𖡼.𖤣𖥧10𖡼.𖤣𖥧

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—Es muy lindo— el de escudo de sol se dejó caer aún más en el sillón de cuero con una expresión, que a ojos del contrario, era estúpida— Su mano era tan suave.

Con una sonrisa boba levantó su mano mirándola, recordando el tacto con la mano ajena.

—Apenas y cruzaste palabra con él, bájale a tus humos.

—Tu no le entiendes lima, esto es amor~

—Que asco— rodeó los ojos el peruano con algo de irritación.

Llevaba toda la mañana escuchando una y otra vez la muy, muy efímera primera plática que tuvieron Buenos Aires y ese tal Jalisco. Al principio no le importaba, estaba más que acostumbrado al mujeriego tanga fácil que era Buenos Aires, bien podría jurarle amor eterno a alguien y al día siguiente haberse acostado con otras 5 personas.

—Deja de sonreír así, das miedo— lo miró como si de un bicho se tratara— ya tienes algo en mente ¿Verdad?

—Claro, un trato por aquí, uno por acá— hizo señas con las manos— solo necesito un poco más de información para acercarme a él.

—¿Solo quieres acostarte con él?

—Me resulta muy interesante, acostarse sólo con él sería aburrido~

—¿Quién se va a acostar con quién?

—Nadie va a—

—Buenos Aires quiere acostarse con el hermano de CDMX— contesto lima.

Buenos Aires soltó un suspiro, tampoco lo iba a negar del todo pero era algo molesto la forma en que hablaba su amigo.

—¡Uhh! Yo sé cómo.

—¿Qué vas a saber, Caracas?

—Santiago es su amigo— medito un poco antes de seguir— si no entiendo mal es parte del grupo de amigos de ese chico, creo que Tokio también está ahí.

Los ojos del argentino se iluminaron, de no ser porque Caracas era muy agresivo sin duda se hubiera lanzado a besarlo.

—¡Bien! Manos a la obra— se puso de pie con un salto.

—¿Y qué vas a hacer?, Genio.

—Lima, eres muy poco creyente— se volteó hacia él con una sonrisa— iré dónde Santiago y discretamente le preguntaré unas cositas, si todo sale bien me dirá que le gusta, invitaré a ese lindo mexicano a algún lado y ¡Pum! Caerá a mis pies.

—Parece que el que cayó fue otro— bromeó el venezolano.

Ignoro a su otros amigos, no se dejaría desanimar por ese par de pesimistas, en especial por lima.

Estaba a punto de volver a preguntar algo cuando un rayo de luz apareció, justo frente a la puerta de acceso a esa sala de descanso del edificio. Santiago había entrado con cara de pocos amigos, realmente se veía molesto y de un pésimo humor. Claramente como la persona respetuosa y racional que era Buenos Aires hizo lo que cualquiera.

—¡¡SANTIAGO!!— agitó su mano ferviente mientras corría hacia el chileno.

Sus otros dos amigos se miraron entre sí con vergüenza y fingieron no conocer al escandaloso argentino.

Santiago lo miró confundido, después con cansancio, no estaba de humor para aguantar al escándalos de Buenos Aires, y menos sabiendo que quería algo, digo, era más que obvió por la forma en la que sonreía y actuaba.

—No estoy de humor— ni bien el otro se había acercado y ya lo había corrido.

—Eres muy cruel— fingió sentirse herido y se acercó aún más a él— ¿Puedo preguntarte algo?

No Seas Pendejo ¡Ya Dejate Querer! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora