🔺 PlayboyㅣHaitani Ran ㅣ🔺

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-Playboy, EXO.-

—¿Lo mismo de siempre?.-pregunté mientras sus penetrantes ojos me miraban alegres.—No deberías preguntar algo que ya sabes.-dijo sonríendo falsamente.—Simple costumbre.-dije sin caer en sus encantos.

Pues él, siempre era así. Siempre llegaba a la misma hora, siempre los mismos días. Siempre la misma bebida, la misma rutina.—¿No te aburres?.-pregunté y volvió a mirarme.

—¿Por qué lo haría?.-preguntó de vuelta y negué, realmente personas como él no eran fáciles de entender.—Si necesitas otra bebida, estaré por allá.-dije y el levantó el vaso de whisky en mi dirección.

Pero aunque fingía desinterés, era divertido verlo cazar a sus presas en aquel bar. Se sentaba por la barra un par de minutos, buscando a la chica ideal. Generalmente altas, rubias y de cuerpos exhuberantes. En ocasiones buscaba chicas de piel bronceada y sonrisas de comercial.

Roppongi se caracterizaba por sus bares en dónde fácilmente los extranjeros se mezclaban. Además, las sustancias y demás actividades ilícitas no era monitoreadas en aquel lugar, pues era parte del territorio de una pandilla sumamente peligrosa, Bonten.

Yo solo era una empleada a tiempo parcial, pues alguien debía pagar el hospital psiquiátrico de mamá y solo me tenía a mí, que suerte la mía. Pero nunca me quejaba, tenía otros dos empleos y la paga de ese bar era bastante buena.

Sólo debía servir bebidas y en ocasiones, pasar paquetes. Mamá se avergonzaría, pero la honradez no pagaba los gastos fuertes, por desgracia.—Oh, encontró una.-dije arrugando la nariz al verlo levantarse.

El decirle que "si quería otra bebida" jamás se cumplía, pues encontraba a la chica elegida para la noche antes de terminar el vaso de whisky, detalles curiosos en él. Miré su perfil al sonreír coqueto.

Sus pestañas largas y oscuras, su cabello perfectamente arreglado, su sonrisa conquistadora pero lo más interesante eran sus ojos violetas, siempre con una expresión juguetona, irreal.—¿Te diviertes viendo a mi hermano?.-preguntó una voz conocida.

—Es divertido verlo conquistar una chica diferente cada semana.-dije ignorando la mirada cansada de otro par de ojos violetas iguales.—¿Y tú? Hace un par de semanas que no venías, Rindou.-dije mirando al pelilila, levantó sus hombros levemente y sonrió.

—¿Me extrañaste?.-preguntó y negué.—No, ni un poco.-aseguré y su expresión se volvió enojada, le dolía ser ignorado, se ofendía fácilmente a pesar de su aspecto tan tranquilo.—Sírveme algo.-dijo y me moví en silencio.

Rindou, al contrario de su hermano, era poco interesante para mí. No es que tuviera un interés romántico o sexual por el Haitani mayor, pero sus acciones y formas de ser resultaban adictivas.—¿Trabajarás el fin de semana?.-preguntó Rindou, lo miré curiosa.—Tal vez, ¿Por qué?.-pregunté curiosa.

Sus ojos destellaban con el cambio de luces del lugar.—Vendrá el jefe.-dijo y chasqueé la lengua, si venía su jefe, venía ese sujeto también.—¿Por qué sigue insistiendo contigo?.-preguntó Rindou y suspiré.

—No lo sé.-mentí. Claramente recordaba el porqué seguía insistiendo y eso era, porque habíamos tenido un pequeño encuentro en mi primera noche en aquel bar, yo era una clienta más. Que terminó cruzando sustancias y bueno, también cruzada entre las piernas de ese tipo.

Reaccioné en el último minuto y salí huyendo, desde entonces y por no haber tenido sexo fugaz con él, se había obsesionado de una forma excesiva.—¿De qué hablan ustedes dos?.-preguntó una voz delicada.

Miramos ambos al chico ahí, yo estaba sorprendida.—¿Por qué pareces sorprendida?.-preguntó suavemente y desvié la mirada.—¿Quieres otra bebida, Ran?.-pregunté mirando alrededor, el estaba solo y la chica no aparecía.

ISSUES (Tokyo Revengers One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora