، ✶ Me gustas !

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//Odio dejar estás cosas aquí pero ajá, quería avisar que cada capítulo que tenga "، ✶" al inicio es un capítulo especial que narra el pasado del Bajifuyu. Los capítulos que tengan "𖣂:" al inicio son de otras parejas.
Gracias por leer. <3

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Mi uniforme arrugado y la corbata mal puesta solamente eran parte del outfit de chico malo y despreocupado, mi mamá no entendía la moda y estaba seguro de eso.

Como decía Tora, equis, somos chavos.

- ¡Baji Keisuke, pareces un maldito vago! - Bueno, estaba muy acostumbrado a algunas de sus duras palabras. - ¡Mírate! ¿por lo menos estás bañado? y ni se te ocurra ponerte ese asqueroso axe de chocolate. - Reí al escuchar a mi mamá gritarme tan temprano por la mañana, pero viendo el lado bueno, nada de lo que diga podría lastimarme.

- Por lo menos te lavaste los dientes, así no le darás tanto asco al omega que tanto te gusta ¿cómo se llamaba? ¿Chifuyu? pobre pequeño, en las garras de un alfa tan cochino. -

Golpe bajo.

La miré mientras hacía un puchero en los labios y al ver que su semblante no cambiaba me dí media vuelta para bañarme otra vez.

Algunas veces la vida era muy cruel, pero no podía hacer nada contra eso, ni modo que ese precioso omega con olor a galletas que tanto me gustaba se tenga que quedar con un alfa que olía a axe de chocolate, eso sí que no.

Apenas salí de la ducha y corrí a ponerme el uniforme, esta vez sin corbata para evitar los gritos de mamá.
Mierda, se me hacía tarde para recoger a Chifuyu, tomé mis cosas y salí corriendo de casa dejando un beso en la mejilla de mi mamá.

Descontando la parte en la que casi atropello a un anciano y todas las veces en las que me pasé por el culo un semáforo en rojo se podría decir que llegué a tiempo para recoger a mi futuro omega. Estacioné justo al frente de su casa, en cuestión de segundos salió el dueño de mi corazón con una gran sonrisa en el rostro, sonrisa que desapareció en cuanto me tuvo de cerca.

Dios, sé que nunca te hablo pero si existes por favor dame una señal de que no apesto a axe de chocolate, te lo suplico.

Medio imbécil también, queriendo manipular al de arriba, si yo fuera Diosito también me mandaba a la mierda.

De repente lo ví dar media vuelta regresando a su casa, un sinfín de cosas pasaron por mi mente.

Seguro sí me vestí mal.
Tenía que peinar mi cabello.
No debí, no debí ponerme el axe de chocolate.

Repasé mentalmente la lista de cosas que hice antes de salir de casa y no era nada fuera de lo normal ¿y si estaba haciendo algo malo? ¿está mal esperarlo afuera de su casa? no, tampoco me dijo que le molestaba.

- ¡Baji! te estoy hablando desde hace un rato ¿en qué estás pensando? -

En tí mi amor, siempre pienso en tí.

Las mejillas del amor de mi vida estaban rosadas, al igual que su nariz y claro, si estábamos en pleno invierno y Chifuyu era demasiado sensible con el clima. Él soltó una pequeña risita que me derritió por completo, me quedé perdido en esos ojos esmeraldas que tanto me gustaban por unos segundos. - No traes la corbata puesta y hace mucho frío, te vas a enfermar. -

Se estiró de una forma tan adorable que me hizo chillar, estaba poniéndome un gorro para el frío, con cuidado acomodó mi cabello mientras me regañaba por no secarlo antes de salir.
Pero lo que pasó después me dejó mal.

De su bolsillo sacó una corbata idéntica a la suya.

¿Hola, Dios? soy yo de nuevo, creo que voy a morir de un paro cardíaco o respiratorio, lo que ocurra primero no importa.

Chifuyu me estaba acomodando la corbata y para cerrar con broche de oro, pasó una bufanda al rededor de mi cuello.

- No puedes enfermarte, estamos en exámenes finales y si te pierdes uno harás llorar a tu mamá y ninguno de los dos quiere eso ¿verdad? - Me concentré en sus labios al hablar, la forma tan preciosa en la que sonreía incluso cuando hablaba y como hacía pequeños soniditos, sus mejillas y nariz sonrojadas, sus delicadas manos cubiertas por unos guantes gruesos que solamente hacían que se vean más pequeñas y aquel increíble aroma que me hacía sentir como en casa.

- Me gustas. - No, ni siquiera lo había pensado y solamente había salido de mi boca así como así. Él se detuvo de golpe para mirarme con sorpresa, sentí toda la cara roja y rápidamente cubrí mi boca. - ¡N-no quise decir eso, bueno sí quería pe-pero no ahora, no aquí! ¡perdón! -

En lugar de un reproche o un "lo siento" escuché una ligera risa salir de sus labios, mi alma volvió a mi cuerpo.

- También me gustas, Baji. -

، ✶ 𝗟𝗔 𝗙𝗔𝗠𝗜𝗟𝗜𝗔 𝗕𝗔𝗝𝗜 !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora