"Apúrate bastardo,yo en tu lugar hubiese matado a diez"
Carl Panzram
Narrador omnisciente
Jonathan disfrutaba del humo que salía del cigarrillo entre sus dedos mientras imaginaba la nueva sorpresa en la cara de Black al descubrir que otro miembro de su equipo había sido eliminado en parte por su culpa.
Debió retirarse cuando tuvo la oportunidad y mientras no fueron el objetivo de aquel chico frío y calculador que en estos momentos pensaba en cuánto había disfrutado mientras tenía sexo con aquel que acababa de asesinar. Su sangre había adornado de manera perfecta la sábana donde ahora yacía su cuerpo sin vida.
Al otro lado del país había alguien planeando como darle un golpe brutal al chico que inhalaba el humo del cigarrillo. Dicen que la los padres son capaces de hacer todo por los hijos y aunque aquel hombre nunca le mostró a su hijo su verdadero rostro siempre veló por él.
El señor Spellman era uno de los profesores de anatomía humana más reconocidos de todo el país, las universidades siempre lo querían en sus conferencias pero él se podía dar el lujo de elegir la que quisiera. Hacía más de un mes había enterrado a su hijo, ese que fue arrebatado de sus manos de una manera brutal. Jhon Spellman sabía de los gustos ocultos del hombre que aunque estaba casado sentía atracción por su jefe de equipo, al final era su pequeño y aunque fuera un viejo lo seguiría viendo como tal.
Ahora pensaba en lo que su hijo hubiese pensado de él si se enteraba que era uno de los compradores acérrimos del sujeto que él y su equipo habían tratado de capturar. Había sido estúpido y siempre había utilizado su apellido real en cada foto de la Deep web, según él era porque solo lo hacía con fines educativos, pero no podía engañar a nadie; bien que disfrutaba ver como Jonathan hacia de las suyas con los sujetos que eran primero sometidos a grandes torturas y luego asesinados de manera brutal. Esa parte de su ser siempre estuvo oculta para su hijo y su familia , pero , ahora nada de eso importaba. Su hijo se había ido, su orgullo ya no era más parte de este mundo alguien se lo había arrebatado y él se encargaría de dar caza y poner punto final a toda aquella historia.
Eso era lo que pensaba Spellman mientras conducía de un estado a otro para dar una de sus famosas y costosas conferencias, esta vez en el mismo campus donde sabía que estaba el causante de tanto dolor para él y para su familia. Spellman no era un psicópata, no era un psociópata, solo había sido un hombre seducido por el conocimiento y el poder que trae consigo el dinero. Pero ahora estaba pensando con su cabeza muy fría. Llevaba semanas planeando todo, había rechazado propuestas de otras universidades solo para tener frente a frente al hombre que en estos momentos odiaba.
Mientras tanto en las oficinas del agente Black Sea comentaba aquel nuevo descubrimiento y les hacían saber a los miembros restantes del equipo que todos serían puestos en protección de testigos ya que se habían convertido en objetivos de alguien peligroso. Al encontrar el cuerpo de Spencer en aquella situación no les quedó más remedio que acatar la orden dada por sus superiores, pronto comenzarían a recoger todas sus cosas para largarse de ese lugar y comenzar desde cero en algún lugar del país donde nadie los conociera y donde no los pudiera alcanzar la implacable mano de Jonathan. Black estaba furioso, habían jugado con él y en su mandato habían muerto ya varios de sus compañeros de equipo algo que nunca se perdonaría y que esperaba poder corregir algún día cuando metiera en la cárcel a la persona que él sabía lo había hecho pero contra la cuál no tenía nada para poder probar todas sus locas teorías.
Ámbar en su departamento salía del baño secando su largo cabello negro mientras que tenía una toalla envuelta en su delgado y trabajado cuerpo. Al mirar a su cama se sobresaltó cuando encontró en ella a alguien que la miraba con los mismo ojos que un cazador mira a su presa.
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Sed De Sangre I
Misterio / SuspensoJonathan siempre supo que era diferente, disfrutaba las cosas que a otros le parecían estar mal, para él jugar con la vida de los que lo rodeaban era exitante. Era el maestro tritiritero moviendo los hilos a su antojo. Disfrutaba matar y que otros m...