数; 𝟏𝟑

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Se removió un poco, las sábanas estaban sobre su cuerpo y los pocos segundo reaccionó. Abrió los ojos despacio y se levantó, estaba en la habitación.
Todo estaba oscuro, ya era de noche, pero lo último que recordaba era haberse quedado dormido en el sofá esperando a Jungkook. Reviso el reloj; eran las 11:30 de la noche, no era tan tarde como se imaginaba.

Miro a su alrededor y no encontró a nadie, salió de la cama con algo de calor encima, vio como la camisa de la pijama verde del castaño se encontraba en la cama, se la cambio por la suya, ya que como era delgada, le ayudaba con el calor. Estaba apunto de salir en busca del dueño de sus pensamientos, pero justo en el balcón, se encontraba aquel precioso hombre.

Abrió la puerta y sintió la brisa fresca del mar.
Estaba parado observando más allá, con su pijama, sin la camisa claro, eso lo hizo ruborizarse, la luz de la luna hacia que su piel brillara de forma hermosa. Se acercó desde atrás y envolvió sus brazos alrededor de la estrecha cintura del más alto.

—Por qué no vuelves a adentro —recargó su cachete en su ancha espalda.

—En unos minutos —a pesar de que su voz sonaba algo seca, su cuerpo estaba relajado.

Sintió su corazón oprimirse, y decidió dejar las cosas así por un momento.

—Te daré más tiempo —susurro triste.

Intento alejarse de vuelta al cuarto, pero Jungkook tomó sus muñecas, sosteniéndolo. Jimin sonrió muy ligeramente. Hasta que el castaño lo jalo con algo más de fuerza de la esperada, llevándolo justo enfrente, quedando cara a cara.

—¿Sigues enojado conmigo? —lo miro a los ojos.

Vio como el castaño rodaba los ojos.

—No estoy enojado contigo —explicó—. Estoy enojado con el hecho de que esas personas te utilizaron y tu pareces no darle importancia.

—Escucha... Se que es algo por lo cual deba estar triste; pero no lo estoy —colocó sus manos sobre la cadera de Jeon—. Eso quedó en el pasado y ya no puede lastimarme.

El castaño llevó sus manos a los hombros de Jimin.

—Pero... —el pelirosa lo interrumpió.

—¿Podrías solo concentrarte en mi yo del presente? —hizo un puchero.

Jungkook resopló por la nariz, mirando los ojitos brilloso del contrario, después asintió.

—Lo siento —acarició su rostro—. Hace rato me comporté como un idiota al gritarte. Y debes decirme si te sientes incómodo.

Esta vez Park negó.

—También lo siento —sonrió—. Tenías razón, debí habértelo dicho primero, fue mi culpa que te sintieras de esa forma, no me siento incómodo cuando me tocas. No construyas esa muralla, por favor.

—Bien —le dio un pequeño beso—. Pero tu también tócame.

Tomó las manos del pelirosa y las llevó a su cara.

—No me importa —esta vez beso la punta de sus dedos.

Eso hizo que Jimin sintiera cosquillas en su estómago, feliz. Asintió emocionado otra vez mientras le plantaba un beso más profundo.

—Te queda mejor —mencionó una vez que se separaron jalando la camisa de manera juguetona.

—Era parte del plan B —su risita volvió a salir—. Para poder quitarte el enojo.

—Y quién dijo que ya no estoy enojado —frunció el ceño mirándolo a los ojos.

—Pues en ese caso —el pelirosa llevó los brazos por arriba de la nuca del más alto para besarlo.

Jungkook lo abrazo por la cintura, acariciandolo, estuvieron así por unos minutos. Hasta que el calor comenzó a causar estragos en sus cuerpos, Jimin se alejó de él para llevar sus manos por todo el torso de Jeon, sintiendo su piel suave y sus músculos tonificados.

En su lugar, el castaño introdujo sus grandes manos por debajo de la playera, siguió con los besos por su cuello, sintiendo el cuerpo del más pequeño relajarse ante sus caricias. Jimin soltó un jadeo mientras las cosquillas recorrían toda su anatomía.

Introdujo sus manos por el pantalón del castaño hasta dar con el bulto que se encontraba por debajo de su ropa interior, sonrió malicioso al escuchar un gruñido por parte del castaño.
Palmeó varias veces sobre la tela.

—¿Quieres que pare? —Jungkook se apartó de sus labios.

Jimin negó rápidamente, dándole otro beso. Sintió como es que el castaño se restregaba contra él, tomó eso como una buena señal. La timidez se apoderó de él por un instante, pero después de que Jeon colocara sus manos en su trasero volvió a sonreír.

Con una mano sacó la erección de su sensual pareja fuera de su ropa interior, quien parecía estar listo para la atención. Jungkook vio como el hombre que tenía enfrente llevaba una de sus manos hasta su boca, para proceder a darle largas lamidas aún viéndolo directamente a los ojos. Eso fue una de las cosas más caliente que Jeon había visto en su vida.

Vio como Park bajo su mano hasta su miembro, subiendo y bajando despacio hasta que llegara a endurecerse completamente, volviéndolo loco; definitivamente eso no lo vio venir.
Soltó otro gruñido, sujetando a Jimin de la cintura, lo alzó si problemas y lo colocó justo en el barandal de piedra abriéndose paso entre sus bien formadas piernas.

Con la excitación al límite, le quitó los bóxers —Jimin le ayudó un poco extendiendo sus rodillas— quedando solo con la camisa de pijama; le dio otro beso sin piedad y después muy delicadamente entró en Jimin con una sola estocada. Lo escucho soltar un gemido mientras se sostenía de él por su cuello.

—Espera —dijo el pelirosa entre jadeos.

Jungkook sostuvo las caderas de Jimin, abrazándolo dulcemente, mirándolo a los ojos. Después de unos momentos, el pequeño chico asintió; Jungkook comenzó a ir de atrás a adelante despacio y suave, en un vaivén casi enloquecedor para ambos. Hasta que su juicio comentó a perderse; las estocadas suaves pasaron a ser más duras pero igual de lentas.

Haciendo gemir a Jimin y a Jeon jadear roncamente.

—¿Te gusta? —el castaño lo abrazó recargando el cuerpo de Park contra el barandal.

—No pares —asintió lloriqueando por lo bien que se sentía, enrollo sus piernas en Jungkook al sentirlas temblar.

Una estocada certera hizo que Jimin se escondiera en el hombro de su amante, se mordió la lengua para no gritar, y gustó cundo creyó recomponerse; Jungkook volvió a arremeter contra él, haciéndolo llegar al clímax, se sujetó con fuerza al sentir como su pareja continuaba el vaivén, aún seguía sensible, pero cuando Jungkook gruñó de nuevo, supo que ambos estaban satisfechos.

El más alto atacó sus labios nuevamente, ambos se sentían relajados, el sudor de Jungkook iluminado por la luna hacía que se viera muy sexy a los ojos de Park.

—Que bueno que estamos en un área privada —lo vio a la cara.

—Eres un tonto —Jimin soltó una carcajada.

歴史; バン!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora