Diferentes One-shots no necesariamente relacionados entre sí, donde cada letra del abecedario representa una situación entre Inosuke y Aoi. Incluye el universo original de la serie, así como diferentes AU.
Ni Kimetsu no Yaiba ni sus personajes me pe...
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—Gracias por venir.
—No te preocupes. —dijo Zenitsu. Le puso una mano sobre su hombro y lo miró con genuina preocupación. —¿Te encuentras bien? Se te nota el cansancio.
Inosuke torció los ojos. Sabía que tenía unas ojeras del demonio y que lucía medio muerto. —Estoy bien, por ahora, eso creo.
Hizo pasar a su amigo a su casa. Zenitsu miró el recibidor del hermoso hogar, y no pudo evitar vislumbrarse por todo aunque ya había estado ahí miles de veces. Todo brillaba en un bonito color plata y blanco. La decoración del interior se la debían a la esposa, Aoi, y también la gran mayoría de las cosas que allí habían, pero Inosuke también había participado en la formación de su lindo hogar y en mantenerlo aseado y reluciente. Nunca creyó que alguien tan descuidado con su amigo Inosuke terminaría viviendo en una casa tan elegante y limpia, y mucho menos que él mantendría ese elegante orden.
Lo condujo hasta una habitación que tenía la puerta medio abierta. Inosuke se detuvo antes de entrar, y Zenitsu se paró junto a él. No entendía por qué se detenía, pero sólo lo observó. Inosuke tomó aire, y parecía estar contando hasta diez, le dio una irreverente mirada de ira antes de empujar suavemente con su mano la puerta.
Un bebé. Simplemente un bebé de seis meses, con un mameluco de monitos y bananas sentado en el medio de un enorme cuarto lleno de juguetes infantiles, descansando sobre una alfombra acolchada para niños antigolpes y rodeado por legos, pelotas, peluches y cualquier cantidad de otros juguetes.
—Está muy cachetón.
—Hola, Kazuki. —le dijo Inosuke, con la voz más dulce del mundo, tanto que no pudo evitar mirarlo como si estuviera loco. —Tu papá volvió, y trajo a tío Zenitsu para que juguemos juntos.
Kazuki era un bebé regordete con mejillas rosadas que había llegado a la vida de su amigo hacía sólo seis meses. Sus ojos azules y gélidos lo miraron con intensidad, al punto en que lo asustó de ver que no tenía una reacción real. Era increíblemente parecido a su madre y Zenitsu se preguntó en qué momento comenzaría a regañarlo.
—No hace nada. —murmuró el rubio. —¿Por qué no hace nada? ¿Eso es bueno?
—No, idiota, cállate. —le respondió el padre, apretando los dientes y en silencio. Inosuke se agachó a varios metros de su hijo. —¿Vamos a jugar con tus--
Kazuki estalló en llanto, gritó, lloró, se tiró al suelo y le lanzó legos. Inosuke refunfuñó antes de ir inmediatamente hacia él y tomarlo en brazos para intentar calmarlo, así que Zenitsu fue detrás de él.
—Hola, Kazuki, ¿por qué lloras? —preguntó con gentileza. —¿Acaso no me recuerdas? Soy yo, tu tío Zenitsu.
La respuesta de Kazuki fue gritar. Gritar y manotear en el aire. Eran unos gritos ridículamente altos, él estaba realmente enojado.
