𖡼.𖤣𖥧1𖡼.𖤣𖥧

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-Te quedarás ¿verdad?

-¿cómo dices?

- ¿Te quedarás conmigo? ¿O te iras como todos los demás?

- Me quedaré hasta que se apaguen las estrellas...

Una tonada un poco peculiar comenzó a escucharse en esa habitación, el jalisciense abrió los ojos con pesar ¿por qué chingados recordó eso?.

Apago la molesta alarma, se sentó en la cama con una expresión neutra mirando a un punto fijo en el suelo, eran las 8:30 de la mañana, no era muy temprano ya que acostumbraba a levantarse mucho más temprano pero ese día en especial no tenía ni el más mínimo interés en levantarse de su cama, tal vez por aquel amargo recuerdo.

-Puta madre- susurro con notable enojo en su voz.

Se levantó de la cama para caminar hasta el baño de su habitación, abrió la llave de la regadera para dejar salir el agua fría y dar paso a la caliente, se despojo de la ropa que llevaba, un short azul marino y una camisa negra, se miró al espejo por unos minutos, mirando fijamente cada herida que seguía abierta, cada cicatriz, cada marca de corrupción y delincuencia, cada corte ya casi invisibles en sus piernas, porque pendejo no era .
El espejo comenzó a empañarse dando a entender que el agua estaba lista, quito la mirada del espejo y se dirigió a la regadera; después de bañarse tomo una toalla y la envolvió en su cintura, salió del baño y se dirigió a su closet tomando un pantalón negro ajustado (como casi todos sus pantalones) y una camisa blanca de botones, se vistió y salió de su abitacion.

Camino por el pasillo lleno de puertas, puertas que daban a las habitaciones de sus hermanos, se detuvo frente a una en particular una que tenía en la madera grabado el nombre de "Colima", tocó suavemente pero no hubo respuesta, a esa hora todos seguían dormidos la única razón del porqué él estaba despierto es porque ese día se ofreció a hacer el desayuno.
Sin respuesta alguna abrió la puerta lentamente sin hacer mucho ruido, entró a la habitación acercándose a la cama encontrando a Colima con la cobija en el piso y el hecho bolita cerca de la pared

-Pinche escuincle pendejo- Volvió a susurrar con una sonrisa divertida en su rostro.

Tomó la cobija del suelo y con cuidado tapó a Colima que sólo se acurrucó más.
Salió de la habitación y caminó por el pasillo hasta llegar a las escaleras, bajo con desinterés llegando a la cocína donde para su sorpresa estaba México preparando café.

-Buenos días apa'
-Buenas Jalisco ¿y ese milagro?- preguntó sirviendo el café en una taza para después darle un sorbo.
-Colima ayer se desveló revisando algunos papeles, no me cuesta nada ayudarlo - Sacó una taza de la alacena para también servir café Pará el.
-Te ayudo?
-Si, gracias pa'-Contestó con una sonrisa.

México dejó la taza en la encimera de la cocina al igual que Jalisco para después arremangarse las mangas de su camisa.
Entre charlas y bromas ambos terminaron el desayuno.

-Ve a levantar a tus hermanos por favor.- Dijo mientras servía el desayuno en los platos.
-voy. Dijo y se dirigió de nuevo a las escaleras.

Llegó a la primera puerta y sin ningún cuidado entró.

-Levanta pendejo, ya es tarde-Le quitó de un jalón la cobija- Bajate a la chingada, ya está el desayuno.

-Pinche vato ¿que traes?-despertó de golpe al no sentir su cobija.

-Andale no seas huevon pinche CDMX, ayúdame a levantar a los demás.

CDMX se levantó de su cama para acercarse a él jalisciense, por lo que el bicolor se dio cuenta de que el otro solo traía puesto un pantalón de pijama a cuadros y no traía camisa.

No Seas Pendejo ¡Ya Dejate Querer! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora