🔺 The Worst In MeㅣKurokawa Izanaㅣ🔺

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-The Worst In Me, Bad Omens.-

La bahía estaba vacía como siempre. El aroma salitre del mar llenaba mis fosas nasales. Ese lugar me traía los mejores recuerdos, de todo lo bueno.

Escuché un ruido detrás mío, miré de reojo para encontrarme con un ojo rojo mirarme penetrantemente. Suspiré y me bajé del contenedor, no era alto pero aún así, el me atrapó, miró mi rostro y una mueca se colocó en su rostro, le sonreí.—¿Te mandó por mí, Kaku?.-pregunté suavemente.

El suspiró y asintió.—Vamos a casa.-dijo dejándome en el suelo, asentí mirando la bahía alejarse «Este era nuestro hogar, ¿No?» pregunté mentalmente ya que ahora no sabía realmente a dónde pertenecía, mi propio lugar.

Llegamos a mi departamento al anochecer, Kakucho tuvo que despertarme, entre somnolienta y me acurruqué en el sofá, mi pequeño gatito subió al sillón y maulló en protesta.—Sunny, perdón...¿Te preocupaste?.-pregunté acariciando su mullido pelaje, recibí ronroneos que me hicieron dormir de nuevo.

El estridente sonido de mi celular me despertó, desorientada lo tomé.—¿Diga?.-pregunté abriendo un poco más los ojos.—¿Dónde estás? Debías llegar para checar que todo estuviera en orden.-la voz molesta al otro lado de la línea me hizo sonreír.—Lo lamento, Koko...-dije levantándome.

—En media hora, ni un minuto más, el tiempo es oro.-dijo colgando.—Si fuera oro, tú lo tendrías todo.-dije al celular. Miré el reloj de mi pared, marcaba pasado el medio día, me preocupaba el hecho de que comenzaba a dormir más horas, constantemente tenía sueño, pero extrañamente eso me hacía soñar más vividamente, dándome la inspiración necesaria.

Y esa inspiración la plasmaba en mis cuadros, en mi arte. Debido a eso y el apoyo de Koko financieramente, pude poner mi primera galería. El dijo que tenía buen ojo para el arte y que yo tenía talento, después de todo nuestra amistad de más de diez años lo aprobaba.

Me cambié rápidamente y refresque mi rostro, tomé un rol de canela de la cocina y salí corriendo al lugar, cuándo llegué, Kokonoi hablaba con un chico, me miró y lo alejó con un gesto.—Siempre tarde.-dijo quitándome el panecillo de la boca, sonreí apenada.—¿Vamos?.-preguntó el y asentí.

En la galería habían múltiples cuadros, todos pintados por mí. Probablemente habían muchos artistas en el campo, pero lo que atraía a la gente eran las tonalidades y sentimientos que transmitían mis pinturas. Todas son excepción, estaban pintadas en tonalidades rojizas, rosas, púrpuras y blancas, transmitían soledad y calidez, dos sensaciones totalmente opuestas.

—Preferiría dejar ese espacio vacío.-dije señalando el centro de la galería, Koko chasqueó la lengua.—¿Por qué?.-preguntó y miró alrededor, el quería colocar mi autorretrato ahí, negué fuertemente.—Se inicia con el autorretrato y se termina con la pintura que estoy trabajando estos días.-dije firmemente y el aceptó no muy convencido.

—¿Lo terminarás para el fin de semana?.-preguntó mientras terminábamos de arreglar el lugar.—Es mi máxima obra de arte.-dije dramáticamente girando en el centro, estar rodeada de mis obras me hacía sentir...viva. Giré un par de veces más, hasta que sentí unos brazos rodearme, miré aterrada hasta que me topé con un par de ojos púrpuras mirarme inexpresivos.—Izana...-dije sintiéndome minúscula en sus brazos.

Sonrió levemente y miró a Koko, este se fue.—Volviste...-dije acariciando la mejilla de Izana, el pegó su rostro a mi mano.—Volví...-dijo en voz sedosa, su cabello era más suave de lo que recordaba, en ocasiones con momentos así, olvidaba lo malo que sucedía.—¿Todo bien?.-preguntó con ojos preocupados, me sentía mal cada que el ponía esa expresión.—Todo bien...-dije y sus labios se juntaron con los míos.

ISSUES (Tokyo Revengers One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora