数; 𝑬 𝑷 𝑰́ 𝑳 𝑶 𝑮 𝑶

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—¡Bebé! ¡Bebé mira! —Jimin llegó corriendo con una tablet en sus manos.

Jungkook quien estaba sentado viendo un programa en el televisor, se acomodó cuando Jimin llegó a sus brazos. Era un noticiero, mostrándole el caso de un hombre un tanto mayor con el rostro duro y con cicatrices, quien era apresado por haber cometido un monto de crímenes, desde los menores hasta los cuales no se podían mencionar.

—Él es... Él es el asaltante que mató a mis padres —llevó una mano a su boca sorprendido—. Irá a prisión por el resto de su vida.

—Wow —el castaño siguió escuchado las noticias.

—Vi en otro reportaje que lo descubrieron de una forma muy extraña —se miraron—. Que los archivos de sus crímenes encubiertos fueron enviados al teniente de Ulsan de un servidor público. Nadie sabe quién fue.

—Un justiciero como Batman quizá —se levantó para servirle algo de té.

—Pero no lo entiendo... ¿Por qué hacerlo así? —frunció el ceño—. Las familias podrían agradecer por eso, incluyéndome.

Tomó la taza que Jeon le ofreció una vez que estaba de vuelta en el sofá.

—Quizás es como tu amor —se sentó otra vez—. Y quiere permanecer en anonimato. Hay que pensar en que tus padres y las demás personas que sufrieron se les hizo justicia.

Jimin formó un surco con sus cejas, observó a su novio quien bebía de su té con tranquilidad.

—Fuiste tu —dejo su té en la mesa de centro.

—De qué hablas —negó bebiendo el líquido para esconder su expresión.

Si lo miraba a los ojos, lo descubriría.

—No mientas —hizo un puchero—. Fuiste tu.

—Está bien —suspiró—. Me atrapaste, se que me pediste olvidarlo, pero no pude.

—Gracias Kookie —se acercó para besarlo—. Pero no hagas eso de nuevo, consúltalo conmigo también.

Jeon soltó una risa.

—Lo prometo —volvió a posar sus labio sobre el pelirosa.

Después de una larga sesión de besos, Jungkook habló.

—Pasado mañana es nuestro aniversario —habló acostándose a lo largo del sofá con Jimin encima suyo—. ¿Quieres hacer algo en especial?

Habían pasado tres años de noviazgo ya, donde ambos habían aprendido a respetarse y quererse con fuerza. El departamento de Jungkook se había vuelto su guarida, en donde ambos se sentían cómodos y en casa con la compañía del otro.

—Mmmh. —recostó su cabeza en el fuerte pecho del contrario—. Podemos ir a cenar y después pasarla bien aquí... Juntos.

Levantó su rostro para darle un beso de piquito.

—Bien —le acarició la espalda en un gesto de amor puro—. Lo que desees mi precioso gatito.

Volvieron a besarse para después ver algo en la televisión.

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