Stuck with Me [Tom Hardy Y Tú]

Capítulo 3

Capítulo 3. Novia

 

Ya habían pasado dos semanas, pronto la rutina de acompañar a Eddie en sus reportajes se volvía menos inquietante y más interesante.

Me encuentro en mi oficina revisando unas cuantas preguntas y temas de relevancia para los reportajes de esta semana hasta que unos golpes en la puerta me hacen levantar la mirada encontrándome con Eddie de pie sobre la puerta con dos cafés en sus manos.

— Buenos días Lil.

— Hola Eddie.

Lo veo caminar en mi dirección y una vez que toma asiento al otro lado del escritorio extiende un café hacia mi a lo que le agradezco.

—  ¿Qué tenemos esta semana?

— Bueno, tenemos para elegir, está la exclusiva de la casa Marsh, en la cual parece habitar el fantasma de su primer dueño, pero siento que este te gustará — tomo una de las hojas y la arrastró hacia él a lo que el toma está y leé detenidamente.

— Uh, una pista de carreras — su mirada va hacia mí y me dedica una ladina sonrisa — me agrada. Aunque no sería mala idea ir a visitar primero aquella casa embrujada.

Entorno la mirada hacia él a lo que bebe de su café con tranquilidad a lo que termino sonriendo.

— Bien, señor valiente, iremos a aquel lugar.

Cuando Eddie esta por responderme el sonido de una llamada entrante lo hace quedarse callado. Saco de mi bolso mi celular y al ver de quién se trata me muerdo los labios.

— Es Johnny.

— ¿Qué no habían terminado hace unos días atrás? — asiento dándole la razón a Brook y apagó el teléfono y lo dejo sobre el escritorio.

— No lo tomo muy bien, así que al final tuve que ser más directa y hacerle saber que ambos veníamos de lugares muy distintos.

— ¿Quieres decir que no quisiste acostarte con él?

— Si, gracias señor discreto — Eddie se ríe y yo bebo de mi café mirándolo sería.— Al final me llamo mojigata y se fue muy molesto del sitio al que habíamos ido a cenar. ¿Tú piensas que si lo soy?

Aquella pregunta parece sorprender a Eddie ya que por unos largos minutos se queda en silencio mirándome.

— No, solo eres una chica demasiado lista que sabe lo que quiere. Y estoy seguro de que ese tipo ya se ha dado cuenta de lo que dejó ir contigo.

— Vaya, gracias Eddie.— le sonrío con ligereza y Brook me devuelve el gesto.

— Bien, — veo a Eddie ponerse de pie con su café en mano — entonces te dejo continuar con tu trabajo.

Levanto mi café en su dirección y veo como Brook desaparece por la puerta de cristal.

Mi teléfono vuelve a replicar y opto por apagar mi teléfono para no escuchar más mi celular el cual ha comenzado a molestarme.

…

El sol ha comenzado a ocultarse una hora atrás, apago mi computador y lo guardo en mi bolso al igual que el resto de mis cosas.

Me despido del guardia en la entrada y emprendo mi camino hacia mi casa, la noche envuelve las calles y las luces de faros y comercios abiertos iluminan la calle. En mi camino a mi departamento enciendo mi teléfono y me encuentro únicamente con llamadas perdidas de mis padres.