˗ˏˋ Dos ˎˊ˗

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...

Hyunseo acababa de llegar a Corea, llevaba apenas dos días allí, y ya había llevado a Sunoo a su casa. Aunque esperaba que su madre lo soltara de una vez para poder hablar con él. La mujer siempre había adorado al pequeño amigo de su hija, y había querido que estuvieran juntos aún cuando él tenía dos años menos, y Hyunseo odiaba el concepto de "amor" con toda su alma. Cosa de la que todos estaban lo suficientemente enterados como para mantener el tema alejado de una conversación en la que ella estuviera involucrada.

Ella estaba pensando en que esa mañana también había visto una carta firmada por él, pero ni siquiera la leyó, agarró la Polaroid que contenía y, el sobre lo tiró.

- Mamá, tengo que llevarme a Sunoo arriba. Lo he traído para que hable conmigo, no para que te cuente a ti el estado de su familia entera y las relaciones amorosas de sus primas. - arqueó una ceja, dirigiéndole una mirada rápida a su amigo, que tampoco se callaba nunca si le daban rienda suelta.

Juhyeon reía de fondo mientras su madre le sacaba burla, y Sunoo era arrastrado por las escaleras hasta el piso de arriba. No literalmente, pero casi.

Una vez entraron a la habitación, Hyunseo sacó dos vestidos de su armario. Sujetó una percha con cada mano y se los mostró a Sunoo.

- No sé cuál ponerme hoy. ¿Cuál te gusta más?

- ¿Dónde los has comprado? Son fascinantes. - dijo, antes de dar una respuesta.

- Los diseñé yo. - contestó con aires de grandeza.

Sunoo sonrió, se levantó y analizó los dos de cerca.

Uno era negro y corto, ceñido, con escote en forma de corazón, piedras preciosas de tonos claros por toda la costura de este y mangas "julieta", aglobadas, de un negro semi transparente, que eran caídas y dejaban ver todos sus hombros y clavículas.

El otro era un vestido de tirantes en hatter, de la misma largura, pegado al cuerpo y con un tono azul marino. Más simple que el otro.

Sunoo fue directo al negro -. Este es asombroso. - admitió agarrando la percha y dejándola en la cama.

- Lo sé, gracias. - respondió Hyunseo mientras reía y guardaba el otro.

Sunoo se encontraba sentado en el borde de su cama, mientras que ella iba de armario en armario, abriendo un zapatero, luego otro, sacando pequeñas cajas en forma de baúl y con decoraciones vintages, que contenían accesorios. Incluso algún joyero.

- Dime, ¿Cómo son esos alumnos nuevos con los que os habéis juntado? - interrogó a la par que buscaba unos pendientes en concreto.

- Se llaman Jake, Riki, Jungwon y Heeseung. Jake es australiano y tiene la misma edad que Sunghoon y Jay, Heeseung tiene tu edad, Riki es del dos mil cinco y es japonés, y Jungwon es un año menor que yo. - informó.

"Heeseung", el chico de las cartas con una polaroid añadida en cada una.
Para ella ya era "el chico de las polaroids", a modo de risa para sí misma. No iba a contarle eso a nadie, pero sí era cierto que le resultaba tremendamente estúpida esa carta que le mandó. Aunque sabía que no debía de ser para ella.

- Heeseung estaba bastante colado por Béatrice. Aún no le hemos dicho que se ha ido porque no quiere que le hablemos de ella. Es como una cosa suya y de nadie más. - se encogió de hombros. Dando la información que terminaba de confirmar lo que Hyunseo ya sabía.

- Nah, no hace falta que se lo digáis. ¿Nunca han hablado?

Sunoo negó.

- Perderá el interés él solito. Es mejor que decírselo y que se ponga triste.

Por supuesto que iba a perderlo. Hyunseo no era, ni por asomo, alguien tan caritativa con el resto como para hacerse pasar por Béatrice y darle atención, aún cuando no sabía si ella alguna vez lo hizo. Además, eso era algo que tampoco le parecía bien. ¿Para qué darle ilusiones al chico, si a quien buscaba ya vivía en otro continente?

Escogió unos aros plateados y comenzó a guardar los joyeros y pequeños baúles.

- ¿Cómo es que habéis hecho amistad con el japonés si es tan pequeño?

- No sé. Jungwon se equivocó de clase y entró a la mía, entonces me pidió orientación porque estaba perdido. A raíz de eso empezamos a hablar, y él ya había entablado una amistad con Riki, así que... - explicó mientras jugueteaba con el filo de unos tacones de aguja de Hyunseo.

Esta los señaló -. Voy a tirarlos, son horribles.

- La verdad es que sí. - admitió riendo -. ¿Y tú, por allí hiciste alguna amistad duradera?

Hyunseo negó -. He tenido muchos amigos y he ido de fiesta prácticamente todos los días, pero he tenido muy claro siempre que mi familia está aquí. Tanto la de verdad, como la hipotética. - se refirió a ellos y esbozó una sonrisa.

- ¡Qué bonito! - expresó él con exageración.

Hyunseo buscó unos zapatos y optó por unas botas altas, que llegaban por debajo de la rodilla, color negro con cordoneras por toda su extensión. Tenía muchos tacones, pero no solía ponérselos para esos eventos de larga duración en los que iba a bailar, beber y pasárselo bien.

...

Al rato, Sunoo se marchó para prepararse y mientras ella se vestía con lo seleccionado, pensó en el tal Heeseung. Lo que hacía era estúpido. Pero se preguntaba si alguna vez Béatrice le había dado atención y tal vez intercambiaban ese tipo de cartas ridículas a menudo. Porque si era así, tendría que decírselo. Ella no pensaba seguirle el juego. Si no, lo dejaría estar. Ni siquiera era un tema que le interesaba y además, ese tipo de polaroids le gustaban porque la inspiraban para crear ropa y accesorios. Si continuaba añadiendo más con regularidad, incluso le vendría bien.

Se cuestionaba cómo sería el tal Heeseung. De momento, le parecía un tonto enamorado, incluso cuando sólo había leído un "me gustan tus ojos". Era consciente de que otras personas, la gran mayoría, veían el amor como algo existente y de gran masa e importancia, y que lo sentían. Pero ella simplemente no podía aceptarlo ni creer en ello. La palabra en sí le parecía una tontería, algo irreal, algo que solo pasaba en los cuentos de hadas. E incluso ahí le parecía estúpido.

Nadie nunca se había atrevido a decirle que tal vez solo estaba dañada por haber presenciado la relación desastrosa de sus padres, las infidelidades que él mostraba a menudo sin ni siquiera tratar de esconderlas, cargar con el peso de tener que aconsejar a su madre, aún cuando ese no era su trabajo y nunca sabía qué decir, y proteger a sus hermanas de ver los actos irresponsables de su padre, como la mayor de las tres. Hyunseo había pensado en ello varias veces pero, incluso teniendo esto como posibilidad, no podía cambiar su forma de pensar así como así. Ella simplemente no creía en el amor.

Agarró su bolso a juego con el vestido y metió las cosas básicas como su móvil, desmaquillante, spray de pimienta y un cepillo.

Bajó las escaleras, se despidió de las dos chicas en su casa y salió. No tuvo que esperar ni un minuto para que apareciera Jay , que recientemente había conseguido su carné de conducir, para llevarla a la casa de Sunghoon, que no estaba tan cerca.

Se encaminó por fin a conocer a esos chicos nuevos y a ver al tal Heeseung.

...

𝐏𝐎𝐋𝐀𝐑𝐎𝐈𝐃 𝐋𝐎𝐕𝐄 | Lee Heeseung ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora