-ˏˋ Veinticinco ˎˊ-

1.5K 191 78
                                    

...

En un instante, la vida se había teñido de color para Hyunseo. Todo su mundo se había iluminado de repente, y los recuerdos vacíos de positividad que acechaban continuamente desde un rincón de su corazón desaparecieron, dejando salir a los sentimientos.

Le quedaba mucho por aprender dentro de lo que era amar, tal vez debía empezar por hablar con Heeseung, por comprender por completo lo que sucedió ya que no quiso el día anterior. Se limitó a besarlo, a sentir sus caricias, y cuando llegaron a casa vio su cuarto y se percató de ello; ya vivían juntos. Vivía con el chico que despertó parte de sus emociones dormidas. Que desató a sus sentimientos encerrados.

Se quedó durmiendo en su cuarto pegada a él como si nada pudiera alejarlos. No necesitaba nada más además de su tacto. Para Hyunseo, Heeseung era mucho más que el chico de las polaroids. Ignorando el hecho de que así lo llamaba y que estas imágenes poseían una parte significativa de su corazón, Heeseung había hecho más cosas. Le hizo olvidar los momentos difíciles de la relación de sus padres. Hizo que cada escena desapareciera de su mente y puso un bonito recuerdo sobre ella. Claro que aquello no era algo que pudiera eliminar sus recuerdos como si nada, pero Heeseung estaba haciendo algo más. Le estaba enseñando a amar. Lo que era el amor.
Estaba logrando que todo aquello dejara de importarle.

Y cuando Hyunseo abrió los ojos y se encontró prácticamente sobre él, abrazada por completo y con su pierna vagamente subida a su torso, se dio cuenta de lo mucho que la confianza creció en todo ese tiempo que transcurrió mientras él la enamoraba con su simple existencia y ella caía en sus encantos olvidando su pasado, como si no le hubiera estado atormentando y alejando de sentir durante años.

Se desperezó y sonrió inevitablemente cuando vio que Heeseung se despertaba pocos segundos después que ella. El pelinegro frotó sus ojos con cuidado y levantó el torso cuando Hyunseo, quitando su pierna, se lo permitió entre risas.

-Eres un desastre durmiendo -rió y apartó la sábana de encima de sus piernas para así ponerse en pie.

Hyunseo imitó su acción, sintiendo el frío tacto de las losas del suelo con sus pies. Se estremeció y se dio cuenta de que sus zapatillas no estaban ahí.
Dio un suspiro frustrada y fue a ponerse las deportivas cuando sintió dos manos en su cintura que la impulsaron hacia arriba.
Heeseung, riéndose por lo despistada que fue la noche anterior de no llevar hasta allí ni siquiera un par de calcetines, la cargó en peso y la llevó al estilo princesa hasta su cuarto. Allí la dejó en el suelo y adornó sus labios con un corto beso antes de dejar que se vistiera. Salió atravesando el marco de la puerta dejando un "iremos juntos y hablaremos por el camino" en el aire.

...

-Entonces... ¿De qué me querías hablar? -cuestionó Hyunseo. Por primera vez en mucho tiempo, se encontraba algo nerviosa al afrontar un tema relativamente serio. Quería saber qué haría Heeseung tras la confesión del día anterior.

-Lo de ayer. No lo dejé del todo claro -paró en seco. Estaban más o menos a mitad de camino cuando se detuvo y agarró las manos de Hyunseo-. Béatrice dejó de interesarme en cuanto te conocí. Me gustabas, pero no veía ninguna posibilidad y por eso continuaba mandando las cartas. En realidad, hubo un punto en el que imaginaba que eras tú quien las recibía. Sin embargo, cuando pasé por tu departamento y vi que en realidad la que recogía las cartas era la pelinegra por la que me moría, me puse muy feliz -esbozó una sonrisa tímida.

-¿De verdad? -ella bajó la cabeza, con cierta timidez.

-Así es. Tuve que dejar de mandarlas un tiempo por timidez y después puse esa excusa de que me estaba cansando, pero lo cierto es que verte responder solo me dio mas ganas de continuar. Aunque te veía con un comportamiento extraño con respecto a ellas. Pero lo entendí cuando supe más o menos la situación de tu familia. Por eso... -se inclinó hacia ella-. Por eso sentí la necesidad de vertir mi amor de una forma en la que pudieras comprenderlo. Quiero enseñarte a amar, si es que aún no sabes. Si es que aún no has entendido lo que es. Yo lo sé muy bien. Mis conocimientos incrementaron desde que te conocí y es momento de demostrarlo.

A Hyunseo el corazón le latía de manera incontrolable. Su cercanía nunca dejaría de alterar sus sentidos por completo, y no solo eso, sino las cosas que le dijo. Aquellas oraciones le hicieron volverse loca de un momento a otro. Solo pensaba en ello, y estaría todo el día experimentando esa misma sensación inexplicable que recorría su cuerpo.
"Así se siente el amor, ¿cierto?" Pensó.

-No sé lo que es el amor. Siempre ha sido un desconocido para mí -confesó-. Pero... ya nos estamos conociendo. -esbozó una media sonrisa tímida y giró la cabeza evitando su mirada.

Sin embargo, un coqueto Heeseung que adoraba por encima de todo volver loca a Hyunseo no iba a dejar aquella charla en eso. En palabras que, a pesar de ser necesarias, terminaban la conversación dando un vacío inexplicable y una sensación agridulce.
Él necesitaba más, y estaba seguro de que ella no lo negaría.

Con una mano en la parte más baja de su cintura y la otra en su mejilla, pegó el cuerpo de Hyunseo al suyo y se inclinó por completo hasta rozar sus labios suaves. El tacto era diminuto, casi inexistente e imperceptible. Sin embargo, Hyunseo lo adoraba. Especialmente por la respiración tranquilizadora y sonora de Heeseung, que al contrario que los latidos de su corazón, era lenta y calmante.

-¿Estás nervioso? -preguntó burlona.

-No -sonrió-. Estoy enamorado, que es distinto. Primera lección: el amor te vuelve loco y hace que tu corazón lata aceleradamente y sin sentido alguno, a pesar de estar tranquilo.

Dijo eso y, como si nada y dejando a Hyunseo totalmente desconcertada, pegó sus labios a los de ella. Los saboreó, los mordió y terminó con una sonrisa traviesa al saber que lograba en ella el efecto que quería.
Aunque no se le daba muy bien ocultar que él también se encontraba eufórico. De hecho, esa era su forma de plasmarlo.

Tuvieron que separarse al recordar que tenían que asistir a la universidad, y no se habían levantado para probar los labios dulces del otro en pleno camino.

Y, efectivamente, estaban en una esquina de una calle, un lugar casi invisible que era cubierto por algunos árboles. Sin embargo, la imagen podía ser llamativa para alguien que había conocido a una Hyunseo distinta durante toda su vida.
Sunoo miraba sorprendido y tratando de no hacer ruido desde detrás del tronco de un roble.

...

𝐏𝐎𝐋𝐀𝐑𝐎𝐈𝐃 𝐋𝐎𝐕𝐄 | Lee Heeseung ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora