Fuji con caries.

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Hoy era un día especial, la primera visita al dentista de Fuji.
Mi más sentido pésame, mocoso.

Resulta que Fuji se sentía mal desde hace algunos días, le dolía la boca y no podía comer, al inicio pensamos que nos estaba jodiendo pero no, sí era de verdad. Fuji tenía obviamente doctores particulares gracias a Kazutora que ahora nos acompañaba, gran idea hacerlo el padrino.

- ¿Sabías que tu papá también tuvo caries? - Y ahí va Tora. Rodé los ojos con fastidio mientras cargaba a Fuji, Chifuyu estaba delante de nosotros riendo junto con Kazutora.

- Mi récord es de 10, supera eso pequeño demonio. - Seguí la conversación.

- Ya veremos, viejo. - Me contestó mientras hacía trenzas con mi cabello.

- No le van a ganar nunca a Mikey. - Chifuyu soltó una ligera carcajada. - Llegó a tener 20.

- Y también tiene diabetes, por eso no debes abusar de los dulces, Fuji. No quieres terminar igual que tu tío Mikey ¿verdad? - Esta vez fuí yo quien intentó ser un buen padre y darle una lección de vida a mi hijo.

- No, yo no quiero tener impulsos oscuros que se llamen diabetes. - Bueno, lo intenté.

Apenas llegamos a la clínica y escuchamos el horroroso sonido de los artefactos que usaban los dentistas, fuí testigo de como mi hijo empezaba a temblar por las quejas de la persona que estaba adentro.

Es mi venganza, spanky.

- Ya no quiero. - Renegó, escondió su rostro en mi cuello buscando protección y sonreí. Pocas veces pasaba eso, aquello me recordaba que Fuji siempre sería mi pequeño bebé, un diablo convertido en bebé.

- Va a ser tan rápido que ni lo vas a notar, solamente cálmate y hazlo por mamá o le diré que tienes miedo y tú no quieres eso ¿verdad, Fuji? los niños miedosos no tienes galletas. - Su rostro se levantó dejándome ver su molestia mientras me sacaba la lengua.

- Mamá no debe saber que tuve miedo, si le dices entonces tomaré venganza con el tío Tora. - Y ahora ya estaba a casi un metro de mí, mirándome como si fuera el gran jefe o alguna mierda así.

Respira Kei, pronto será tu venganza.

- Hanemiya Kazutora, pase por favor. - Escuchamos la voz del dentista, era turno de Fuji.

Hablando de venganza.

- ¿Qué tal, Nahoya? - Kazutora entró como Pedro por su casa mientras veía con atención todo el lugar. - No te veo desde la anterior semana, cuando fuí al restaurante que tienes con Souta.

- También es un asco verte, Tora. - Contestó sonriendo, rápidamente volteó su vista a Fuji. - Ya veo, voy a necesitar que dos adultos responsables se queden mientras lo reviso.

- Ya oíste Keisuke, afuera. - Se burló Kazutora.

- Soy su padre, imbécil. -

- ¿Saben? no importa, solamente déjenme con Chifuyu. - Contestó Nahoya. - Pueden leer revistas afuera o morirse, cualquiera de las dos opciones es buena.

- También fue genial verte. - Kazutora respondió.

- Tampoco puedes pelearte con nadie ni asustar niños. -

Ambos salimos de ahí con la cabeza baja y los brazos cruzados.

- ¿Sabes? normalmente los niños lloran cuando ven a Nahoya, Fuji es la excepción. -

- Cuando a Fuji le da miedo algo no llora, lo golpea. -

- Cierto. - Y como si mis palabras fueran magia se escuchó un golpe fuerte desde adentro, seguido de un grito de Chifuyu y la risa de Nahoya. El pequeño diablo vino corriendo mientras sonreía y señalaba sus dientes.

، ✶ 𝗟𝗔 𝗙𝗔𝗠𝗜𝗟𝗜𝗔 𝗕𝗔𝗝𝗜 !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora