-ˏˋ Veintiocho ˎˊ-

1.3K 168 17
                                    

...

-Heeseung, date prisa -lo llamó desde el pasillo.

-Ya estoy listo -anunció, a la par que salía de su habitación-. Ya que eres una experta en ropa y esas cosas, dime, ¿voy bien?

Heeseung vestía unos vaqueros anchos azul marino con una camiseta blanca por dentro de ellos y una camisa a cuadros gris sobre ella. A los ojos de Hyunseo, se veía perfecto con cualquier cosa, y ese conjunto no era menos.

-Vas de maravilla -sonrió-. ¿Por qué te importa tanto? Solo vamos a ver a mi familia -rió.

-Quiero estar presentable -se excusó tímido, ofreciendo su mano a Hyunseo para que la tomara y salir juntos rumbo a la casa de su madre.

Aprovechó que la mujer le citó allí para comer junto a sus hermanas, Sunghoon y el señor Park, y dijo que tenía una noticia importante que dar.
Ninguna se imaginaba lo que era. En sus momentos de enamorada se escondía, y era cierto que Juhyeon pudo llegar a pensar algo, pero aquello quedó en el aire.
Sunghoon no podía asegurar nada, su madre no tenía ni idea, y el señor Park no llegaba a hacerse una idea de lo que pasó por la mente de Hyunseo con respecto al amor durante todos esos años.
Por otro lado, Gaeul sí podía tener alguna sospecha, pero procuraron esconder lo suyo de ella tanto como de los demás, por lo que la joven no sabía nada con total seguridad. Lo único que pudo notar fue una chispa cada vez más creciente entre ambos, pero nunca llegó a saber que los ideales de su hermana habían cambiado radicalmente.

Salieron del piso cerrando con llave tras ellos y comenzaron a andar en dirección a la salida. Una vez dejaron el edificio atrás y el viento les dio en la cara, Hyunseo se fijó en su ahora novio, a su lado.
La brisa le movía el flequillo que tanto se esmeró en mantener en su sitio, recto y bien peinado, por lo cual se estaba quejando, viéndose extremadamente tierno y gracioso.

-Oye, no te rías -se quejó riéndose-. ¿Cómo es posible que no se te meta el pelo en la cara?

-Buena pregunta.

...

Estando frente a la puerta y escuchando el bullicio dentro de la casa, Hyunseo supo que estaban todos dentro. Se fijó en su mano entrelazada con la de Heeseung, y se preguntó si debía entrar así y dejar las cosas claras desde un principio, aún cuando su madre iba a alucinar, o era mejor soltarla y dar la noticia sentada en la mesa mientras todos comían, como si nada.

-Oye, no creo que para los demás sea para tanto. Más bien se van a reír de ti -musitó Heeseung, con su voz calmante-. Entiendo que estés nerviosa. Desde tu punto de vista, es algo alucinante, pero los demás... puede que se lo esperen.

-¿Eso crees? -Hyunseo lo meditó-. Bueno, da igual, entremos.

No soltó la mano en ningún momento, y Heeseung aprovechó aquello para forzar el agarre.

-No va a pasar nada, es algo que sabemos, pero aún así, recuerda que estoy a tu lado -sonrió y fue él mismo el que posó su mano libre sobre el timbre y presionó.

Era cierto. Su familia se lo iba a tomar muy bien, pero Hyunseo sabía perfectamente a qué se refería Heeseung. Él la entendía, entendía que para ella todo lo que estaba pasando fuera una avalancha incomprensible de emociones, algo extraño, desconocido, nuevo. Algo que nunca creyó que pasaría y mucho menos con la llegada de alguien desconocido a su vida, que en cuestión de meses, se volvió todo para ella.
En definitiva, Heeseung estaba seguro de que la noticia sería bien recibida en la familia de Hyunseo, así como él, pero quería dejarle claro a la pelinegra que lo que sentía era algo normal y sus nervios estaban más que justificados.

La puerta se abrió. La chica ni siquiera se había percatado bien de la situación, de que ya había tocado el timbre y de que su madre o cualquier otro miembro de su familia estaba a punto de abrir. Todo aquello por estar con la cabeza en las nubes, pensando en la suerte que tuvo de toparse con Heeseung.

-Hola -quien abrió fue Sunghoon, y miró a ambos y a sus manos-. Dios mío, que evidentes. -rió-. ¿Me tengo que hacer el sorprendido?

-Mejor hazlo cuando estemos todos en la mesa y lo anunciemos -propuso Heeseung, haciendo a Sunghoon a un lado para que ambos pasáramos-. Menudo hermanastro te ha tocado.

-En el fondo, muy, muy, muy en el fondo, está bien -Hyunseo sonrió sabiendo que Sunghoon los escuchaba, detrás de ellos-. Pero muy en el fondo.

-¡Tú tampoco eres nada del otro mundo! -se quejó el chico desde atrás.

Fueron hasta la mesa de la cocina, pegada a la puerta, y se sentaron mientras saludaban tan rápido que nadie logró ver el agarre firme de sus manos, a excepción de Gaeul, quien no se sorprendió.
Hyunseo se dio cuenta de que tal vez había exagerado, aunque Heeseung ya le hubiera dicho que era completamente normal, pensó que debía relajarse. Después de todo, era una noticia esperada por todos. Allí, cada uno, especialmente su madre, deseaban que alguien le abriera los ojos a Hyunseo.

Una vez estaba sentada junto a su hermana y saludó a todos haciendo reverencias a la par que Heeseung, Gaeul se acercó hacia ella.

-Lo sabía -rió-. ¿Cuándo lo váis a anunciar? -susurró en su oído.

-Es de mala educación susurrar frente a otros -interrumpió Sunghoon, malévolo.

-No pasa nada -habló alto Hyunseo-. Lo voy a decir ya.

-¿Qué pasa? -cuestionó su madre un tanto asustada.

-Nada. -rió-. Es que... -dirigió su mirada a Heeseung-. Heeseung y yo...

Juhyeon se tapó la boca con las manos, como si de verdad no se lo hubiera esperado. Sunghoon no reaccionó además de una sonrisa orgullosa, al igual que Gaeul y su padre. En cambio, la señora Park parecía no poder creérselo, y necesitaba que Hyunseo terminara de completar la frase.

-Estamos saliendo -afirmó.

La mujer sonrió ampliamente con tanto orgullo como los demás. Tanto, que Hyunseo no pudo evitar sonreír avergonzada y acercarse a Heeseung en busca de palabras de apoyo, pero subió la mirada y se topó con que este estaba tan nervioso como ella.

-¿Qué digo? -susurró.

Ella negó riendo.
-Nada. Mamá, ¿qué pasa?

-Me lo esperaba, porque se te veía colada por él desde el primer día que lo conociste -aquello la decepcionó un poco, le ahogó la diversión-. Pero no pensaba que fueras a darte cuenta, no tan rápido. -miró a Heeseung-. Eso tiene mérito.

Este rió con su característica risa adorable y, sin darse ella cuenta, empezó a entablar conversación con su familia. Habló de cómo se conocieron y mencionó por encima las polaroids, sin llegar a dar muchos detalles y manteniéndolo en la intimidad así como ella quería.

Entonces, algo dentro de su corazón palpitó, más que de habitual, si cabía, al verlo desenvolverse en esa situación.
Una pieza más que no lograba nombrar, una especie de orgullo y tranquilidad al presenciar cómo Heeseung se integraba en su familia. Un acercamiento al significado oculto del amor.

...

𝐏𝐎𝐋𝐀𝐑𝐎𝐈𝐃 𝐋𝐎𝐕𝐄 | Lee Heeseung ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora