A Ran lo dejaron.
A Nahoya nunca lo amaron.
Y cuando ambos, por casualidades del destino, se encuentran: todo puede salir mal.
Ahora fingirán que son la pareja perfecta que suele ir al cine, que comparte cenas románticas y que declaran su amor púb...
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Nahoya no pertenecía a estos lugares: finos, elegantes, con lujosa vajilla y gente vestida de etiqueta. Lo suyo es más sencillo y menos ostentoso, la falta de dinero es el que le pone los estándares de poca visión en cuanto a lujos.
Ran lo sostiene del brazo procurando que su copa de champaña siempre sea llenada cada vez que Nahoya lo acaba, y le pasa bocadillos raros y exóticos que dejan la lengua en un constante hormigueo.
Ran le presenta a mucha gente cuyos nombres Nahoya jamás volverá a recordar, y rostros a los que raras veces vera en vida.
Aunque de todos, destacan algunos como el de Rony. El tipo es enorme y masivo, es peor que el jefe de Nahoya, Lee, quien ocupa dos sillas para sentarse en su escritorio personal.
Cuando Rony saluda, Ran trata de contener la risa y mira hacia otro lado. Su prima no deja de mirar a la pareja en la distancia, Nahoya observa avergonzado. Es vergonzoso. Se supone que Nahoya dijo que Ran lo intercambia con ese tipo y que le obliga a llamarlo papi, viendo a ese tal Rony Nahoya se retracta de sus palabras. 《Ojalá las pudiera tragar; deseo meter mi cabeza en un hoyo bajo tierra y nunca salir》.
-Tu cuello se pone rojo cuando estás nervioso—dice el Haitani una vez que el kawata acaba con su tortura, el alfa lo toma de la mano y lo lleva hacia otra parte del salón, apartándolo de Rony y sus bizarras historias de pesca.
-También me da comezón bajo las axilas —admite el Nahoya.
Ran ríe y toma otro sorbo de su bebida. Apenas la había tocado anteriormente, en cambio Nahoya, ya va por la tercera.
《Tal vez el alcoholismo venga de familia; si mi padre fuera un invitado, ya estuviera en medio de la habitación, boca abajo y con vómito fresco en la comisura de sus labios. Los Kawata no sabemos cómo beber correctamente y con moderación》.
-Yuriko no ha dejado de vernos -dice el alfa, mirando a su ex con discreción.
-Tampoco tu prima. Creo que no le agrado.
-Naa, ella sólo está actuando como la pequeña defensora de los derechos de los omegas que es por dentro. Ella encabezó una protesta contra el maltrato animal hace dos semanas y pensó que haría de eso su vocación, luego renunció y mejor decidió defender los derechos del omega. Le doy tres días más antes de que abandone ese sueño y se dedique a otra cosa. Siempre lo hace, cambia de parecer más rápido de lo que un conejo se aparea.
Nahoya hace una mueca ante su referencia.
-Gracias por esa imagen mental.
-Un placer.
Ran le guiña un ojo.
-¿Entonces? ¿Quieres bailar? -Ran después de unos segundos pregunta tomando las delgadas y pálidas manos del Kawata.
El pelinaranja se pierde en esos ojos púrpura por un momento, luego eleva una ceja.
-Sólo bailaría si me pagaras el doble. Soy pésimo tratando de llevar el ritmo.