Dejamos clara

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Llegamos al camping media hora más tarde y ayude a Hector a montar la tienda de campaña que los siete compartiriamos.

-He Miguel ven aqui y ayudanos con esto. -Saque uno de los palos centrales de la tienda de su bolsa.

-Voy. -Miguel le dejo los palos que habia cogido a Marina que estaba ayudando a Chloe a preparar la hoguera.

-Toma las piquetas y clava el dobletecho de la tienda. -Héctor me pasó una pequeña bolsa verde con palos de metal.

-¿Que ponga el que donde? -Estaba flipando nunca había estado de acampada y no sabia que era un piqueta.

-Yo te ayudo. -Gire y vi a Eva con su perfecta sonrisa dando saltitos hacia la tienda.

-Gracias -La sonreí de vuelta y deje sitio para que se sentara a mi lado.

-Mira esto es una piqueta -Saco uno de los palos de metal de la bolsa -Esto se clava en el suelo para que la tela que cubre la tienda no se vuele.

-Entiendo, pero ¿Como lo clavo?-Puse el palo en el suelo y aprete, pero sólo se clavó unos centímetros.

-No tonto se clava con una piedra. -Se levanto de mi lado y ando un par de pasos para coger una piedra del suelo. -Toma, intentalo asi.

Sonrei y cogi la piedra que la chica me tendia con una sonrisa.

-Asi, si. Gracias Eva. -Sonrei a la chica y me puse a clavar los palos de metal al suelo.

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Acabamos de montar la tienda y cuando oscureció intentamos encender la hogera.

-Esto es inutil, quien es el imbecil al que se le ha olvidado coger las cerillas. -Miguel abrazaba a Helena que llevaba un rato tiritando.

-Ha sido Hector. -Marina miro con odio a el chico que dormia profundamente en su saco.

-¿No vamos ya ha dormir? -Me abraze a mi misma intentando mantener el calor.

-Porfis. -Helena miro a Miguel.

-¡Tonto el ultimo! -Iván salto de la mochila sobre la que estaba sentado y salto dentro de la tienda.

Saltamos dentro de la tienda como una abalancha y despertamos a Hector que maldecia debajo de nosotros seis.

Bajamos de Hector y nos metimos cada uno en nuestros sacos.
Me puse al lado de Marina y cuando solo quedabamos nosotras despiertas empezamos a cotillear.

-¿Pero entonces no solo le perdonaste... Cosa que yo no habria echo... sino que encima te liaste con el? -Marina pensaba que no deberia haber perdonado a Jorge.

-Si. -Escondí la cabeza dentro del saco.

-Eres subnormal, seguro que vuelve a hacerte daño. -Marina se giró y unos minutos después se quedo dormida.

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Aguante las lagrimas y me tape la cabeza con el saco, ella le habia perdonado.

Una solitaria lagrima cayo por mi mejilla, ella estaba enamorada de alguien.

Y ese alguien no era yo...

Dejame morir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora