Tres: Editado.

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Steve abrocho el cinturón de todos sus hijos, para molestia de los mayores, y buscó sentarse en medio de su omega y Morgan. Tony iba bien vestido con aquellos pantalones de trabajar que tanto sacaban de sus cabales a Steve.

-¿Sabes algo? Hoy después de la junta que tendré con Pepper estaré solo. -Tony le guiño un ojo a su esposo.

-Oh, dile a Pepper que te acompañé cariño, pero sé que te gusta estar solo. -Dijo Steve y apretó su mano.

Tony puso los ojos en blanco, se llenó de paciencia y dijo:

-No quiero estar con Pepper, quiero cumplir una fantasía con mi esposo, y quiero que mi oficina deje de ser decente, necesito profanar mi escritorio y llenar de crema las sillas.

Steve fruncio el entrecejo, luego separó las cejas dándose cuenta, enseguida se ruborizo. Podian tener cinco hijos, podía haber pasado ya tanto tiempo, pero su inocencia, aunque sea un poco, ahí quedaba, ya no era puro y casto, le encantaba el sexo, le fascinaba profanar cada rincón del mundo con su omega, desde la cama de su habitación hasta la mesa de reuniones de los Vengadores, y que no se mencione o tal ves si, la mansión X.

Steve se acercó a la oreja de su omega y susurró:

-Ahí estaré. -Tony se puso tan deseoso, pero se repuso, recordando que a su lado, estaba la criatura que había dado a luz hace cinco años.

Morgan estaba jugando con el teléfono de Steve, no era sorpresa que ella supiera manejarlo mejor, Tony continuó charlando sobre la futura y aburrida junta que le esperaba, Peter enviaba mensajes a su misterioso novio, Harley se dedicaba a dormir, María escuchaba Black in Black y Johnny dibujaba fuego en su cuaderno.

El jet aterrizó en el complejo de los vengadores, todos los niños bajaron, y Tony pidió ayuda para con las maletas y que se encargaran de llevarlas a su mansión.

Todos estuvieron renuentes, su padre les había engañado bien, les prometió llevarlos hasta la entrada de la escuela en jet, Steve no le pareció mentir, pero obligado por Tony lo hizo, era más que obvio que no los llevarían en jet a la escuela, por más que lo desearan, eso sería una locura, hasta para Harley y Maria, quienes son los más presumidos, eso pensaba Steve.

Happy, yacía afuera, esperando por todos. Natasha que venía con su preciosa pelirroja Kobik, sonrió y corrió a besar a todos sus sobrinos.

-¡Oh, qué maravilla tenerlos aquí, pequeños espías! Ayer regresé de Rusia con James y nos propusimos ir a visitarlos, olvidando que ya nos habían dicho que regresaban hoy. -Explicó la agente, que ahora acariciaba los pelos rubios de Maria.

-¡Al menos algo bueno tenemos por aterrizar aquí! -Se quejó María.

-Princesa ya no hagas esas caras. -Steve la abrazó -no podemos darnos el lujo de llevarlos en jet hasta la entrada de la escuela, no es apropiado y no es correcto, nosotros como vengadores no debemos andar luciendo lo que se ocupa para emergencias.

Mary rodó los ojos, Kobik se acercó a ella, le susurró algo al oído y ambas se alejaron.

Morgan, que se agarraba de la mano de Tony, se soltó y corrió por el césped hasta donde estaban.

-¡Mary, ven! -Le gritó Maguna, pero desafortunadamente, Maria no logró oírla.

Morgan triste regresó con su padre. La niña tenía ciertos celos por las amigas de Mary, estaba tan dolida, puesto que no tenía ella, ningún amiguito y su única compañera era Sarah María sin embargo ella creía que cuando aparecían Kobik, Frigga, Rosie, Cassie y Nina, ella, la pobre Maguna, no existía y no cabía en su mundo.

Natasha cargó a la niña y le dio un beso en la mejilla, sacó de su chaqueta unos diez dulces y se los dio, aunque Steve no estuvo de acuerdo.

-Tony, Steve, hay una junta importante, hoy a las cuatro, sobre algo que tiene importancia, al parecer algo pasa con S.H.I.E. L. D., en la base de DC.

La cara de preocupación en Natasha era evidente, pero se controló porque los niños seguían ahí.

-Ahí estaremos. -Aseguró el matrimonio.

Nat bajó a la castaña, llamó a Kobik y María, para llevarlas a la escuela, también se llevó a Peter y Harley.

Los únicos que quedaban eran Johnny y la linda Maguna.

-Jefe cuándo quieras -Habló Happy sonriente, esperando llevar a los niños.

-Llevame a mi a la torre, Steve llevará a Morgan, y Johnny, ya sabes quiere acompañar a Maguna.

Happy aceptó complacido, y fue a preparar el auto.

-¿Entonces me buscas a las tres, tenemos sexo desenfrenado e impuro, venimos a las instalaciones, nos echamos otro y vamos a la reunión?

-¿De verdad?

-No te hagas Rogers.

Ambos rieron.

Steve se despidió de su omega, frotando su mejilla contra la de él, le besó y le mordió los labios. Tony no faltó con el montón de palabras vulgares sobre sexo, a Steve ya nada le sorprendía de él.

Tony le dio un beso a sus bebés pequeños y los despidió, deseando toda la suerte del mundo y aconsejando que todo estaría bien.

En el fondo estaba feliz, un inició de clases nuevo, y sus bebés estaban más grandes, pero le preocupaba dejar a Morgan ahí en ese nido de cachorros alfas malcriados, con educación asquerosa e inapropiada, pero Tony Stark no se quedaría de brazos cruzados, haría lo que le plazca, y planeaba hacer algo, respecto a ese nido de gusanitos si hoy terminaba mal.

Steve llevó a Johnny al salón de segundo grado, lo despidió y le besó la frente, el rubio desprendió un aroma feliz, y fue a sentarse a su silla.

Seguía el salón mariposas. Salón donde Steve debía abandonar a Morgan, sentía que ese era un abandonó.

Entró, todos los niños giraron y se encontraron con el gran capitán América, estaban apunto de acercarse hasta que sintieron una omega entre sus brazos, Morgan se encogió en los brazos del rubio.

Los ojos estaban puestos en Morgan, la niña más preciosa de esa escuela, pero no era su belleza la importancia, era su casta. 《¿Por qué no hay otro omega? ¿Por qué?》 Pensaba Steve.

Una mesita con tres sillas pequeñas tenía pegado el nombre de Morgan y su apellido, Steve la deposito ahí, y en su cajón guardo su lonchera.

-Papi, papi, no quiero quedarme, todos, me miran de forma fea.

Steve tocó la cabeza de la niña.

-Maguna, te prometo que las horas pasaran rápido y en cuanto el timbre para irte, suene, yo estaré afuera de esa puerta marrón, te llévare a casa, y tendremos una fiesta de té digna de ti.

Morgan abrazó fuerte a su pop, y le pidió llegar cuanto antes y le envió un mensaje a su padre por medio de él 《Dile a papi que invente una maquina del tiempo, donde las horas pasen rápido para estar juntos》

Al rubio le dio ternura, Morgan apretó su mano fuerte y lo dejó irse después de casi ponerse a llorar. Fue lo más duro que hizo Steve ni siquiera su padre le causó tanto miedo cuando era niño y lo golpeaba como el que su hija le provocaba por quedarse sola.

Steve salió con el corazón en la mano, aquella castaña se sintió tan mal, era tanta la ironía, ser hija de dos hombres valientes, superhéroes, nadie la salvaría a ella.

La Superfamilia Y Algo Más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora