Tras los trágicos sucesos del 31 de octubre y la muerte del menor de los primogénitos Black, Helena y Sirius tienen que tomar las riendas de su vida una vez más y hacerse cargo de dos pequeños que han quedado a la deriva sin sus padres; siendo ellos...
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31 Octubre 1981
La última tarde de Octubre había llegado, el viento soplaba llevándose así las hojas naranjas que aquellos árboles habían soltado; las calles eran llenadas con risas y gritos de alegría de los pequeños niños que salían a pedir dulces con sus padres; a simple vista se podría decir que todo era felicidad; pero no era cierto o al menos no completamente
Helena Longbottom veía por la ventana las calles casi desiertas del condado de Dorset; ver las calles tan aisladas y ver a las personas escondiéndose y temiendo por el echo de no saber si seguirán vivos al día siguiente, le daba náuseas. Estaba harta, estaba harta de no poder ver a su hermano, estaba harta de no poder ver a su sobrino y su ahijado, estaba harta de no saber si regresaría viva de la siguiente misión, estaba harta de vivir en una guerra.
- Oye linda, ¿Qué tal si vemos una película?- La pregunta de su novio llamo su atención
- No lo sé cariño, no estoy de humor - Sirius la vio con tristeza, no era sorpresa para él que ella esté distraída y triste constantemente; había pasado casi tres semanas desde que vieron a sus mejores amigos y desde entonces no tenían noticias
- Vamos hermosa, no quiero que estés triste, tal ves solo deberíamos disfrutar de la poca tranquilidad que tenemos
La ex Ravenclaw lo medito un momento pero optó por complacer a su novio; después de todo había tenido un día difícil, la misión a la que asistió, en realidad había sido una emboscada
- De acuerdo - musitó mientras se paraba del sillón individual - yo preparo las palomitas y tu pones la película
El animago salto como si tuviera un resorte y corrió a la televisión muggle que habían comprado a petición del primogénito Black
- ¿El imperio contraataca, encerio?
- Es un clásico cariño - contesto el merodeador mientras comía palomitas
El resto de la tarde fue tranquila o al menos eso creyó la castaña, mientras ella disfrutaba de la película y comía palomitas el humor del chico Black había cambiado drásticamente; por alguna razón sentía que algo no estaba bien
Al llegar el anochecer solo empeoro y Helena se dió cuenta de esto, podía ver cómo su novio no soltaba su varita y miraba constantemente la puerta esperando que algo o alguien la atravesará
- Cariño ¿Está todo bien?- la voz preocupada de la joven Longbottom saco del trance al animago
- Si linda, todo está perfecto- el intento de no preocupar a su novia se desvaneció completamente con la mirada de reproche que ella le dió - De acuerdo, tengo un mal presentimiento, no sé sobre que realmente, pero siento que algo anda mal
