Tras los trágicos sucesos del 31 de octubre y la muerte del menor de los primogénitos Black, Helena y Sirius tienen que tomar las riendas de su vida una vez más y hacerse cargo de dos pequeños que han quedado a la deriva sin sus padres; siendo ellos...
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- James, entiende, hay un traidor entre nosotros, no puedes solo dejarlo pasar - insistió el ojigris
- ¿Y qué quieres que haga Sirius? - pregunto - no voy a desconfiar de ninguno de mis amigos, mucho menos acusarlos
- James, está reclutado a los hombres lobo - susurro - quizás Remus este con él ahora
- ¿Te estás escuchando? - irónizo - ¿De verdad te escuchas? - el pelinegro no respondió - estás acusando a uno de nuestros mejores amigos de traición Sirius, solo por ser algo que él no pidió
- Esto es peligroso James, entiende - le detuvo - no es solo un juego, esto puede poner nuestra vida en riesgo, la tuya, la mía, la de Lily y Helena - aún usando a las personas que más ama como excusa, el Potter se mantuvo firme - ya han sufrido demasiado - le recordó - Helena aún no se recupera de la muerte de sus padres
- Sirius - murmuró cansado - Remus jamás nos traicionaria, tampoco Peter, ni Alex, ellos son nuestros amigos, no son capaces de hacer eso
- ¿Y si te equivocas? - le pregunto antes de que el de lentes saliera de la habitación
- Entonces moriré equivocado - le confesó - pero en paz, por no haber desconfiado de mis hermanos
- ¡Sirius! - lo movió su esposa levemente - cariño, despierta - volvió a moverlo - solo fue una pesadilla - murmuró al ver al ojigris abrir sus ojos y tomar su varita para defenderse
- ¿Helena? - al reconocerla bajo levemente el arma y la oculto de nuevo bajo la almohada - ¿Qué ocurrió? - pregunto al ver su cuerpo cubierto de sudor
- Solo fue un sueño cielo, creo que tuviste una pesadilla - le explicó - te escuche murmurar, pero derrepente empezaste a moverte y a sudar demasiado y me asusté - trato de explicar la mujer - así que decidí despertarte
- Está bien, linda, gracias - le dijo antes de darle un tierno beso en la frente
Helena sonrió al ver que su esposo aún recordaba su poco apego a los besos en los labios recién levantados
- Ya es tarde - mencionó el Black viendo el reloj - ya no creo poder dormir
- Inténtalo mi amor, quizás y puedas descansar un poco más - le pidió la castaña acostándose de nuevo
- No, cariño, está bien - la tranquilizo - iré a correr y después prepararé el desayuno
- ¿Seguro? - pregunto la de ojos cafés casi dormida
- Si, Lena - Sirius se puso de pie y después de cambiarse por algo más deportivo camino hacia su esposa para besar de nuevo su frente - te amo - le susurro antes de salir de la habitación, dejándola dormida
