J: Jarrón

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· •「 ░╎❝. 𝙹𝚊𝚛𝚛𝚘́𝚗 . ❞╎░ 」• ·

Había vencido a la muerte de las maneras más extrañas posibles. Había asesinado todo tipo de demonios, había creado una respiración propia sin recibir entrenamiento de nadie. Maldita sea, podía mover sus órganos a voluntad.

—¿Qué se supone que vamos a hacer?

Podía arreglar un estúpido jarrón. No podía ser tan difícil; solo tenía que conseguir algo de pegamento y unir las piezas entre sí. Quedaría como nuevo. Aunque, viéndolo mejor, no sabía en qué parte estaba el pegamento, y las piezas no cuadraban muy bien...

—¡Papá! —miró a su hijo, con el rostro empapado de preocupación. —¡¿Qué haremos?!

No podía arreglar esa cosa, ni aunque lo intentara. —Nos mudaremos a las montañas.

—¿Q-qué?

—¡No te preocupes, sé sobrevivir en la naturaleza! —aunque iba a extrañar la cocina. Y el futón. Y las duchas calientes. Definitivamente el sexo. 

—¡Papá, por favor, tenemos que pensar en algo! —el niño tiró de su cabello azabache.

—¡No tengo idea de cómo armarlo!

—¿Y si culpamos a Yumika? —ambos giraron la cabeza a la niña de diez meses, que miraba todo sin comprender qué ocurría. Era una idea tentadora. Aoi nunca se enojaría con Yumika.

Pero el jarrón estaba en una mesa pequeña de patas altas. Era pesado, y también la mesa lo era, al menos para Yumika. Sin mencionar que su hija era casi del mismo tamaño que esa cosa.

—Tu madre jamás creería eso. Ella es como una kunoichi.

Casi podía sentir su mirada furiosa sobre su nuca. En el mejor de los casos no le daría comida y lo haría dormir en el jardín. Eso si tenía mucha suerte.

Aoi había salido a visitar a Kiyo por tres días, y lo había dejado a cargo del cuidado de sus hijos. Todo marchaba bien, hasta el último día, cuando se suponía que ella regresaría. Él y Tekuro se pusieron a jugar con un temari aún cuando tenían prohibido jugar dentro. Pero había llovido, y el jardín estaba lleno de lodo, así que decidieron pasarse de alto esa restricción aprovechando que Aoi no estaba allí.

¿Debió poner el jarrón en otro lugar? Obviamente. ¿Recordó que ese jarrón existía, que era frágil, y que su esposa lo amaba casi más que a él? Obviamente no.

Era un jarrón finísimo que había pertenecido a Shinobu. Tenía mucho valor sentimental para Aoi. Y ahora estaba roto, como probablemente estaría su cráneo en una hora.

Vio a su hijo buscar algo en el escritorio pequeño donde se sentaba a realizar deberes con su madre. Lo vio tomar un pincel y comenzar a escribir algo.

   ⃟ ཹ։❀ ፧ 𝐈𝐧𝐨𝐀𝐨𝐢 - ̗̀ ː͡₊ˀ⌦𝙰𝙱𝙲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora