Veinte

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Toda la oscuridad que alguna vez sintió estaba plasmada ante sus ojos. Se sentía extraño que algo que una vez tuvo por dentro pudiera tener acceso a tacto y visualización en ese momento.

Las colmillos de un oso no se comparaban con los dientes de la realidad sobre su cuerpo. Y es que no era un dolor físico sino sentimental.

Quería retroceder o girarse para buscar alguna salida o una luz blanca, la esperanza era buena para refrescar su desilución pero, ¿de dónde iba conseguir ese color verde? Si todo lo que lo sujetaba a la tierra estaba delante de sus ojos.

Su familia enterrada entre escombros, la sangre abandonando su cuerpo, sus ojos llevándose la fotografía más desagradable del universo y él, sintiéndose físicamente bien condenado a vivir sin ellos...

-¡No!

Anthony abrió los ojos con violencia haciéndose daño por el repentino movimiento. Sintió la venda de sus costillas, ajustadas con solidez.

Por los pasillos se decía que el señor Stark era un milagro. De esos egocéntricos pero bonitos.

Su salud estuvo en la línea final, perdiendo la batalla. Solo la fortaleza y el impulso sobre el deseo de seguir presente fueron los únicos que lo sostuvieron para soportar cada intervención.

-¿Tony? -Pepper corrió a su encuentro. Dios, la mujer se veía hermosa.

Hermosa, sí. Muchos dirían que no era la Pepper Potts de siempre por cargar con el cabello hecho un nido, los círculos purpura bajo sus ojos y una fachada de ropa que parecía pijama.

A ella le valía un comino. Desde que se enteró del accidente no había hecho nada para no separarse de su querido amigo.

Mientras Happy se encargaba de los chicos Stark-Rogers, ella se dedicaba a cuidar, bañar y cambiar a Tony.

Bucky se encargaba de Steve, Natasha de Banner junto con Clint, quién, gracias a Dios, no tenía ningún indicio de gravedad.

Solo necesitaba descansar.

Pepper Potts se inclinó cerca de su mejor amigo y sonrió al volver a ver esos ojos avellana que tanto le causaban paz.

Ella solamente se sentía serena si veía movimiento en ellos.

-Hey -saludó soltando niveles emocionales en su voz.

Stark se percató de su cercanía y sonrió con tranquilidad al verla. No necesitaba ser pareja sentimental para saber que compartían un mismo corazón.

-Hola Pepper -devolvió el saludo estirando los labios en una sonrisa animosa.

La pecosa tenía tantas ganas de abrazarlo sobre ese aparato vía intravenosa pero se contuvo.

Por un momento Stark paralizó su respiración recordando a Steve, olvidándose por completo de él mismo.

Necesitaba, para poder respirar, una respuesta que beneficiara su salud.

-¿Dónde está Steve? -Preguntó, entre quejidos al querer sentarse, su brazo izquierdo lo cargaba un cabestrillo rojo.

Pepper apartó el barandal de la camilla para sentarse en un rinconcito.

-Él está muy bien. Sufrió un infarto pero, gracias a su capacidad de recuperación, lo que sintió fue  una caricia.

Tony sostuvo la muñeca izquierda de la mujer y le pidió lo siguiente:

-Quiero verlo a él y mis hijos.

La señorita Potts asintió fascinada y le prometió volver con su familia lo antes posible.

La Superfamilia Y Algo Más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora