy pareja salía corriendo de ahí. Un par de segundos después, abrió los ojos y decidió empezar con el juego, camino despacio por la sala y luego fue a la cocina. Conociendo a Jimin, esto no sería fácil, escucho un ruido por el pequeño gym y se asomó, pero no vio nada.

Siguió caminado por un pasillo que conectaba con las escaleras para ir a la plata de arriba, pero una sombra captó su atención. Tomó una moneda de su pantalón y la aventó por el pasillo de donde había venido.

Vio de nuevo la sombra moverse y caminó de vuelta a la sala casi corriendo. Sin embargo de manera sigilosa y cuando dio la vuelta, encontró al pelirosa dándole la espalda, observando el fondo del pasillo que daba con la cocina. Se acercó y le dio un susto a Park.

—Eso no es justo —formó un puchero con sus labios.

—Lo siento —río—. No te preocupes, reclamaré mi premio en la habitación.

El más bajo lo empujó de manera juguetona y fue directo a la cocina, el fue por su bebida que había dejado en la mesa de centro de la estancia, le dio el último trago, esa sería suficiente por esta noche.
Escucho algo de ruido y fue con Park, lo vio parado en la isla de la cocina comiendo algo de fruta, no sabía si era el alcohol en su sistema o si el juego le había puesto algo vigoroso.

Se acercó a Jimin desde atrás y lo abrazó por la cintura, escucho su angelical risita.

—¿Quieres? —le ofreció una uva, él negó.

Recargó su mentón en el hombro del más bajo.

—¿Sabes? —le abrazó con fuerza—. El verte así me hace querer reclamar mi premio ya.

Le dio un beso en la nuca, para después darle más en el cuello, eso le causó cosquillas al pelirosa, siguió haciendo un recorrido, hasta que la molesta prenda se interpuso en su tarea. Metió sus manos por debajo de la camisa y comenzó a tocar su piel.

—Uh —Jimin se removió un poco—. Jungkook.

Este hizo caso omiso. Siguió besándolo, subiendo su camisa poco a poco, quería besar todo los centímetros de su espalda. El más bajo se inclinó hacia enfrente; lo que hizo que las cosas se malinterpretaran, incitando al castaño a continuar.
Parecía no escuchar y justo cuando levantó su camisa, él entró en pánico.

—Jungkook... ¡No! —se retorció con fuerza; sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos—. ¡Para! ¡Para!

Había sido demasiado tarde... Jeon vio las marcas y cicatrices en su espalda, esto pareció despertarlo. Con la respiración agitada y las lágrimas en sus ojos, se alejó de él cubriéndose como un loco. Su cara reflejaba un genuino desconcierto, no sabía que hacer.

—Yo... Lo siento —Jimin corrió lejos hacia la segunda plata.

Dejándolo ahí perplejo...
Después de una hora pensando en lo que acababa de suceder, subió muy lentamente, dispuesto a una explicación y disculpa, pero al abrir la puerta se encontró con la habitación sumergida en la penumbra.

Soltó un suspiro, y cerró la puerta. Creyó que sería mejor dormir en la habitación de invitados por esta noche.

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